sábado, 28 de septiembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 02 enero 1924, página 8

EN TARRASA
Un acto patriótico

Con objeto de solemnizar la entrada del nuevo año bajo el nuevo régimen de gobierno en España, se celebró anteanoche en el Gran Casino de Tarrasa un importante banquete mitin de adhesión al Directorio militar y de afirmación patriótica, que estuvo muy concurrido, especialmente a la hora de los discursos, en que se permitió la entrada al público.

El banquete empezó a. las nueve y media de la noche, ocupando la presidencia el gobernador militar accidental, general don Eduardo López Ochoa, cuya llegada, en automóvil, acompañado de sus ayudantes, fué saludada con grandes aplausos y vivas a España, al Rey y al Directorio. En la mesa presidencial acompañaban al general López Ochoa el senador vitalicio don Alfonso Sala, que también fue aclamado al entrar en el Casino; el doctor Montagud, que representaba a los elementos tradicionalistas adictos al Directorio; el señor Miquel y Cuscó, por los agrarios; un representante del jefe de la zona de reclutamiento de Tarrasa; el teniente jefe de la guardia civil de aquella ciudad; el capitán, de ingenieros señor Jimeno y otros elementos del partido cívico-somatenista; el presidente de la comisión organizadora del acto, don Narciso Ventalló, y otros señores.

Al descorcharse el champaña, el señor Ventalló dio lectura de un telegrama del presidente del Directorio militar y jefe del gobierno, general marqués de Estella que fue acogido con grandes aplausos y aclamaciones. Leyó después adhesiones de los señores Milá y Camps, doctor Menacho, barón de Viver, Iglesias (don Dalmacio, Roca (don Fermín), presidente de la Cámara de Comercio de Tarrasa, y alcalde de Barcelona, señor Álvarez de la Campa, todas las cuales fueron acogidas con demostraciones de entusiasmo. Hizo constar que el general López Ochoa ostentaba también la representación del capitán general accidental y gobernador civil de la provincia, general Lossada. Luego, el mismo señor Ventalló pronunció un entusiasta y vibrante discurso, en el que hizo un merecido elogio de don Alfonso Sala, de quien dijo que es un hombre honrado y un gran patriota, que, por serlo sinceramente, se vió escarnecido e injuriado por los enemigos de España y despreciado por los cucos e intrigantes políticos del viejo régimen, pues no fue obra de ellos, sino regia iniciativa, la de conceder al señor Sala la senaduría vitalicia que tan merecida tiene y que con tanta dignidad y austeridad tan noble ostenta, (Grandes aplausos.)

En nombre de la juventud, de Tarrasa, pronunció luego un bello discurso el señor Muñido y habló después el señor Miquel y Cuscó, expresando en un sentido y elocuente parlamento la adhesión de los elementos agrarios, que constantemente se vieron burlados por los políticos del antiguo régimen y dijo que la agricultura quiere ser la primera en ponerse ,al lado del movimiento salvador de la patria, siendo también muy aplaudido.

El capitán señor Jimeno, en nombre de la Federación cívico-somatenista, de Barcelona, que por primera vez tomaba parte en un acto público, se congratuló de  que ese acto sea de enaltecimiento de la patria y de adhesión al Rey. (Aplausos y vivas al Rey y a España.)

Hizo uso de la palabra el doctor Montagud, pronunciando un discurso elocuente, en el que trató de la leyenda mantenida en el exterior contra España por los catalanistas y las izquierdas, condenándola severamente, y dijo que el problema de Cataluña no es más que una ficción creada para satisfacer insanas concupiscencias, y hay que salirle al paso para que la, ficción no llegue a convertirse en una realidad en lo por venir. Terminó brindando por España, por la monarquía, por Cataluña por Tarrasa y por la unión de todos los españoles de buena voluntad. (Ovación.)

Después de un entusiasta discurso del ex concejal monárquico, señor Parés, que fue también muy aplaudido, se levantó a hablar, en medio de una ovación atronadora y de entusiásticas aclamaciones, el benemérito patricio don Alfonso Sala.

Empezó agradeciendo los elogios que se le habían tributadlo por los demás oradores y saludando a las autoridades, a las damas y a los patriotas que asistían al acto. Pintó magistralmente los dos grandes amores de su corazón, Cataluña y España, inseparables ambas, porque tienen una misma alma, un mismo ideal y un mismo sentimiento, fuertemente, intensamente español, y dijo que el culto a, esos dos amores ha sido la causa de su calvario, que si cien vidas tuviera, cien veces sufriría gustoso. Hizo notar que en Cataluña precisamente, en la ciudad de Tarrasa, es donde se celebra, con el aplauso de todo el pueblo el primer acto de adhesión a la obra redentora de España, que el Directorio militar ha emprendido, porque en Tarrasa se ha luchado siempre ardorosamente por la moralidad, por la justicia y por el resurgimiento y el prestigio del poder público, tantos años ausente de España, e hizo notar que precisamente por esta ausencia del poder público tomaron proporciones aterradoras los problemas del separatismo, del terrorismo y de las leyendas negras, que han quedado reducidos en cuanto se ha instaurado un régimen de gobierno fuerte y prestigioso. Sólo así se puede acabar con las corruptelas, con los abusos, con las vergüenzas que España padecía, y sólo así podrá España ser grande, próspera y gloriosa. (Ovación.)

Se extendió en consideraciones de orden social, sosteniendo que deben ser respetados y atendidos dos legítimos intereses de los obreros a, los cuales, para honra suya, no se debe jamás confundir con los que, usando ilegítimamente el nombre de obreros, no eran más que vulgares atracadores y asesinos a sueldo de elementos anarquizantes que únicamente viven, no de un trabajo honrado, sino a costa de los obreros a, quienes fingen defender. Para, ello, es necesaria una buena ley de sindicatos profesionales, que haga imposible que en ellos intervengan elementos extraños a los obreros y aun a las profesiones interesantes y que por su audacia las dominen. (Aplausos.)

Terminó brindando por el éxito del Directorio, por el Rey, por la mujer española y por la prosperidad y la grandeza de España.

Una ovación entusiasta, premió la peroración del señor Sala. Las aclamaciones duraron largo rato.

Resumió los discursos, recogiendo en uno muy elocuente, las manifestaciones que de ellos se habían hecho, el general López Ochoa; que también fue muy aplaudido y aclamado, enviándose después un telegrama, de salutación y adhesión al Directorio militar, redactado por dicho general.


El acto terminó, en medio del mayor entusiasmo, cerca, de las dos de la madrugada.

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