Ampliando los datos transmitidos telegráficamente sobre el resultado de la lucha electoral verificada ayer, puedo añadir, según los escrutinios, lo siguiente:
Tarrasa, don Alfonso Sala, 3.032 votos; don Antonio Marsá. 1.153: don José Rigol, regionalista, 939.
Olesa, el señor Sala, 351 votos; el señor Marsá, 175, y el señor Rigol, 265.
Rubí, el señor Sala, 393 votos; el señor Marsá, 298, y el señor Rigol, 215.
Castellbisbal, el señor Sala, 135; el señor Marsá, 39, y el señor Rigol, 170.
Matadepera, el señor Sala, 71; el señor Marsá 17, y el señor Rigol, 57.
Mura, señores Sala, 90; Marsá, 0, y Rigol, 5.
Talamanca, señores Sala, 50; Marsá, 0, y Rigol, 51.
Ullastrell, señores Sala, 120; Marsá, 86, y Rigol. 39.
Vacarisas, señores Sala, 98; Marsá 0, y Rigol 29 votos.
Viladecaballs, señores Sala, 114; Marsá, 28, Rigol, 10.
Total: Don Alfonso Sala, independiente, 8.515 votos; don Antonio Marsá, republicano, 1.740, y don José Rigol, catalanista, 1.830.
En el Centro Tarrasense, patrocinador de la candidatura de nuestro patricio don Alfonso Sala, al conocerse los anteriores datos el entusiasmo se desbordó, resonando un nutrido aplauso hasta que don Alfonso Sala, de pie en una silla, dirigió la palabra al numeroso público que invadía todo el salón, dando las gracias al pueblo de Tarrasa por la nueva prueba de conflanza que le había otorgado, diciendo que de las diez veces que le han honrado con el acta de diputado los electores de este distrito, esta es la que recibe con más agrado su confianza, después de la campaña injusta realizada contra él por parte de los elementos nacionalistas, y que acepta este espinoso cargo en los momentos actuales por la trascendencia de los problemas que habrán de tratarse en el futuro Parlamento.
Concluido su discurso, que fué interrumpido diferentes veces por los aplausos y vivas al diputado honrado, el señor Sala se dirigió a su domicilio, acompañada de una multitud inmensa, siendo muchas las mujeres del pueblo y señoras que al paso de la imponente manifestación aplaudían con más entusiasmo, si cabe, que los hombres, teniendo nuestro diputado que salir al balcón de su domicilio para hablar nuevamente y dar las gracias y un grito de «¡viva España!», que fué contestado por todos los presentes.
—Alas.
Tarrasa, don Alfonso Sala, 3.032 votos; don Antonio Marsá. 1.153: don José Rigol, regionalista, 939.
Olesa, el señor Sala, 351 votos; el señor Marsá, 175, y el señor Rigol, 265.
Rubí, el señor Sala, 393 votos; el señor Marsá, 298, y el señor Rigol, 215.
Castellbisbal, el señor Sala, 135; el señor Marsá, 39, y el señor Rigol, 170.
Matadepera, el señor Sala, 71; el señor Marsá 17, y el señor Rigol, 57.
Mura, señores Sala, 90; Marsá, 0, y Rigol, 5.
Talamanca, señores Sala, 50; Marsá, 0, y Rigol, 51.
Ullastrell, señores Sala, 120; Marsá, 86, y Rigol. 39.
Vacarisas, señores Sala, 98; Marsá 0, y Rigol 29 votos.
Viladecaballs, señores Sala, 114; Marsá, 28, Rigol, 10.
Total: Don Alfonso Sala, independiente, 8.515 votos; don Antonio Marsá, republicano, 1.740, y don José Rigol, catalanista, 1.830.
En el Centro Tarrasense, patrocinador de la candidatura de nuestro patricio don Alfonso Sala, al conocerse los anteriores datos el entusiasmo se desbordó, resonando un nutrido aplauso hasta que don Alfonso Sala, de pie en una silla, dirigió la palabra al numeroso público que invadía todo el salón, dando las gracias al pueblo de Tarrasa por la nueva prueba de conflanza que le había otorgado, diciendo que de las diez veces que le han honrado con el acta de diputado los electores de este distrito, esta es la que recibe con más agrado su confianza, después de la campaña injusta realizada contra él por parte de los elementos nacionalistas, y que acepta este espinoso cargo en los momentos actuales por la trascendencia de los problemas que habrán de tratarse en el futuro Parlamento.
Concluido su discurso, que fué interrumpido diferentes veces por los aplausos y vivas al diputado honrado, el señor Sala se dirigió a su domicilio, acompañada de una multitud inmensa, siendo muchas las mujeres del pueblo y señoras que al paso de la imponente manifestación aplaudían con más entusiasmo, si cabe, que los hombres, teniendo nuestro diputado que salir al balcón de su domicilio para hablar nuevamente y dar las gracias y un grito de «¡viva España!», que fué contestado por todos los presentes.
—Alas.
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