sábado, 14 de julio de 2012

La Vanguardia, Edición del domingo, 21 noviembre 1920, página 11

EN TARRASA
Un fabricante muerto.

En la ciudad de Tarrasa se cometió ayer un nuevo atentado social que ha producido general indignación.

Fue la víctima don Juan Puigbó, poseedor de una fábrica de lanas regeneradas, establecida en aquella industriosa población, y de cuyos asuntos hacía mucho tiempo que el señor Puigbó no se ocupaba, pues había dejado a un hijo suyo al frente de la citada fábrica.

El señor Puigbó tenía la costumbre de dar todas las tardes un paseo en tartana. A las cuatro y quince minutos de la de ayer, cuando en compañía de su hija Elisa y del tartanero regresaba del sitio conocido por «Bosc de can Motlló», y al embocar la riera de las Arenas, observó que entre la maleza había dos hombres, al parecer en actitud de querer, estar ocultos, pero no dio importancia al hecho.

Pocos momentos después, cuando, ya la tartana había pasado, los dos desconocidos la emprendieron a tiros contra el vehículo, resultando el señor Puigbó gravísimamente herido, ilesa su hija y con dos heridas el tartanero, que se llama Pedro Ramírez Vallés.

Este a pesar de hallarse herido fustigó la caballería que emprendió veloz carrera hasta llegar al Centro Médico de Tarrasa, donde los dos heridos fueron atendidos convenientemente por los doctores Cadafalch y García.

El señor Puígbó tenía numerosas heridas de bala dum-dum en la espalda, y el cochero una en la espalda y otra en el hipocondrio derecho.

El señor Puigbó dejó de existir pocos momentos después, siendo el cadáver conducido a su domicilio.

El tartanero herido fué conducido al Hospital. La tartana presentaba numerosos orificios producidos por los proyectiles.

En el Centro médico se personaron, al saberse la noticia, el ex diputado a Cortes don Alfonso Sala, el capitán de la guardia civil señor Gavarí y otras distinguidas personas.

El señor Puigbó gozaba en Tarrasa de generales simpatías, no explicándose nadie los motivos del atentado, pues, como antes decimos, hacía mucho tiempo que estaba retirando de la vida industrial activa.

Se afirma que la guardia civil ha logrado averiguar que, poco después de la comisión del crimen, un sujeto vestido con americana azul y pantalón de lana, y representando unos veinticinco años de edad, había hecho empeñadas gestiones para alquilar una tartana que le condujese, a la estación del ferrocarril eléctrico y que habiendo resultado infructuosas sus gestiones, marchó a pie a dicha estación.

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