lunes, 25 de marzo de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 04 enero 1922, página 7


LA ESCUELA DE ARTES E INDUSTRIAS

Asamblea general del profesorado

Excursión a Tarrasa

Conforme disponía el programa de los actos de la Asamblea ayer tuvo efecto la visita a la Escuela Industrial de Tarrasa, saliendo los expedicionarios, entre los que figuraban bastantes damas, a las nueve de la mañana en el tren eléctrico y en coche para ellos reservado. Acompañáronles el director del mencionado centro, señor Baltá de Cela y el profesor señor Blanxart.

En la estación de Tarrasa fueron recibidos por el claustro de aquella Escuela y desde allí dirigiéronse! a visitar las iglesias románicas de San Miguel, Santa María y San Pedro y sirviéndoles de cicerone el párroco doctor don José Homs Ginesta pudieron hacerse cargo de las importantes obras de restauración hasta ahora efectuadas y de las que han de llevarse a cabo para restituir en lo posible su peculiar carácter a aquel secular grupo, monumento vivo de una época esplendorosa.

Admiraron asimismo los riquísimos retablos del templo y el valiosísimo museo instalado en la casa rectoral.

Marcharon luego a la Escuela Industrial y recorrieron detenidamente todas las dependencias: aulas, laboratorios, talleres, etc., y en la sala de profesores los expedicionarios firmaron en el álbum de honor.

Ocioso es hacer constar cuanto maravilló la Escuela a los que no la conocían. Estos y los que en otras ocasiones la habían admirado no fueron parcos en elogios. A la dirección, al profesorado, al comisario regio y a los alumnos que se esmeran en hacer eficaces los desvelos e incesantes trabajos de aquellos para robustecer, aumentándolo, el prestigio de tan famosa entidad.

Desde la Escuela encamináronse los expedicionarios al magnifico local del Gran Casino donde debía servirse el banquete que les ofrecía aquel profesorado.

En la mesa presidencial acompañaron al comisario regio de la Escuela y diputado por Tarrasa don Alfonso Sala los congresistas directores de Escuelas y las señoras que formaron parte de la expedición.

Sirvióse la siguiente lista: entremeses variados, huevos regencia, lubina gratén, medallón filete legumbres, biscuit glacé; pastas y frutas, vinos, champaña, café y licores.

Inició los brindis el señor Baltá de Cela ofreciendo el obsequio a los asambleístas de cuya visita mostrose en extremo complacido y cuya opinión respecto a la Escuela deseaba conocer pues, favorable o contraria, sería muy importante como propia de personas realmente capacitadas para emitirla.

Agregó que en parte principal debe su fama la Escuela de Tarrasa al ambiente de trabajo estimulante y fervor optimista en que se desenvuelve, y al comisario regio señor Sala cuya gestión no es posible encarecer debidamente.

Elogió al arquitecto señor Doménech Mansana, autor del proyecto de ampliación del edificio, y luego al señor Vega y March, organizador de la Asamblea. Espera que ésta contribuirá al perfeccionamiento de las enseñanzas
técnicas y artísticas en beneficio de la producción y del interés nacional.

El señor Vega y March dedicó los aplausos que se le tributaron al levantarse, a la Escuela Industrial y a su celoso director. A ellos, dijo, pertenecen por derecho propio, porque la visita nos ha demostrado lo que «se puede hacer» pues «lo han hecho» estos excelentes tarrasenses.

Agradeció al profesorado de la Escuela el obsequio que tributaba a los congresistas y terminó dedicando merecidos elogios a cuantos, directores y dirigidos, forman, aquel ejemplar instituto.

Don Ramiro Suárez, director de la Escuela de Madrid, enalteció la labor del señor Sala que no sólo se acuerda de los intereses de la Escuela de Tarrasa sino que siempre está a la disposición de quienes solicitan su valioso apoyo para cuanto signifique obra de progreso y perfeccionamiento en cualquier orden.

Finalmente hizo uso de la palabra el señor Sala. Si algo me excusa, dijo de ocupar este sitio es mi amor a la enseñanza, la fe ciega que tengo en la enseñanza técnico-artística como base del resurgimiento de la Patria.

Extendiose en consideraciones acerca del concepto de la prosperidad nacional, manifestando que cuando esta prosperidad es real produce considerable aumento en el comercio exterior.

Después de ofrecerse a todos incondicionalmente terminó brindando por que el más halagüeño éxito acompañe los trabajos de la Asamblea.

Fueron aplaudidos con entusiasmo cuantos hicieron uso de la palabra.

Desde el Casino dirigiéronse los expedicionarios a la parroquia del Santo Espíritu donde admiraron el soberbio retablo del altar, las esculturas del Santo Sepulcro y otras riquezas que allí se conservan, enterándose, además, de lo concerniente a la nueva fachada de estilo cuyas obras no adelantan como todos desearían.

Muy satisfechos de la excursión realizada, regresaron los expedicionarios a esta ciudad con el tren de las seis de la tarde.

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