No íbamos tan desacertados al afirmar en nuestra última crónica que el Consejo de la Federación Obrera no haría uso de las amplias facultades que le concedieron los asistentes al mitin obrero celebrado en el teatro del Retiro, y nos pudimos convencer más de nuestro aserto al interrogar esta madrugada a diferentes autoridades, cuyas impresiones optimistas nos confirmaron, no obstante en previsión que elementos de otras poblaciones vinieran a perturbar el orden, el jefe de la, guardia civil, señor García, de acuerdo con el alcalde, distribuyó sabiamente las fuerzas de dicho instituto concentradas en esta ciudad, ordenando que patrullaran por las afueras, donde radican los centros más importantes del trabajo, y el jefe de policía gubernativa, señor Alvarez, de acuerdo con el señor Ribera, organizó una vigilancia por el interior, prestando servicio antes de que los obreros empezaran su cotidiana labor.
Por fortuna, los obreros han trabajado como de costumbre, sin que hasta ahora se haya perturbado el orden, recobrando nuestra ciudad después del almuerzo, el aspecto de costumbre debiéndonos felicitar de que no tuvieran confirmación los rumores que los alarmistas hicieron circular de que se intentarla un paro general.
—Alas.
Por fortuna, los obreros han trabajado como de costumbre, sin que hasta ahora se haya perturbado el orden, recobrando nuestra ciudad después del almuerzo, el aspecto de costumbre debiéndonos felicitar de que no tuvieran confirmación los rumores que los alarmistas hicieron circular de que se intentarla un paro general.
—Alas.
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