En el
teatro Alegría, que estaba lleno por completo, dio su anunciada conferencia el
ex diputado a Cortes don Marcelino Domingo. Desarrolló el tema: «La hora de las
izquierdas.
Asistió,
en representación del delegado gubernativo, el agente don Antonio Rodríguez.
El
conferenciante manifestó que las gentes se preguntan qué hacen y dónde están
las izquierdas. Cree que debe decirse: qué hacen y dónde están los hombres,
pues en España solamente hay espectadores.
Recordó
que Pi y Margall y Salmerón hicieron la misma pregunta a raíz de la guerra de
Cuba.
Dice que
la verdadera hora de las izquierdas ha sido a raíz de la guerra mundial.
Compara a
Lenin con Macdonald, y dice que Lenin se encontró con el pueblo ruso, el más reacio
a la renovación del idealismo izquierdista.
Hizo
historia de la evolución fascista en Italia y de las condiciones de Mussolini,
quien, juntamente con Lenin, han sido los únicos hombres que han resurgido en
el mundo después de la guerra.
Opina que
no debe formarse un nuevo partido, sino ocupar cada cual el puesto que en el
que pertenece tiene señalado, siendo las normas de estas fuerzas: república,
federalismo y socialismo, que será la doctrina y el ideal que una a las izquierdas
de España.
El acto
terminó sin incidentes.
En el
teatro Principal ha dado su quinta conferencia el reverendo doctor Montagut.
Presidió
el barón de Viver.
El
delegado gubernativo, don Jorge Villamide, pronunció breves palabras,
enalteciendo la personalidad del barón de Viver. Lee un telegrama en el que se
da cuenta del brillante triunfo de nuestras tropas en África.
Seguidamente
hizo uso de la palabra el reverendo doctor Montagut, quien dice que trató, en anteriores
conferencias, de la crisis del patriotismo y del amor a la patria, que debe
exaltarse en la escuela.
Hoy,
dice, hablaré de la ciudadanía y de la necesidad de que todos seamos patriotas.
Manifiesta
que hay que guardar el respeto debido a las autoridades y al jefe de Estado,
quien representa al país. Añade que un sacerdote expulsado de Francia besó el
retrato de Poincaré, y es que con ello besaba a su patria. Hay que inculcar
respeto a la autoridad y nunca atacar su honor. Sin autoridad no se puede
vivir.
La patria
la hacemos todos, dispuestos al sacrificio.
Alude al
discurso pronunciado por don Marcelino Domingo, manifestando que se ha dicho que
es la hora de las izquierdas; y dice que es la hora de los hombres honrados que
quieran laborar por Cataluña y por España.
Al
terminar su conferencia es largamente aplaudido.
El barón
de Viver dirige un cariñoso saludo a don Alfonso Sala, cuya labor y méritos
elogia.
Termina
con un viva a Cataluña y otro a España, en medio de grandes aplausos.
—Corresponsal.
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