domingo, 2 de septiembre de 2012

La Vanguardia, Edición del jueves, 20 enero 1921, páginas 8 y 9


El atentado de Tarrasa :: Funerales

Se conocen los siguientes detalles acerca de la detención en La Garriga, de uno de los presuntos autores del atentado de que fue víctima el fabricante de Tarrasa, don Juan Abelló y Puig. Llámase el detenido Isidro Tomás Pí, de 26 años, casado, y vivía en la calle del pintor Torres de aquella ciudad, trabajando últimamente en el taller de maquinaria de los señores Osue y Jufresa.

La policía tuvo indicios de quienes eran los autores del atentado y que entre ellos figuraba Isidro Tomás y para detenerle se personaron en su domicilio varios agentes acompañados de algunos guardias civiles, quienes registraron con resultado negativo, todas las habitaciones de la casa. Estrechada a preguntas la esposa de Tomás, acabó por confesar que éste, momentos antes,  se había evadido, descolgándose desde una ventana que da a un patio.

Cuantas pesquisas se hicieron para encontrar al fugitivo resultaron inútiles, pero vigilada convenientemente la casa donde, vivía Tomás, se vio entrar en ella a un individuo, que salía a los pocos momentos llevando un fardo de ropa. Los agentes de la autoridad procedieron a la detención del citado individuo, quien, resultó ser hermano de Isidro Tomás, confesando que éste se hallaba refugiado en La Garriga, en casa de sus padres.

Con estos antecedentes, anteayer, se trasladaron a La Garriga, el inspector de policía don Félix López de Silanes, el capitán de la benemérita, don Félix Gubari, acompañados de los guardias civiles Pedro Villullos, Tomás Pozo y Manuel Masquera y del municipal Rosendo Pugi, que es natural de aquel pueblo, dirigiéndose a una casa de campo, que está aislada del pueblo, conocida por «Can Be», donde viven los padres del presunto asesino.

Con objeto de no ser vistos y evitar que alguien pudiese prevenir al perseguido, la policía y la guardia civil, en vez de tomar el camino que conduce a dicha casa, se dirigieron a ella por un barranco y una vez llegados la rodearon, para impedir que el Tomás pudiera escapar.

Adoptadas todas las precauciones, los señores Gabari y Silanes, llamaron a la puerta, abriéndoles el padre de Tomás. El perseguido, mientras los referidos señores hablaban con el padre, abrió una de las ventanas del piso alto, para deslizarse con auxilio de una cuerda y escapar, pero descubierto por uno de los guardias civiles que rodeaban la casa, que le encaró el fusil, cerró rápidamente la ventana, siendo capturado momentos después y trasladado por la noche a esta ciudad, donde se desarrollaron los sucesos de que ya dimos cuenta.

El detenido, a las cuatro de la madrugada de ayer ingresó en la cárcel, y según de rumor público se dice, confesó ser uno de los autores del atentado. Parece que Tomás para eludir la acción de la justicia tenía el propósito de marchar a Francia y que, al efecto, había realizado ya algunos preparativos.

El capitán de la guardia civil señor Gabari, el teniente de la misma, el jefe de la policía, señor Silanes y cuantos han intervenido en la captura, han sido muy felicitados por el buen éxito de sus pesquisas.

Los funerales celebrados ayer mañana en la iglesia del Santo Espíritu, por el eterno descanso del alma del señor Abelló, se vieron concurridísimos.

Figuraban en la presidencia del duelo oficial el alcalde y demás autoridades y el prior de la parroquia, y asistieron el Ayuntamiento en corporación y representantes de entidades oficiales y particulares. El duelo de la familia lo presidió el hermano del difunto, don Francisco Abelló.

El ofertorio fue de tan larga duración que para no retrasar los oficios, el celebrante fue auxiliado por otro sacerdote.

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