viernes, 9 de agosto de 2013

La Vanguardia, Edición del martes, 03 julio 1923, página 6

UN RECUERDO MERECIDO
Homenaje al canónigo Almera

El domingo próximo pasado, en Horta, efectuose la colocación de la placa conmemorativa, de la calle dedicada por el Ayuntamiento al doctor Almera, en una travesía de la de Peris Mencheta. La comitiva era presidida por el teniente de alcalde del distrito noveno, doctor don José Cararach; el diputado a Cortes por Tarrasa y presidente de la Institución catalana de Historia Natural don Domingo Palet; como delegado del señor obispo y en representación del Cabildo Catedral, el deán doctor Pascual Llópez; de la familia asistieron dos hermanos y un sobrino del doctor Almera; el señor don Arturo Bofill y Poch, de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona; ostentaba la representación del alcalde y Ayuntamiento de Vilasar de Mar, el secretario don Pedro Juliá; además asistieron numerosas representaciones.

Se reunieron los concurrentes ante la casa num. 34 de la antigua calle de Molina, en cuya fachada había una bandera catalana, que cubría la lápida, con un ramo de flores que ofrecieron los vecinos.

El doctor M. Faura y Sans, director del Servicio del Mapa geológico de Cataluña, comisionado por los miembros de la Institución Catalana de Historia Natural, dió cuenta de la tramitación hecha, leyendo, luego, una biografía del maestro, en la cual, pone de relieve la labor realizada por el canónigo Almera.

Inmediatamente el señor Palet y Barba, como presidente de la Institución Catalana de Historia Natural, expresó los méritos científicos del doctor Almera, recordando cómo particularmente, habíase relacionado con él, desde los albores de sus aficiones a la Historia Natural y en especial a la Geología, por todo lo cual creíase obligado a ensalzar a uno de los hombres más eminentes de la ciencia catalana, sintiendo, a la vez una especial satisfacción al hacer el ofrecimiento a la ciudad de la placa artística que, por suscripción pública, han mandado construir sus colegas, para que figure en la calle que le dedicó el Ayuntamiento.

El doctor Cararach se muestra entusiasta de los hombres que más se han distinguido en el progreso de la Patria; manifestando cómo desde el primer momento se compenetró de los nobles sentimientos que inspiraron a los miembros de la Institución Catalana de Historia Natural, y de las otras corporaciones culturales adheridas al homenaje. Si bien—dijo—los hombres que se dedican a la investigación científica no reciben personalmente la justa recompensa que merecen sus esfuerzos; no obstante, son ellos los que real y positivamente impulsan el progreso de los pueblos, los cuales, tarde o temprano, les corresponden con su gratitud y admiración. Esta es, dijo, la significación del homenaje que tributamos al investigador eminente; agradeciendo, como teniente de alcalde de aquel distrito, la manifestación de amor hacia el maestro de los geólogos catalanes.

A seguida el doctor Cararach tiró de la bandera catalana, dejando al descubierto la lápida conmemorativa, entre los aplausos del numeroso público que presenciaba el acto.

La placa es un bloque de la piedra grisácea de las costas de Garraf, con profusión de orbitolinas, procedente de una de las canteras de la región estudiada pacientemente por el geólogo catalán. Para que las generaciones futuras no se olviden de la personalidad ilustre, a más de la rotulación acostumbrada en las placas de las calles, hay un sello de bronce con el busto en relieve, y debajo una frase breve que sintetiza su historia, grabada en letras doradas, tal como sigue: «Carrer del Doctor Almera, canonge degá de la Seu de Barcelona. Savi conreador de la Geología catalana. Esmersá la seva laboriosa vida en l'obra del Mapa geológic de nostra Patria. 1845-1919. (1923).»


Finalmente, don Domingo Palet y Barba dió las gracias a las autoridades, representantes de las corporaciones, a los antiguos discípulos y a cuantos habían asistido al acto.

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