martes, 31 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 19 noviembre 1924, página 15

Hoy ha empezado la cobranza de la contribución del segundo trimestre. Durará hasta fin del presente mes, el periodo voluntario.

Continúa con gran animación y haciéndose bastantes transacciones, la feria llamada de invierno. Que ocupa todo el paseo y la avenida Jacquard.

Un perro vagabundo mordió ayer a varias personas, sembrando la alarma entre el vecindario. Un guardia municipal le dio un bastonazo, matándolo.

La Alcaldía, con dicho motivo, ha dictado un bando ordenando que se presenten inmediatamente todas las personas mordidas y dictando varias reglas por si estuviera hidrófobo.

Ha fallecido, después de cruel enfermedad el subcabo de somatenes don Antonio Sa.


—Corresponsal

lunes, 30 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del viernes, 14 noviembre 1924, página 13

Por iniciativa del delegado gubernativo se ha abierto una suscripción a favor del aguinaldo del soldado, habiéndose suscrito don Agustín Armengol por mil pesetas, don Miguel Marcet por quinientas, don Francisco Corbera por doscientas, don Tomás Bosch por doscientas, etc.

Por indisposición de la actriz Rosario Pino tuvo anoche que suspenderse la función anunciada en el teatro Principal.

Empiezan a montarse las casetas en el paseo y avenida de Jacquard, para los tres días de feria que empezarán el domingo próximo. Por las solicitudes que hay, promete verse muy concurrida.

En vista de la crisis que se nota en la industria textil, son muchas las familias que regresan a sus pueblos, en particular las de la provincia de Almería.


—Alas.

domingo, 29 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 12 noviembre 1924, página 13

EN LA ESCUELA INDUSTRIAL DE TARRASA

Sesión solemne

Con asistencia del subsecretario del ministerio del Trabajo, Comercio e Industria, don Eduardo Aunós, y de las autoridades superiores de la provincia, tuvo lugar el domingo, en la vecina ciudad de Tarrasa una sesión solemne en la Escuela Industrial y de Ingenieros de Industrias Textiles para proceder al reparto de premios a los alumnos que lo merecieren durante el curso anterior.

En un tren especial que salió de la estación del ferrocarril eléctrico de Sarriá, de esta capital, a las diez y cuarto, marcharon a Tarrasa el subsecretario del Trabajo, señor Aunós, el gobernador civil señor Milans del Bosch, el presidente de la Mancomunidad don Alfonso Sala, el vicepresidente de la misma corporación, señor Milá y Camps, el comandante general de artillería, general Saborido, que representaba al capitán general; el gobernador eclesiástico doctor Llópez, por el obispo; el presidente y vicepresidente de la Diputación, señores conde de Fígols y Marfá, el doctor Mur, por la Universidad de Barcelona; un representante de la Academia de Bellas Artes, el señor Roig y Torres, del patronato de la Escuela Industrial; el teniente de alcalde de Barcelona señor Useros, el consejero de la Mancomunidad doctor Robert, representantes del Fomento del Trabajo, Cámara de la Industria y otras entidades sociales y económicas de esta ciudad.

Desde la estación de Tarrasa, autoridades e invitados, se dirigieron, en automóviles, al Ayuntamiento, donde el alcalde de la ciudad, don Pedro Ribas, dirigió una expresiva salutación a todos y especialmente al subsecretario del Trabajo, señor Aunós, con cuya presencia dijo que se enorgullecía el pueblo tarrasense.

El señor Aunós le contestó con expresivas frases de agradecimiento, añadiendo que el gobierno profesa a la ciudad de Tarrasa un especial afecto, tanto por las reiteradas muestras de fervor patriótico que da en todas las ocasiones propicias, como por las altas virtudes que atesora su espíritu laborioso y emprendedor.

Desde las Casas Consistoriales la comitiva oficial marchó en automóviles a la Escuela Industrial, donde esperaban todos los alumnos y un público numerosísimo.

Después de recorrer detenidamente todas las dependencias de la Escuela Industrial, algunas de cuyas salas merecieron especiales y calurosos elogios del señor Aunós y de las autoridades y personalidades que le acompañaban, se pasó al salón de actos, en el que había de celebrarse la solemne sesión y que ya estaba completamente abarrotado de público.

Ocupó la cabecera del estrado presidencial el señor Aunós, que sentó a su derecha al gobernador civil, al alcalde de Tarrasa, a don Alfonso Sala y al conde de Fígols y a su izquierda al general Saborido, al doctor Llópez y al director de la escuela señor Baltá de Cela.

Las demás representaciones y personalidades y todo el claustro de profesores de la Escuela, tomaron asiento en los laterales del estrado.

Seguidamente dió comienzo la sesión con la lectura de la memoria de la Escuela Municipal de Artes y Oficios, en la cual se consignan datos demostrativos de su eficacia pedagógica y de su actual estado de prosperidad.

A continuación fueron llamados sucesivamente todos los alumnos que obtuvieron premios en el pasado curso, los cuales recogieron de manos del señor Aunós sus respectivos diplomas.

Después el secretario de la Escuela Industrial leyó también la memoria referente a este centro de enseñanza y los alumnos de ella pasaron igualmente a recoger sus premios entre clamorosos aplausos de la concurrencia.

Terminado el reparto de premios se levantó a hablar el presidente de la Escuela Industrial, señor Baltá de Cela, el cual, refiriéndose a los datos leídos en la memoria por los que se demuestra el próspero estado de aquel centro docente, dijo que ello se debe principalmente al favorable ambiente que siempre le ha rodeado, gracias a la solícita atención del gobierno, al espíritu de colaboración y de armonía que ha reinado en toda ocasión entre el claustro de profesores y a la asistencia cordial que siempre la prestó la ciudad de Tarrasa, así como a los constantes desvelos del actual comisario regio de la Escuela, don Alfonso Sala.

Hizo constar el reconocimiento del claustro de profesores a los reyes, por haberles honrado recientemente con su visita, y a las autoridades y representaciones que asisten al acto, dándole mayor realce y brillantez.

Usó después de la palabra don Alfonso Sala, que con frases de modestia negó que el actual esplendor de la Escuela Industrial se deba a su intervención como delegado regio, ya que para darle vida próspera a una institución tan amada por el pueblo tarrasense, toda la ciudad se ha excedido siempre en desvelos y esfuerzos.

Hizo notar la extraordinaria importancia que para Tarrasa tiene la Escuela Industrial y recordó que a pesar de haber creado otras escuelas análogas en otros lugares de España, nunca han adquirido tan robusta vida ni tan fuerte vigor como ésta.

Enalteció la trascendencia que para el porvenir de un país tienen estos centros docentes en los que se eleva la condición social del obrero y se perfecciona la enseñanza técnica de la que tanto depende la prosperidad de las industrias nacionales.

Añadió que no cree que por cambios y reformas que pueda sufrir el plan a seguir en España para la propulsión de la enseñanza técnica, esta esencia pueda ser un día suprimida, pues ello sería cometer una enorme injusticia con un pueblo que ha realizado 25 años de esfuerzos y sacrificios en pro de una institución de enseñanza que es necesaria a su vida.

Terminó dedicando un cariñoso saludo a todas las autoridades v personalidades que honraban el acto con su presencia.

El subsecretario del ministerio del Trabajo puso fin al acto con un notable y elocuente discurso.

Comenzó felicitando a Tarrasa por el considerable impulso que ha dado a la propagación de la enseñanza técnica con la creación de su admirable escuela industrial, alto ejemplo a imitar por otros pueblos y timbre de orgullo para la historia tarrasense.

Dijo que el gobierno se preocupa, profundamente de esta trascendental cuestión de la enseñanza técnica del obrero, siguiendo con atención la obra que en este sentido viene realizando la Escuela Industrial de Tarrasa.

Habló del nuevo estatuto de la enseñanza industrial, recientemente promulgado, el que imprimirá un gran desarrollo de la educación técnica profesional.

Excitó a la juventud a trabajar con miras amplias y generosas, y les recomendó que cuando piensen en el pueblo y en la región natales, no se olviden de España, madre común de todos.

Terminado el acto, la comitiva oficial se trasladó al Gran Casino de Tarrasa, donde a las dos de la tarde se sirvió un banquete.

A la hora de los brindis hablaron los señores Baltá de Cela, Mur Milá y Camps, conde de Fígols, Sala y Aunós que se expresaron en tonos de fervorosa admiración hacia la gran obra, educadora que realiza la Escuela Industrial de Tarrasa.


A las seis y media de la tarde, también en tren especial, las autoridades e invitados regresaron a esta capital.

sábado, 28 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 12 noviembre 1924, página 6

CONTINUACIÓN DE LA VISTA POR ASESINATO DEL ALCALDE  RELLINAS

SECCIÓN SEGUNDA

A las once menos cuarto, empezó ayer la segunda sesión de la vista por asesinato de Pablo Serracanta, estando la sala atestada de publico en su mayoría vecinos de Tarrasa y pueblos de su partido.

PRUEBA TESTIFICAL

Comparece la viuda del señor Serracanta, Carmen Cardenachs, y antes de ser interrogada, el procesado Sánchez Grau pide que se suspenda el juicio, no accediendo a ello la presidencia.

Carmen Cardenachs prorrumpe en amargo llanto al ser interrogada, y entre sollozos manifestó que, como ocurría todos los domingos, el de autos quedó solo en la casa su esposo, mientras ella y los criados iban a misa.

Advierte que dicho día quedaron dos criados e ignora cómo ocurrió el hecho, añadiendo que se enteró de la muerte de su esposo al regresar de la iglesia.

A continuación compareció José Sardá criado de la casa «Los Boada». Dijo que conoce al procesado Sánchez Grau porque un día fue a vender cartuchos de dinamita a la casa donde servía el testigo.

Refiere el hecho de autos y dice que uno de los dos que entraron en la casa era mas bajo que el otro.

Manifiesta que entre los dos había la misma diferencia de estatura que entre los procesados Sánchez Grau y la Adelina, para cuya comparación éstos se pusieron de pie.

A preguntas de la defensa del primero dice que desde que se presentaron en la casa los agresores hasta que se apercibió el dueño no hubo tiempo para que éste y el testigo se prepararían a la defensa.

Añade que la pistola no se disparó y que los agresores no llevaban bigote.

No sabe que el Sánchez Grau y el señor Serracanta tuvieran diferencia alguna por cuestiones de carbón.

Ángela Sala,.—Criada de la casa Serracanta el día de autos.

Dice que vió entrar en la casa a dos personas vestidas de máscara y que una de ellas era mas alta que la otra, y que el señor Serracanta se arrojó sobre el más bajo. Añade que los enmascarados no llevaban bigote y que la careta que llevaban era encarnada.

María Casas.—Conoce al Sánchez Grau.

El día de autos vivía en una casa a quince minutos de distancia de «Los Boadas».

Vió a dos hombres que se dirigían hacia un bosque y que antes habla oído un disparo.
No recuerda haber visto nunca a Sanchís.

Segismundo Bonet.—El día de autos estaba cerca de «Los Boadas». Vio a dos hombres y uno de ellos, añade, parecía mujer, siendo más bajo que el otro. A Sanchis no le vio nunca.

Fermín Buhigas.—Vió el día de autos a Sánchez Grau en Tarrasa, y agrega que no llevaba calcetines y que éste le dijo que había llegado de Barcelona en el tren eléctrico y que sospechó que el Sánchez Grau había matado al señor Serracanta cuando se enteró del suceso. En Tarrasa no vio al Sanchis.

Felipe Neri Gisber.— Dijo que a raíz del suceso hizo gestiones por las inmediaciones de «Las Boadas» para ver si podía averiguar algo y que halló una boquilla y un botijo, propiedad del Sánchez Grau.

Añade que en «Las Boadas» no vio al Sanchiz y que no oyó decir que nadie sospechara, de él.

María Mestres.—-Posee un establecimiento de óptica en Tarrasa. Dijo que vendió unas gafas pocos días antes del hecho y que las señas del del que las compró coinciden con las de Sánchez Grau. Puestos en pie Sánchez Grau y Sanchiz, la testigo cree que el que las compró fue el primero.

Enrique Corbi.—Ex guardia municipal de Tarrasa Intervino en la venta de una escopeta al Sánchez Grau y añade que era propia para caza y que medió en la compra también el Sanchiz.

Niega que con posterioridad vendiera al Sánchez Grau una pistola Le habló el procesado de sacar una licencia para uso de arma y le dijo que entonces concretarían. Le ofreció una pistola.

A preguntas de la defensa de Sanchiz dice que al intervenir éste en la venta de la escopeta, no supuso que el arma tuviera el destino que se le dio.

Casi asegura que el Sanchiz no proporcionó armas ni objeto alguno al Sánchez Grau para el hecho.

Juan Mas.—Juez municipal de Rellinás el día de autos.

A preguntas de la defensa de Adelina, dice que instruyó diligencias a denuncias de Sánchez Grau y otros carboneros contra el señor Serracanta por defraudación en el peso cuando les compraba carbón. Añade que tales fraudes originaron cierta excitación entre los carboneros y que algunos dijeron que para no «perderse» se negarían a hacer carbón para el señor Serracanta.

No recuerda que nadie sospechara de que Sanchiz interviniera en el hecho.

A preguntas del fiscal dice que las diferencias entre Sánchez Grau y el señor Serracanta pudieron influir en parte para que el procesado Sánchez Grau cometiera el crimen.

Francisco Torrella —Recuerda que el día de autos vio a Sanchiz que éste le afeitó y que dicho procesado estaba tranquilo.

Enrique Calvo.—Dueño de la barbería donde trabaja el Sanchiz. Recuerda que el domingo antes del hecho se fue con dicho procesado a Olesa de Montserrat a pescar, que el día de autos no observó en Sanchiz muestras de intranquilidad alguna

Sabe que aquél era socio de un centro de cazadores y que no oyó en Tarrasa que nadie sospechara del Sanchiz. Añade que si éste saliera absuelto le admitiría inmediatamente en su casa.

A preguntas del fiscal asegura que Sanchiz no facilitó armas ni otros objetos para el crimen.

José Calvo.—Soldado de intendencia. Es hermano del anterior testigo.

Afirma que Sanchiz trabajaba en la fábrica de los señores Barata; que los sábados y domingos estaba ocupado en la barbería de su hermano; que el domingo antes del hecho estuvo en Olesa; que el día de autos le vio tranquillo, y que le cree incapaz de haber intervenido en el crimen.

Al fiscal manifiesta que no puede afirmar que el Sanchiz dejara de facilitar al Sánchez Grau armas ni objeto alguno.

Ernesto Ferragut.—Soldado de infantería del regimiento de San Quintín. Hace cinco años que conoce al Sanchiz y da acerca de éste buenos informes.

Vicente Colomer.—Dice que el día de autos vió al Sanchiz que estaba tranquilo y da buenos informes.

José Regalado.—Barbero. Estuvo procesado por tentativa de robo y salió absuelto. Dice que hallándose en la cárcel presenció una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz en la que éste echó en cara a! primero haber dicho en el sumario, no siendo cierto, que le había facilitado armas, caretas y bigotes y que el Sánchez Grau se excusó, conviniendo con el Sanchiz en que, efectivamente, no era cierto y que el Sanchiz era inocente.

Eleuterio Aparicio—Era electricista y ordenanza en la cárcel.

Oyó conversaciones entre Sánchez Grau y Sanchiz y leyó cartas del primero a su mujer, suponiendo por todo ello que el Sanchiz era inocente del crimen.

El fiscal quiere aclarar si al decir que era inocente el Sanchiz se desea manifestar que no tuvo participación material en el hecho.

La procesada Adelina dice que todos los testigos de la cárcel son falsos y que ella nada sabe de las cartas a que se refieren.

Don Eugenio Vargas.—Oficial del cuerpo de Prisiones. Dice que oyó una conversación en la cárcel entre Sánchez Grau y Sanchiz en la que dijo el primero que el segundo era inocente.

Afirma que entre Sánchez Guau y su mujer existía correspondencia. No sabe si las cartas que decía ser de su mujer eran realmente de ella.

José Salvador.—Extingue condena por homicidio en San Miguel de los Reyes.

Dice que hallándose en la cárcel oyó una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz en la que dice el primero que el segundo era inocente.

En vista de las declaraciones de los últimos testigos, la presidencia pregunta al procesado Sánchez Grau si son ciertas las manifestaciones que le atribuyen los últimos testigos.

El procesado dice que no son ciertas, pero que el Sanchiz no le entregó armas ni objeto alguno.

Don Joaquín Barata.—Tuvo a sus órdenes al procesado Sanchiz y confirma que éste era aficionado a la caza; que en una huelga habida en la fábrica, el Sanchiz continuó trabajando, y que hubiera podido apoderarse de importantes cantidades. No cree capaz al Sanchiz de Intervenir en el hecho.

Don Antonio Barba.—Industrial, de Tarrasa. En su casa trabajó el Sanchiz y le inspiró siempre gran confianza. A preguntas del fiscal contesta que en las fábricas no hay nunca grandes cantidades a disposición de los obreros.

Don Juan Morera.—También industrial.

No cree en la culpabilidad del Sanchiz ni de la María Rosa Sánchez Grau.

Rafael Hernández.—Del comercio. Duda que el Sanchiz haya tomado parte en el hecho de autos.

Francisco Tondo,—Dice que tiene un buen concepto del Sanchiz y que en Tarrasa se da por segura la inocencia del procesado.

Juan Benito Piquer.—Había acompañado al Sanchiz, alguna vez, a «Las Boadas». No oyó entre aquél y Sánchez Grau conversación alguna sobre el crimen

Andrés Ribera.—Es cazador y no oyó entre Sanchiz y Sánchez Grau conversación alguna sobre el crimen.

Miguel Trullás.—Guarda de una sociedad de cazadores.

Declara en forma análoga; a las del testigo anterior.

Terminada la prueba testifican, se da lectura a la

PRUEBA DOCUMENTAL

Al dar comienzo a ésta, el fiscal pide que se lee la diligencia practicada en el monte Ubach, donde la procesada Andina reconoció las prendas y efectos utilizados en la comisión del crimen.

Se suspende la sesión por unos minutos para la redacción de las conclusiones.

CONCLUSIONES MODIFICADAS.—ACUSACIÓN RETIRADA

El señor García Martín, al reanudar la sesión, retiró la acusación para María Rosa Grau, y ésta se retiró de la Sala.

En las nuevas conclusiones califica el hecho de homicidio y tentativa de robo, considerando como autores al Sánchez Grau y a Adelina, y cómplice al Sanchiz, pidiendo para José Ramón Sánchez Grau la pena de cadena perpetua; para Adelina, solicita 18 años, ocho meses y un día de reclusión temporal, apreciando la atenuante de miedo insuperable incompleto. Para Ramón Sanchiz solicita doce años y un día de cadena temporal.

El señor Casals Torres, defensor de José Sánchez Grau, califica el hecho de tentativa de robo con homicidio, con las atenuantes de haber obrado su defendido en vindicación de una ofensa por fraudes del interfecto, y no haber querido causar un mal tan grave.

Don José Salvadores, defensor de Adelina, formula sus conclusiones en forma alternativa. Pide la libre absolución de su defendida por la eximente de miedo insuperable, o bien como cómplice, con la atenuante de la eximente incompleta, y en este caso que se la condene a ocho años y un día de prisión mayor.

Don Francisco Casas Sala, defensor de Sanchiz, pide la libre absolución de su defendido.

A la una y media se suspendió la vista hasta hoy, a las diez de la mañana; que empezará su informe el fiscal señor García Martín.


viernes, 27 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del martes, 11 noviembre 1924, página 22

Tribunales

VISTA DE CAUSAS
SECCIÓN SEGUNDA

JUICIO POR ASESINATO Y ROBO

El fiscal pide tres penas de muerte

EMPIEZA EL ACTO

A las doce y media empezó ayer la vista de la causa por asesinato, cuyas conclusiones publicamos anteayer.

El tribunal estaba presidido por don Manuel Martínez Muñiz, y formaban parte del mismo los magistrados señores Muñoz Trujeda, Martínez Córdoba, Fernández Peña y Amat.

Actuó de fiscal el señor García Martín, y defendían a los procesados los señores Casals, Salvadores y Casas.

Fue el secretario el relator substituto señor López, quien leyó el largo apuntamiento y las conclusiones, provisionales del fiscal y las defensas.

EL HECHO DE AUTOS

«Ramón Sanchis Miró, oficial barbero en Tarrasa, concibió el proyecto criminal de robar al propietario de la finca conocida por «Los Boadas», del término de Rellinás, y para realizar su proyecto se puso de acuerdo con el matrimonio formado por José Ramón Sánchez Grau y Adelaida Casiano Torrandell. Pero, como pensaban llevar a cabo su proyecto un domingo por la mañana, con objeto de asegurarse la impunidad, ya que por ser día festivo el camino estaría poco concurrido de obreros y otros transeúntes, y Ramón Sanchis no podía, sin inspirar sospechas dejar de acudir a la barbería, convinieron los tres en que el acto material de robar y matar, si se resistía, al dueño de la finca, Pablo Serracanta, lo ejecutara el matrimonio, facilitándole aquél antifaces de tela metálica, bigotes postizos, un paquete de polvos, una escopeta y una pistola, que adquirió por mediación de un guardia municipal de Tarrasa, para el que se sobreseyó la causa.

Además, el Sanchis proveyó también al matrimonio de una cédula extendida a nombre de Enrique Marqués Torralba, para el caso de que Serracanta no tuviera dinero en la casa, le obligaran a firmar un cheque a favor de éste.

Todo dispuesto para la comisión del delito, José Ramón Sánchez y su esposa Adelaida Casiano, ésta vestida de hombre, con un traje que compró en esta ciudad, se encaminaron la noche del sábado, 16 de julio de 1921, a un pinar situado en las inmediaciones de la casa, «Los Boadas», en el que pasaron la noche y a las cuatro de la mañana del día 17, cuando la esposa y los criados de Serracanta salieron para ir a misa a Tarrasa, se dirigieron a la casa citada, en la que creyeron estaba solo el dueño. Abrieron la puerta y al ruido producido por los criminales, Pablo Serracanta, que estaba sentado y acodado en una mesa del piso bajo, se volvió y se apercibió para la defensa, al ver a los enmascarados, que además llevaban puestas unas gafas. Estos, temiendo pudieran ser descubiertos, dispararon la escopeta cargada de balines, que empuñaba el marido, y la mujer disparó a su vez la pistola, causando al dueño de la finca tres heridas mortales de necesidad. A pesar de ello, el herido pudo ganar la escalera que conduce al piso, y al llegar a él cayó exánime.

Los criminales, cuando se dirigían a las habitaciones superiores con intención de robar, oyeron pasos precipitados de un mozo de la casa que iba a pedir auxilio a la población inmediata, y temiendo ser descubiertos huyeron y se ocultaron en el monte conocido por el nombre de «Ubach», en el que se despojaron de las ropas, máscaras, etc. que llevaban puestas, poniéndose las de su uso habitual.

Inmediatamente después se encaminaron al pueblo de Dos Ayguas, a casa de Constantina Grau Sánchez y María Rosa Sánchez Grau, en la que ocultaron las armas y cápsulas que fueron recuperadas por la guardia civil, lo mismo que las ropas abandonadas por ellos en el monte. Detenidos todos fueron procesados, confesando su delito. Durante el período de instrucción del sumario, falleció Constantina Grau.

El fiscal considera el hecho sucintamente relatado como constitutivo de un delito de asesinato, y pide se imponga la pena de muerte, como autores del mismo, a José Ramón Sánchez Grau, a su esposa Adelaida Casiano Torrandell y a Ramón Sanchis Miró y, como encubridora, ocho años y un día de prisión mayor a María Rosa Sánchez Grau. Y a los cuatro a pagar diez mil pesetas de indemnización a la familia de Pablo Serracanta.»

Los defensores niegan la culpabilidad de sus patrocinados y solicitan su absolución.

PETICIÓN DE UN DEFENSOR

Al empezar el interrogatorio de los procesados, el defensor de José Ramón Sánchez pidió a la Sala que fuera sometido éste a un reconocimiento médico, porque tiene perturbadas sus facultades mentales.

Las demás defensas se adhirieron a esta petición.

El fiscal dijo que primeramente se interrogara al procesado, y en vista del resultado del mismo resolviera la Sala. Así se acordó.

INTERROGATORIO

Acto seguido se procedió a interrogar a José Ramón Sánchez, quien a las preguntas que le hizo el señor García Martín, contestó a unas con perfecta lógica y concordancia, alegando en otras que no recuerda lo que se le pregunta. Pero de las contestaciones del procesado se desprende que tiene sus facultades equilibradas, aunque carece de cultura y trato de gentes.

En vista de ello, la Sala deniega lo solicitado por el defensor de José Ramón, continuando su interrogatorio, negando éste que se pusiera de acuerdo con su esposo y el Miró para matar a Pablo Serracanta.

Como las afirmaciones del procesado están en contradicción con las declaraciones prestadas por él en el sumario, a petición del fiscal se procedió a la lectura de las mismas, notándose, en efecto, que la contradicción entre aquéllas y éstas era manifiesta

A preguntas del presidente, dijo ser natural de Dos Aguas, que no sabe bien los años que tiene y que nunca ha estado procesado.
Fiscal—¿Tiene usted hijos de su primer matrimonio?
Procesado.—Claro, que si.
Fiscal.—¿Y cuántos tiene usted?
Procesado.—¿Cuántos he de tener? Tres.
Fiscal.—¿Y dónde vive usted? ¿Qué domicilio tiene?
Procesado.—La cárcel.
Fiscal.—¿Y antes, dónde vivía?
—Procesado.—En el bosque, que es muy grande, donde tenía una barraca.
Fiscal.—¿Sabe usted leer y escribir?
Procesado.—No, señor. Mis padres no tenían recursos y me llevaban con ellos a los bosques a trabajar.
Fiscal.—¿ Cómo se llamaba su primera mujer?
Procesado.—Tomasa, y me parece que Mateu, de apellido.
Fiscal.—¿Cuándo se casó usted?
Procesado.—No lo recuerdo. Si hubiera sabido que tenían que preguntarme tantas cosas, hubiera tomado nota para traerla al juicio.

Sigue el ministerio fiscal haciéndole preguntas encaminadas a comprobar la memoria que pueda conservar el procesado, muy hábilmente dirigidas, a pesar de haberse encargado a última hora, de sostener la acusación sin conocer el sumario
Fiscal.—¿Conoce usted al otro procesado Ramón Miró, barbero de profesión?
Procesado.—Como a mí no me ha afeitado nunca, no sé si es barbero ni lo conozco.

A preguntas del fiscal dice: «Nada, nada, no sé yo nada de eso, ni me mareen; yo estoy en la cárcel porque dicen que se me acumula un crimen, los que lo dicen que vengan y me lo prueben.»
Fiscal.—Yo no le digo esto: le pregunto que me diga por qué está en la cárcel, pues usted tiene declarado que cometió el crimen de autos.
Procesado.—Yo sólo sé que me metieron en la cárcel el día 7 de diciembre del mes de Navidad del año de 1921
Fiscal.—Señores de la Sala, me opongo rotundamente a la suspensión del juicio, porque el procesado no está ni ha estado nunca loco.

El defensor insiste en su petición, que fue denegada por la Sala, y el presidente suspendió la sesión por cinco minutos.

Reanudada la vista cinco minutos después, el del banquillo continúa su negativa, y por ello el fiscal, que asiste al acto sin preparación por habérsele encargado la acusación momentos antes, pide la lectura de unas declaraciones de Sánchez Grau que constan en el sumario.

(Mientras se leen estas declaraciones, ocupa un sitio en el estrado, cerca del relator, el fiscal de uno de los tribunales de Alemania, que desea presenciar el juicio.)

En las declaraciones que se leen, el procesado Sánchez Grau refiere con minuciosidad de detalles la forma cómo se cometió el hecho.

Terminada la lectura, en lo que se invierte más de media hora, el presidente hace notar al procesado que en sus declaraciones contó todo lo contrario

El procesado.—Pues eso consiste en que el que escribía cuando declaré, escribió todo lo que quiso.
El fiscal.—Cómo recuerda usted ahora eso, y antes no se acordaba usted de cuándo se casó y de cuántos hijos tenía,

A esta pregunta el del banquillo contesta con vaguedades.

El fiscal procura conseguir una contestación afirmativa, pero Sánchez Grau se encierra en sus negativas, interrumpiendo constantemente al representante del ministerio fiscal, quien dice que renuncia a seguir preguntando y que se ha convencido de que el del banquillo tiene memoria y entendimiento.

La defensa de María Rosa Sánchez Grau hace vanas preguntas al procesado, pero éste aparenta no entender las preguntas.

Lo mismo ocurre cuando le interroga el defensor de Adelaida Casiano.

Seguidamente es interrogado el procesado por su defensor, y a sus preguntas dice que compró una pistola al guardia municipal de Tarrasa, Enrique Carvi, y que la escopeta que le fue ocupada la heredó de un cura, negando que tuviese otras armas.

El fiscal.—¿Mató usted a Pablo Serracanta en venganza de que no le habla querido pagar el carbón?
Procesado.—-Me «paice» que le he dicho mil veces que yo no maté a ese individuo ni sé nada de eso.

ADELAIDA CASIANO

Tiene 28 años, casada, esposa del anterior procesado.
—Fiscal—¿Tenía usted mucho miedo a su marido y todo lo hacía por este miedo, por lo que se disfrazó y se puso una careta y cometió el crimen?
Procesada.—Sí, señor.
Fiscal.—Refiera usted lo ocurrido.
Adelaida refiere el hecho de autos con todos sus detalles, con gran serenidad. Dice que entró disfrazada de hombre en la masía de Serracanta, y que como ella no quería matar a este señor, lo hizo porque sabia que si no lo hacía la mataría su esposo.

Afirma que su marido le dijo que el robo y el crimen lo había preparado el barbero Ramón Sanchis, pero que ella no lo sabe.

Habla con gran desparpajo y sin estar afectada.

Como la procesada niega algunas de las manifestaciones que hizo en el sumario, el fiscal pide y la Sala accede a ello, que se lean todas sus declaraciones.

El procesado Sánchez Grau recrimina a su esposa y pretende golpearla, y en vista de ello se ordena que se coloque entre ambos Maria Rosa Sánchez.

Al hacerle notar el presidente que por qué niega ahora, lo que dijo en el sumario, Adelina dice:

— ¡Ah, señores! Lo hago porque tengo miedo a mi mando y a Ramón Sánchez

Fiscal.—¿Recuerda usted haber oído a su esposo y a Sánchez hablar del robo?
Procesada.—Sí señor: pero eso fue dos meses antes, hallándonos en la «calsina»

Entre el defensor de Sánchez y la procesada se entabla un animado diálogo, procurando aquel poner de manifiesto la falta de amenazas a Adelina por parte de su patrocinado

A preguntas del defensor de Sánchez Grau dice la Adelina que recuerda haber oído al barbero Sánchez llamar cobarde a su marido porque no se atrevía a cometer el hecho y que su marido le había dicho diferentes veces que el barbero le había dado las caretas, las ropas los bigotes y la cédula para que si se negaba Serracanta a entregarles el dinero le sirviera para extender un cheque.

RAMÓN SANCHIS MIRO

De 35 años, soltero, de la industria textil, aunque trabajaba de barbero en Tarrasa.

Se dedicaba también a buscar hierbas medicinales. No conoció al interfecto, ni le vió ni una sola vez, según declara.

Conoció al procesado Sánchez Grau yendo de caza, pero es falso que hablara con él del robo, ni que proporcionara caretas, ni nada de lo que acababa de decir Adelina.

Como el fiscal le hiciera resaltar el hecho de que siendo el procesado obrero culto, se le ocurriera tener conversaciones con el otro procesado Sánchez Grau, quien a pesar de ser obrero también era más rudo y menos culto que él, Sanchis dice que como lleva ya 40 meses en la cárcel se le han olvidado muchas cosas, pero que desde luego no hablaban más que de hierbas medicinales y nunca de robar ni matar.

Niega que Sánchez Grau amenazase a su mujer delante de él, pues siempre la trataba con cariño.

Interrogado por su defensor dice que el día de autos estuvo pescando en Olesa de Montserrat; que llevaba seis años trabajando en la fábrica de Barata Hermanos y que trabajaba de barbero los sábados por la noche y los domingos por la mañana.

MARÍA ROSA SÁNCHEZ GRAU

Tía del otro procesado José Ramón Sánchez.

Dice que cuando le llevaron las armas a su casa no sabía que se hubiese cometido crimen alguno.


El presidente, en vista de lo avanzado de la hora, suspende a las 2'20 de la tarde la sesión, hasta hoy, a las diez de la mañana.

jueves, 26 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del domingo, 09 noviembre 1924, página 9

Tres penas de muerte :: Vista de una causa por robo y asesinato

Para mañana, pasado y el miércoles, ha sido señalada en la sección segunda de la Audiencia la vista de una causa por robo y asesinato, en la que el fiscal pide para tres de los procesados la pena de muerte y ocho años y un día de prisión mayor para la otra procesada.

He aquí un extracto de las conclusiones formuladas por el fiscal:

«Ramón Sanchís Miró, oficial barbero en Tarrasa, concibió el proyecto criminal de robar al propietario de la finca conocida por «Los Boadas», del término de Rellinás, y para realizar su proyecto, se puso de acuerdo con el matrimonio formado por José Ramón Sánchez Grau y Adelaida Casiano Torrandell. Pero, como pensaban llevar a cabo su proyecto un domingo por la mañana, con objeto de asegurarse la impunidad, ya que por ser día festivo el camino estaría poco concurrido de obreros y otros transeúntes, y Ramón Sanchís no podía, sin inspirar sospechas, dejar de acudir a la barbería, convinieron los tres en que el acto material de robar y matar, si se resistía, al dueño de la finca, Pablo Serracanta, lo ejecutara el matrimonio, facilitándole aquél antifaces de tela metálica, bigotes postizos, un paquete de polvos, una escopeta y una pistola que adquirió por mediación de un guardia municipal de Tarrasa, para el que se sobreseyó la causa.


Además el Sanchís proveyó también al matrimonio de una cédula extendida a nombre de Enrique Marqués Torralba, para el caso de que Serracanta no tuviera dinero en la casa, le obligaran, a firmar un cheque a favor de éste.

Todo dispuesto para la comisión del delito, José Ramón Sánchez y su esposa Adelaida Casiano, ésta vestida de hombre, con un traje que compró en esta ciudad, se encaminaron, la noche del sábado, 16 de julio de 1921, a un pinar situado en las inmediaciones de la casa «Los Boadas», en el que pasaron la noche; y a las cuatro de la mañana del día 17, cuando la esposa y los criados de Serracanta salieron para ir a misa a Tarrasa, se dirigieron a la casa citada, en la que creyeron estaba solo el dueño. Abrieron la puerta y al ruido producido por los criminales, Pablo Serracanta., que estaba sentado y acodado en una mesa del piso bajo, se volvió y se apercibió para la defensa, al ver a los enmascarados que además llevaban puestas unas gafas. Estos, temiendo pudieran ser descubiertos, dispararon la escopeta cargada de balines, que empuñaba el marido, y la mujer disparó a su vez la pistola, causando el dueño de la finca tres heridas mortales de necesidad. A pesar de ello el herido, pudo ganar la escalera que conduce al piso y al llegar a él cayó exánime.

Los criminales, cuando se dirigían a las habitaciones superiores con intención de robar, oyeron pasos precipitados de un mozo de la casa que iba a pedir auxilio a la población inmediata y temiendo ser descubiertos, huyeron y se ocultaron en el monte conocido por el nombre de «Ubach», en el que se despojaron de las ropas, máscaras, etcétera que llevaban puestas, poniéndose las de su uso habitual.

Inmediatamente después se encaminaron al pueblo de Dos Ayguas, a casa de Constantina Grau Sánchez y María Rosa Sánchez Grau, en la que ocultaron las armas y cápsulas que fueron recuperadas por la guardia civil, lo mismo que las ropas abandonadas por ellos en el monte.

Detenidos todos fueron procesados, confesando su delito. Durante el período de instrucción del sumario falleció Constantina Grau.

El fiscal considera el hecho sucintamente relatado como constitutivo de un delito de asesinato, y pide se imponga la pena de muerte, como autores del mismo, a José Ramón Sánchez Grau, a su esposa Adelaida Casiano Torrandell y a Ramón Sanchís Miró y, como encubridora, ocho años y un día de prisión mayor a María Rosa Sánchez Grau. Y a los cuatro a pagar 10.000 pesetas de indemnización a la familia de Pablo Serracanta.

El defensor niega la culpabilidad de sus patrocinados, y solicita su absolución.

Están citados cuarenta testigos.


miércoles, 25 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del viernes, 07 noviembre 1924, página 17

Se está organizando un banquete en obsequio del subsecretario del ministerio del Trabajo y Comercio, que vendrá a presidir el solemne acto de inauguración oficial del curso de las escuelas industriales y reparto de premios a los alumnos de la misma. Este acto se celebrará el próximo domingo, a las once de la mañana.

Estrenaron los nuevos uniformes los individuos de la guardia municipal, habiéndoseles, dotado de bastón.

Se están realizando pruebas del nuevo alumbrado, por gas, que se está instalando en el Paseo.

Las pruebas dieron excelente resultado, si bien se introducirán algunas reformas en las actuales columnas que han de sostener los faroles, y seguidamente se irá efectuando la instalación total en toda la Avenida de Jacquard, hasta la Escuela Industrial.

Hoy ha estado en esta ciudad, en viaje de estudios, un representante de la Federación patronal de Béjar, para enterarse de la organización y funcionamiento de nuestras entidades patronales, así como la forma en que están establecidos los seguros de enfermedades, accidentes del trabajo y maternidad, llevándose excelentes impresiones.

Toda la noche ha llovido, con gran contento de los agricultores, por las facilidades que hallarán para los trabajos de la siembra.


—Alas.