lunes, 31 de diciembre de 2012

La Vanguardia, Edición del martes, 19 julio 1921, página 6


Asesinato de un alcalde

Nuestro corresponsal en Tarrasa nos da cuenta del atentado cometido en la madrugada del domingo último, contra el alcalde de Rellinás, don Pablo Serracanta, quien fue asesinado en la puerta de su domicilio, por dos desconocidos. Según la versión más aceptada el crimen se realizó en la siguiente forma:

A las cinco y media de la mañana del domingo dos sujetos estaban apostados en el camino que de casa del alcalde conduce al pueblo conocido por «Les Boadas de Rellinás», distante del núcleo de la población, unos cuatro kilómetros, esperando el paso del alcalde don Pablo Serracanta, creyendo que iría a misa matinal, pero viendo que iba sola la señora, se dirigieron a la casa del señor Serracanta, el cual se hallaba en el portal de su casa tomando el fresco.

Los dos sujetos de referencia que iban armados con pistolas y armas blancas y llevaban los rostros cubiertos con pañuelos encarnados, dispararon sus pistolas contra el alcalde, produciéndole tres heridas mortales de necesidad; otra en la cara y otra en la cabeza.

Luego le hicieron siete disparos de arma larga que no le dieron y cuyos siete balines se incrustaron en la pared.

El señor Serracanta al verse herido se abalanzó contra los asesinos entablándose una breve lucha durante la cual al alcalde se le cayó al suelo algún dinero que llevaba en los bolsillos y a uno de los agresores se le cayó el sombrero de color verde.

El alcalde al desprenderse de sus agresores, tuvo ánimos aún para subir la escalera y llegar hasta el primer piso, en donde cayó muerto al pie del balcón.

Los agresores después de cometido el crimen huyeron sin que hasta ahora hayan podido ser capturados.

El crimen fue presenciado por una criada que se escondió detrás de una puerta y por un mozo de la casa que se parapetó escondido detrás de un banco, los cuales salieron después a pedir auxilio a las casas más próximas. El alcalde era primo del diputado por el distrito Alfonso Sala.

El crimen se supone que obedece a resentimientos comerciales y se sigue una pista con la cual se supone que se podrá capturar a los asesinos.

El criminal atentado ha causado honda sensación no sólo en aquel pacífico vecindario si que también en todos cuántos conocían a la víctima.

Al enterarse el pueblo del citado crimen acudió todo en masa organizándose los hombres en guerrillas para lograr la captura de los criminales.

También acudieron el capitán de la guardia civil de Tarrasa, el jefe de la guardia municipal, varios policías y algunas parejas de guardia civil, que trabajan sin descanso para capturar a los agresores.

Por la tarde estuvo a dar el pésame a la familia el diputado a Cortes por este distrito don Alfonso Sala y Argemí, a quien le unían con la víctima lazos de parentesco, y varios fabricantes de Tarrasa, pues dicho alcalde era muy apreciado de todas las clases sociales y en Tarrasa contaba con numerosas amistades pues era un propietario muy conocido.

Ayer todo el comercio de Tarrasa, cerró sus puertas, en señal de protesta y se cree que el entierro constituirá una imponente manifestación de duelo a la que asistirán representaciones de todos los Ayuntamientos del distrito. 

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