EN TARRASA
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Revista somatenista
La revista
Con gran brillantez y solemnidad tuvo efecto en Tarrasa, el domingo, la
revista reglamentaria del somatén del partido.
Para
asistir a la revista, a las once de la mañana llegaron en un tren de la Compañía de los
Ferrocarriles de Cataluña, el capitán general
señor Barrera, el gobernador civil señor Milans del Bosch, don Alfonso
Sala, vocal de la comisión organizadora del somatén, el gobernador militar
señor Correa, el comandante general de somaten el general Berenguer, el
delegado gubernativo de la zona señor Villamide, el comandante auxiliar de
somatenes don Enrique Mas y los cabos de los distritos de Sabadell y Villafranca del Panadés.
Esperaban
a las citadas autoridades en la estación de Tarrasa, el alcalde don José Ullés,
presidiendo un comisión de concejales; el juez de instrucción señor Palacios, una comisión de la zona y caja
de reclutamiento, de la que formaban parte el coronel señor Ballesteros, el
teniente coronel señor Vacas y varios
jefes y oficiales; el señor prior arcipreste doctor don José Moleras, y el
director de la
Escuela Industrial don José Baltá de Cela, el cabo del
somatén señor Guillamot, y numeroso
público.
En la
estación se formó la comitiva que, en automóviles se dirigió al Ayuntamiento en
donde el alcalde dio la bienvenida a las autoridades, siendo éstas obsequiadas con
un lunch.
En el
paseo estaban formados los somatenistas en número de unos mil doscientos. También
estaban formados los exploradores.
El
capitán general, junto con las demás autoridades, revistó minuciosamente las
armas, deteniéndose ante algunos veteranos que ostentaban la medalla de la Constancia.
Después
de la revista, las autoridades se dirigieron al templo parroquial en el cual se
dijo una misa en sufragio de los somatenistas de aquel partido fallecidos
durante el año.
El banquete
Desde la
iglesia la comitiva oficial marchó al
Gran Casino, en donde se celebró un banquete de 400 cubiertos en honor
del capitán general y demás
autoridades.
Al
banquete asistieron, además de las personas ya citadas los tenientes de alcalde
señores Utset y Marcet, el
inspector del Trabajo señor Pérez Honduvilla, los fabricantes señores Armengol,
Roca, Badrinas, Burgueras, Matalonga, el secretario del Ayuntamiento señor Benlloch, el abogado señor
Ventalló, el presidente del Gran Casino
señor Ribas, el profesor de la Escuela Industrial
señor Morera, el consejero de la
Caja de Ahorros señor Ramoneda, el sub delegado de Medicina
señor Salas el director del
Banco de Bilbao y otras distinguidas
personas.
A los
postres llegaron al salón en que se
celebraba el acto muchas bellas
señoras y señoritas.
Inició los brindis don Alfonso Sala, que fue saludado
con una ovación. Empezó
dedicando galantes frases a las señoras y señoritas que embellecían el acto. Ofreció el banquete al capitán general, gobernador civil y demás autoridades.
Enalteció la institución del somatén como suprema garantía de patronos y obreros para su tranquilidad y la
prosperidad de unos y otros.
Recordó
que el general Milans del Bosch fue el
alma y el organizador del somatén de Barcelona, y dedicó a dicha personalidad grandes
elogios por su actuación como capitán general de esta región.
Dedicó
también cálidos elogios al capitán general, por sus constantes desvelos en pro del
somatén y terminó su elocuente discurso brindando por los generales Barrera y
Milans del Bosch, que tan admiradores son del somatén.
A
continuación habló el alcalde de Tarrasa don José Ullés, quien con palabra
fácil y frase concisa y elocuente, se excusó de hacer un largo discurso, pues nada original ni que añadiera nuevos
matices de lo elogioso, podía añadir a lo que en loor al somatén, esa institución
de entraña y esencia democrática, había dicho el ilustre orador que le
antecedió en el uso de la palabra.
Terminó
dedicando frases de reconocimiento a cuantos asistían al acto y dedicando a las
señoritas que ponían en la fiesta una nota de juventud y de gracia, unas frases
galantes.
El
arcipreste doctor Molera, pronunció después un breve discurso en elogio del
somatén y expuso cómo esta
institución se inspira en la máxima cristiana de mantener la paz entre los
hombres.
Al
levantarse el gobernador civil, señor Milans del Bosch, fue saludado con
aplausos.
Empezó
dedicando los aplausos que se le dirigían a las damas que honraban el acto.
Agradeció
las palabras encomiásticas que le había ofrendado el insigne patricio don Alfonso
Sala.
Glosó el
lema del somatén y añadió que el orden, el trabajo y la paz social se
identificaban con los principios que ostentó, desde su advenimiento al poder,
el actual gobierno.
También
al levantarse el general Barrera fue saludado con una gran ovación.
Hecho el
silencio, dedicó elogios a la actuación de don Alfonso Salo, que es vivo contraste
de la nefasta actuación de otros.
Aconsejó
a los somatenistas que perseveraran en sus sacrificios en bien de la patria.
Dedicó un
recuerdo a los héroes que, en defensa de la patria, exponían y perdían la vida
en las tierras africanas.
Afirmó la
eficacia de la influencia de la mujer para el porvenir de Ios pueblos según la
educación que da a los hijos.
Y terminó
diciendo que sin amor a la patria no puede
haber nada digno ni nada honrado.
Grandes
aplausos acogieron las palabras del general Barrera.
Seguidamente
se dio por terminado el acto.
Conferencia del señor Villamide
Terminado
el banquete se trasladaron las autoridades al Real Colegio Tarrasense de las
Escuelas Pías, para oír la conferencia que tenía anunciada el delegado
gubernativo don Jorge Villamide.
En una de
las vastas clases del Real Colegio, atestada de distinguido público, se dio la
conferencia cuyo tema era: «Consideraciones sobre el reciente vuelo aéreo».
El padre
rector del Colegio hizo la presentación del conferenciante y explicó la
significación patriótica del acto en un
breve discurso.
Después
de saludar a las autoridades y al
profesorado y alumnos del Colegio, el orador entró en materia manifestando, que
su finalidad es la exaltación del gesto, de la audacia y de la gallardía que
tan grabadas dejaron en las almas los intrépidos aviadores, como en otras
épocas los que descubrieron, conquistaron y colonizaron un mundo nuevo, dejándole
los tesoros inestimables del bello idioma de Cervantes y la religión de Cristo.
Exhortó a todos a que, con la literatura y el comercio, vehículo de
civilización, y el afecto, coadyuvaran a que un día se forme el bloque único de
una España sola a uno y otro
lado del Océano.
Aludió a
las frialdades y silencios de la prensa ajena que contrastan con los
entusiasmos de la propia, aquí y en América.
Se
refirió en seguida al progreso del mundo y del hombre, haciendo la historia de
uno y otro hasta que éste, en su afán de dominarlo todo, ansió enseñorearse
también del aire, que se logró aplicando el principio de Arquímedes para los
aparatos «menos pesados que el aire», y estudiando el vuelo de las aves, y
mediante ensayos mil con fracasos y aciertos que culminaron al inventarse el motor
de explosión.
Hizo
historia de los progresos de la aviación y explica la teoría de unos y otros de
los más modernos, y de las dificultades que la técnica hubo de vencer hasta el
momento actual, haciendo vaticinios sobre el porvenir brillante que a la
aviación está reservado.
Desde el
punto de vista moral consideró las analogías de esta gesta con las de Colón y otros
descubridores, refiriendo las peripecias de unos y otros para terminar en un
vibrante párrafo, en el que afirmó que, aunque España desapareciese por un
cataclismo geológico, quedaría su alma y su verbo en América, donde 90.000.000
de seres hablan nuestro idioma, y se mantienen unidos por el catolicismo y un
pasado común lleno de grandezas.
A
continuación el gobernador civil pronunció elocuentes palabras para decir que
así como durante el reinado de los Reyes Católicos pudo realizarse la magna
empresa del
Descubrimiento
de América, gracias a la estrecha unión y al espíritu fraternal de que estaban
animadas todas las regiones de España, para hacer una patria grande que podía salvar
todos los obstáculos, así es necesario hoy que todos los españoles, dejando de
lado localismos y pequeñas rencillas, se unan estrechamente para formar una
gran nación a la que no asusten las incógnitas del porvenir y pueda hacer
frente a todas las contingencias que, para alcanzar una vida próspera y
brillante, fuera preciso vencer.
El breve
discurso del señor Milans del Bosch, fue muy aplaudido.
A
continuación se dio por terminado el acto y las autoridades superiores
regresaron a Barcelona.