LAS ELECCIONES CATALANAS
EL ESPÍRITU CÍVICO Y CIUDADANO DE CATALUÑA
TRANQUILIDAD,
orden, pasión. He aquí las características de las elecciones para diputados a
Cortes en Cataluña, exceptuando los dolorosos sucesos del domingo en Tarrasa y
los lamentables del martes en los colegios electorales de la calle de Caspe. Y
tales características han puesto, una vez más, de manifiesto el espíritu de
ciudadanía y el arraigado civismo de la gente de esta tierra catalana.
Los resultados
de las elecciones han sido, en parte, una sorpresa para todos. Aun cuando la
enorme y acentuada propaganda y la minuciosa labor de la Lliga Catalana hacía
suponer un notable aumento de sufragios para este partido, nadie podía suponer
que fuera su votación tan nutrida que pudiera hacerle alcanzar, en Barcelona,
mayor número de candidatos que la Esquerra Republicana de Cataluña. A ello han
contribuido, indudablemente, los votos de las mujeres, la perfecta organización
política de la Lliga y la absoluta división de los elementos de izquierda.
DICE DON
FRANCISCO MACIÁ
Comentando el
resultado de las elecciones, don Francisco Maciá, presidente de la Generalidad
de Cataluña y jefe del partido de Esquerra Republicana, ha hecho las siguientes
manifestaciones para MUNDO GRÁFICO:
—Las elecciones
del día 19 han sido un triunfo evidente para las derechas, un triunfo muy
grande: pero en Cataluña ha sido contenido completamente, porque los votos de
la Esquerra Republicana son en mayor número, son superiores a los de la
derecha, a pesar de haber acaparado la Lliga Catalana a todos los elementos de
dicho sector.
Además de la
Esquerra Republicana de Cataluña, ha habido otros partidos de izquierda que han
obtenido una votación importante, y de consiguiente, junto con los radicales,
ello demuestra que el espíritu izquierdista en Cataluña es muy superior al
espíritu derechista.
¿Causas de lo
ocurrido? El miedo de ciertas clases sociales de ver perjudicados sus intereses
materiales y el sentimiento religioso que se ha creído ofendido por algunas de
las leyes de la República.
Puede decirse
que este sentimiento religioso ha sido la parte más importante en el éxito de
las derechas. Lo que creo que ha sido poco acertado es que los obispos y las
autoridades eclesiásticas hayan hecho votar a las monjas, a los curas y demás
religiosos en favor de determinado partido político. Hubiera sido diferente que
hubiera sido en favor de algún partido católico, pues entonces cabría el
derecho de hacerles votar. Yo he de protestar, y protesto enérgicamente, de que
se diga que aquí, en Cataluña, los religiosos hayan sido perseguidos y que se
haya ofendido el sentimiento religioso. Mientras en otras poblaciones de España
quemaban conventos y se perseguía a aquéllos, aquí no se ha quemado ningún
convento y se ha respetado a todos, monjas y religiosos, y no se ha puesto
ningún obstáculo a la expansión de su culto. No creo que en el mundo se haya
dado ningún caso de que después de una Dictadura que oprimía los sentimientos
más arraigados del pueblo se haya tratado con tanta consideración y respeto a
todos los elementos que habían contribuido a dar fuerza a aquella Dictadura y a
la Monarquía.
Los hombres de
la Lliga, que fueron unos de los causantes de que se produjera la Dictadura, y
después abandonaron sus puestos sin protesta, son los mismos que al
advenimiento de la República huían a Francia, creídos, sin duda, que los
hombres que habíamos traído la República realizaríamos represalias y violencias
contra ellos
Esto indica que
quizá la República ha sido demasiado débil o inhábil, porque con leyes que han
producido un sentimiento de miedo o de repugnancia, adoleciendo del defecto de
crear enemigos a la República, el Gobierno de la República no ha sabido crear
al mismo tiempo intereses que se pudieran oponer á este descontento. Porque si,
por ejemplo, con la ley de Reforma Agraria, que produjo aquel descontento
general entre terratenientes y propietarios, hubiese ocupado las tierras
incautadas y las hubiese dado a los trabajadores en propiedad, con todos los
elementos necesarios para poderlas trabajar, los mismos se hubieran opuesto
ahora a que se dieran los votos a los que, de triunfar, se las habían de quitar
seguramente.
En cuanto a las
elecciones de Cataluña, hay que anotar una cosa, y es que, a despecho de las
órdenes de los obispos y de las autoridades eclesiásticas, hubo un sector
católico que tomó parte en las elecciones, situándose en frente de la Lliga, el
cual obtuvo veinte mil votos. En mi concepto, los que acordaron ir a las
elecciones, desde su punto de vista, tuvieron una visión clara de las
conveniencias de su partido.
Es indudable
que las presiones de los señores obispos y de las autoridades eclesiásticas, y
de personas que sostienen instituciones de carácter benéfico y demás, quitaron
a dicha candidatura más de treinta mil votos. Ahora bien, en las elecciones
municipales ya no es el régimen de mayorías y minorías, sino que el partido que
tiene más votos tiene el 65 por 100 del número de concejales que se eligen.
Después, al 65 por 100 siguiente, le corresponden menos concejales. Y a los dos
65 por 100 restantes les va disminuyendo el número de concejales.
Por consiguiente,
si este partido fué a las elecciones sabiendo que no podría obtener ninguna
acta, si fuera a las elecciones municipales y los católicos le votaran todos,
es casi seguro que alcanzaría el tercer puesto, y creo yo que poco a poco
superaría a la Lliga,
Como final,
puedo decir que la Esquerra Republicana de Cataluña tiene una vitalidad tan
grande, que está muy por encima de la Lliga; porque en estas últimas elecciones
tenemos el convencimiento pleno de que la Lliga, gracias a las maniobras,
perfecta organización y a todas las maquinaciones—que, por no darlas el
verdadero nombre las diremos electoreras—, y aprovechando este sentimentalismo
que había, ha podido resultar en las listas que ganaba. A mí me han asegurado
que ha habido quien ha tenido en las manos más de treinta actas en blanco. Si
nosotros hubiésemos sido tan poco escrupulosos en cuestión de honorabilidad
política, como lo ha sido la Lliga Catalana, no sólo les hubiéramos ganado las
elecciones. Les habríamos superado en más de diez mil votos. Y aun así, la
Esquerra Republicana, en Cataluña, ha obtenido más votos que la Liga Catalana.
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