domingo, 23 de mayo de 2010

La Vanguardia Edición del martes, 04 julio 1916, página 12

La fiesta mayor de esta ciudad está en su apogeo. Los trenes, tanto ayer como hoy, llegan atestados de forasteros, viéndose nuestros principales paseos llenos de una muchedumbre inmensa.

Los divinos oficios celebrados en nuestra iglesia parroquial han resultado solemnísimos, celebrando por vez primera el nuevo prior, reverendo don José Molera.

Han asistido el Ayuntamiento en corporación y demás autoridades locales.

Con asistencia de las autoridades y numeroso público se ha descubierto la placa que da el nombre de plaza del Maestro Granados a la que se ha formado en el extremo Norte de la Rambla de Egara.

Se ha inaugurado la exposición de muñecas presentadas al concurso nacional, organizado por el Centro de Dependientes, que es valiosísima y se hacen grandes elogios, tanto por su cantidad como por su calidad.

Las sociedades de recreo Círculo Egaronse, Casino del Comercio, Centro Social, Casa del Pueblo, Círculo Tradicionalista y entoldado público, han celebrado, y celebran, multitud de festejos, viéndose anoche todos estos centros llenos por completo.

En el teatro Principal, que. se agotaron las entradas, la compañía que dirige el actor señor Villagómez nos dio a conocer La ciudad alegre y confiada, del eminente autor señor Benavente, cuya obra gustó muchísimo, haciéndose en cada entreacto muchos comentarios, conviniendo la mayoría de ellos en que dicha obra tendría que representarse en toda España por las enseñanzas y peligros que nos ofrece su autor en la segunda etapa de Los intereses creados.

Uno de los números más importantes celebrados del programa de la fiesta mayor, ha sido el organizado por la Asociación de la Prensa con su fiesta de las letras, figurando en la misma dos presidencias: la una compuesta de lindas señoritas y la otra de las autoridades todas, sin excepción, del presidente de la misma, don Quintín López, y del presidente honorario, don José Ventalló y Vintró.

Los trabajos leídos han sido premiados con aplausos, y en particular el leído por el ex-tesorero de la misma, don Alvaro Vinyals, quien, en vista de la ovación con que se ha premiado su lectura, se ha visto obligado a descubrir el nombre del autor, que es el culto literato y catedrático de estas Escuelas Industriales, don Ricardo Caro, que al sonar su nombre y el público y las autoridades fijarse que presenciaba aquél la fiesta desde uno de los palcos, le han tributado una ovación que recordarnos pocas como ésta por lo espontánea y enorme que ha sido.

—Alas

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