¿QUE TEME LA
ESQUERRA? —LA «DIADA» DE TARRASA, SUSPENDIDA
¡La magna «diada» tradicionalista de Tarrasa
también ha sido suspendida!
Primero, Poblet; ahora, Tarrasa; mañana...
Realmente eso de la «Catalunya autónoma» bajo la
férula de la Esquerra es una delicia.
Bien es verdad que esta libertad paradisiaca ya la
practicaban adcalendas grecas prohombres de la Generalitat, impidiendo a
trompazo limpio el baile de las sardanas. ¿Verdad, ciudadano Aragay?
Pero tanta libertad nos había prometido, tanta
tolerancia había predicado cuando no dependiéramos de Madrid, que, la verdad,
la dictadura actual de la Esquerra nos hace añorar un poco el centralismo
«español».
Por lo menos, cuando los tiempos ominosos los
carlistas catalanes pudimos celebrar grandes concentraciones en la Gleva,
Bulserut, Montalegre, La Cisa, Balaguer (ésta con asistencia de Maciá, entonces
carlistoide), Manresa, San Feliu, etc.; pero ahora que hemos «reconquistado»
Cataluña del Poder central, resulta que la tiranía es más férrea, porque tiene
«regust de cosa nostra». Ya es bien verdad «que no hay peor cuña que la de la
propia madera», porque lo que es los catalanes que no comulgamos con las ruedas
de molino de la Esquerra ya tenemos las muñecas congestionadas de tanta
«autonomía» esquerrana.
A fuer de sinceros, hemos de decir que las caricias
de la libertad también las conocen otros elementos políticos que no son
tradicionalistas, pero como ellos tienen la epidermis catalanista, si los
tiros, los garrotazos y las suspensiones los disparan, los dan y las decretan
en nombre de la «Catalunya autónoma», quedan tan convencidos; los inconformistas
somos nosotros, los carlistas, que cuando se nos coarta la libertad y el derecho;
no nos conformamos ni pizca aunque la coartada nos fuese dicha con la galanía
de una composición de Juegos Florales.
La libertad y el derecho, lo mismo que la verdad,
si no gravitan sobre el punto básico de su esencia misma; podrán rotularse
libertad y derecho, pero en realidad de verdad no serán más que ridículos
pingajos.
La Esquerra, dominante y triunfante, sabe, y no se
equivoca, que el resurgir potente del tradicionalismo en toda España ha
repercutido imponente en esta Cataluña irredenta; por ello quiere impedir toda
manifestación de vida católica y monárquica reencontrada bajo la sombra de
nuestros pendones.
Pero es inútil; la persecución aviva la fe de los
leales; el trallazo del despotismo podrá impedir por la fuerza la concentración
de los cuerpos, pero la fuerza al servicio del despotismo no impedirá nunca la
concentración de los espíritus catalanes leales a la trilogía redentora.
PARVISSIMUS
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