Conforme anunció, anoche llego en automóvil a ésta ciudad, con objeto de visitar al diputado electo por este distrito don Alfonso Sala y Argemí, el Nuncio de Su Santidad, monseñor Ragonessi, acompañado del Obispo de Barcelona doctor Reig, de don Manuel Girona, del banquero don Juan Marcet y de otras personalidades.
Seguidamente nuestros ilustres huéspedes se trasladaron a la hermosa finca «Can Amat», cuyo antiguo y hermoso edificio ostentaba valiosas colgaduras, y el parque iluminado a la veneciana.
Recibieron a su eminencia y demás invitados, don Alfonso Sala, su señora esposa, sus bellas hijas,
autoridades e invitados de esta ciudad. Después de descansar y admirar el hermoso panorama que se divisa desde dicha torre, tuvo efecto una cena íntima, presidida por el Nuncio.
Una vez concluída, tan ilustres huéspedes salieron a tomar café en el Parque, donde aguardaban un centenar de invitados por don Alfonso Sala, entre ellos las autoridades locales, personalidades y numerosas damas de nuestra buena sociedad que ofrecieron sus respetos al Nuncio y al señor Obispo.
El señor Sala hizo las presentaciones de rigor, y después de un corto paseo por el jardín, regresaron a Barcelona complacidísimos de ¡as atenciones que fueron objeto por parte de la familia del señor Sala, y éste, antes de marcharse, dió tres hurras en loor del Nuncio Monseñor Ragonessi.
—Alas.
Seguidamente nuestros ilustres huéspedes se trasladaron a la hermosa finca «Can Amat», cuyo antiguo y hermoso edificio ostentaba valiosas colgaduras, y el parque iluminado a la veneciana.
Recibieron a su eminencia y demás invitados, don Alfonso Sala, su señora esposa, sus bellas hijas,
autoridades e invitados de esta ciudad. Después de descansar y admirar el hermoso panorama que se divisa desde dicha torre, tuvo efecto una cena íntima, presidida por el Nuncio.
Una vez concluída, tan ilustres huéspedes salieron a tomar café en el Parque, donde aguardaban un centenar de invitados por don Alfonso Sala, entre ellos las autoridades locales, personalidades y numerosas damas de nuestra buena sociedad que ofrecieron sus respetos al Nuncio y al señor Obispo.
El señor Sala hizo las presentaciones de rigor, y después de un corto paseo por el jardín, regresaron a Barcelona complacidísimos de ¡as atenciones que fueron objeto por parte de la familia del señor Sala, y éste, antes de marcharse, dió tres hurras en loor del Nuncio Monseñor Ragonessi.
—Alas.
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