Con motivo
de la ejecución de los reos de Tarrasa, la Real e Ilustre Cofradía de los Desamparados, que
cuenta con 800 cofrades, nos remite la siguiente descripción del funcionamiento
de las tres corporaciones piadosas que intervienen en estos tristes casos:
«La Cofradía de la Paz y Caridad es la que acompañaba
al reo desde la capilla al patíbulo o lugar de la ejecución, lo que se hacía antiguamente
como procesión, presidiendo la sagrada imagen del Crucificado.
El
verdugo, cumplida su misión, y certificada por el médico la defunción del reo,
quita las ataduras y el aparato y lo separa del palo, y en aquel momento lo
recogen los cofrades, no permitiendo que caiga en tierra, como se hacía
antiguamente, que el verdugo lo tiraba del patíbulo y los cofrades lo
suspendían con una sábana que se guarda en esta Cofradía. Le colocan en una sencilla
caja y se les da sepultura civil o eclesiástica, según haya muerto, costeando todos
los gastos, sin contar más que con la caridad de los cofrades, siendo así que
antes se costeaba con las limosnas que se recaudaban por las calles de la
ciudad.
Asisten a
los reos, espiritualmente, los sacerdotes que nombra el excelentísimo señor obispo,
y cuando interviene o son juzgados militarmente, se nombra también algún
capellán castrense.
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