EN TARRASA
Un acto patriótico
Con
objeto de solemnizar la entrada del nuevo año bajo el nuevo régimen de gobierno
en España, se celebró anteanoche en el Gran Casino de Tarrasa un importante
banquete mitin de adhesión al Directorio militar y de afirmación patriótica,
que estuvo muy concurrido, especialmente a la hora de los discursos, en que se
permitió la entrada al público.
El
banquete empezó a. las nueve y media de la noche, ocupando la presidencia el gobernador
militar accidental, general don Eduardo López Ochoa, cuya llegada, en
automóvil, acompañado de sus ayudantes, fué saludada con grandes aplausos y
vivas a España, al Rey y al Directorio. En la mesa presidencial acompañaban al
general López Ochoa el senador vitalicio don Alfonso Sala, que también fue aclamado
al entrar en el Casino; el doctor Montagud, que representaba a los elementos tradicionalistas
adictos al Directorio; el señor Miquel y Cuscó, por los agrarios; un
representante del jefe de la zona de reclutamiento de Tarrasa; el teniente jefe
de la guardia civil de aquella ciudad; el capitán, de ingenieros señor Jimeno y
otros elementos del partido cívico-somatenista; el presidente de la comisión
organizadora del acto, don Narciso Ventalló, y otros señores.
Al descorcharse
el champaña, el señor Ventalló dio lectura de un telegrama del presidente del
Directorio militar y jefe del gobierno, general marqués de Estella que fue
acogido con grandes aplausos y aclamaciones. Leyó después adhesiones de los
señores Milá y Camps, doctor Menacho, barón de Viver, Iglesias (don Dalmacio,
Roca (don Fermín), presidente de la
Cámara de Comercio de Tarrasa, y alcalde de Barcelona, señor Álvarez
de la Campa ,
todas las cuales fueron acogidas con demostraciones de entusiasmo. Hizo constar
que el general López Ochoa ostentaba también la representación del capitán general
accidental y gobernador civil de la provincia, general Lossada. Luego, el mismo
señor Ventalló pronunció un entusiasta y vibrante discurso, en el que hizo un
merecido elogio de don Alfonso Sala, de quien dijo que es un
hombre honrado y un gran patriota, que, por serlo sinceramente, se vió escarnecido
e injuriado por los enemigos de España y despreciado por los cucos e
intrigantes políticos del viejo régimen, pues no fue obra de ellos, sino regia iniciativa,
la de conceder al señor Sala la senaduría vitalicia que tan merecida tiene y
que con tanta dignidad y austeridad tan noble ostenta, (Grandes aplausos.)
En nombre
de la juventud, de Tarrasa, pronunció luego un bello discurso el señor Muñido y
habló después el señor Miquel y Cuscó, expresando en un sentido y elocuente parlamento
la adhesión de los elementos agrarios, que constantemente se vieron burlados por
los políticos del antiguo régimen y dijo que la agricultura quiere ser la
primera en ponerse ,al lado del movimiento salvador de la patria, siendo
también muy aplaudido.
El
capitán señor Jimeno, en nombre de la Federación cívico-somatenista, de Barcelona, que
por primera vez tomaba parte en un acto público, se congratuló de que ese acto sea de enaltecimiento de la
patria y de adhesión al Rey. (Aplausos y vivas al Rey y a España.)
Hizo uso de la palabra el doctor
Montagud, pronunciando un discurso elocuente, en el que trató
de la leyenda mantenida en el exterior contra España por los catalanistas y las
izquierdas, condenándola severamente, y dijo que el problema de Cataluña no es
más que una ficción creada para satisfacer insanas concupiscencias, y hay que
salirle al paso para que la, ficción no llegue a convertirse en una realidad en
lo por venir. Terminó brindando por España, por la monarquía, por Cataluña por
Tarrasa y por la unión de todos los españoles de buena voluntad. (Ovación.)
Después
de un entusiasta discurso del ex concejal monárquico, señor Parés, que fue también
muy aplaudido, se levantó a hablar, en medio de una ovación atronadora y de
entusiásticas aclamaciones, el benemérito patricio don Alfonso Sala.
Empezó
agradeciendo los elogios que se le habían tributadlo por los demás oradores y
saludando a las autoridades, a las damas y a los patriotas que asistían
al acto. Pintó magistralmente los dos grandes amores de su corazón, Cataluña y
España, inseparables ambas, porque tienen una misma alma, un mismo ideal y un
mismo sentimiento, fuertemente, intensamente español, y dijo que el culto a,
esos dos amores ha sido la causa de su calvario, que si cien vidas tuviera,
cien veces sufriría gustoso. Hizo notar que en Cataluña precisamente, en la
ciudad de Tarrasa, es donde se celebra, con el aplauso de todo el pueblo el
primer acto de adhesión a la obra redentora de España, que el Directorio
militar ha emprendido, porque en Tarrasa se ha luchado siempre ardorosamente
por la moralidad, por la justicia y por el resurgimiento y el prestigio del
poder público, tantos años ausente de España, e hizo notar que precisamente por
esta ausencia del poder público tomaron proporciones aterradoras los problemas del
separatismo, del terrorismo y de las leyendas negras, que han quedado reducidos
en cuanto se ha instaurado un régimen de gobierno fuerte y prestigioso. Sólo
así se puede acabar con las corruptelas, con los abusos, con las vergüenzas que
España padecía, y sólo así podrá España ser grande, próspera y gloriosa.
(Ovación.)
Se
extendió en consideraciones de orden social, sosteniendo que deben ser
respetados y atendidos dos legítimos intereses de los obreros a, los cuales,
para honra suya, no se debe jamás confundir con los que, usando ilegítimamente el
nombre de obreros, no eran más que vulgares atracadores y asesinos a sueldo de
elementos anarquizantes que únicamente viven, no de un trabajo honrado, sino a
costa de los obreros a, quienes fingen defender. Para, ello, es necesaria una
buena ley de sindicatos profesionales, que haga imposible que en ellos
intervengan elementos extraños a los obreros y aun a las profesiones
interesantes y que por su audacia las dominen. (Aplausos.)
Terminó
brindando por el éxito del Directorio, por el Rey, por la mujer española y por la
prosperidad y la grandeza de España.
Una
ovación entusiasta, premió la peroración del señor Sala. Las aclamaciones
duraron largo rato.
Resumió
los discursos, recogiendo en uno muy elocuente, las manifestaciones que de ellos
se habían hecho, el general López Ochoa;
que también fue muy aplaudido y aclamado, enviándose después un telegrama, de
salutación y adhesión al Directorio militar, redactado por dicho general.
El acto terminó, en medio del mayor
entusiasmo, cerca, de las dos de la madrugada.
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