BARCELONA • TARRASA
Con este partido,
inauguraba la temporada de futbol en su nuevo campo, el primero de los citados
clubs, y en verdad que no pudo ser más satisfactoria para el mismo la
inauguración, en el doble aspecto del resultado y de público que acudió a
presenciar el match.
En el campo hubo un lleno,
como si se hubiera tratado de un encuentro con algún equipo extranjero de
renombre, y en el tanteador... otro lleno para los azulgrana, en forma de media
docena de goals, sin resta, que dejaron satisfechos al más exigente.
El interés máximo del
partido consistía en ver actuar a la línea delantera del once con Samitier en
el centro, y aunque en anteriores partidos ya pudo verse, que el acierto había presididlo
la iniciativa, el domingo fue la confirmación rotunda de ello. No recordamos,
ni en sus mejores tiempos, próximos o remotos, del club ex campeón, a una línea
de ataque tan flexible, tan inteligente, tan hábil, de tan varios recursos y de
tan certera eficacia como la que vimos anteayer en el campo de Las Corts. Tuvo
momentos de juego admirables,
que serán más seguidos cuando hayan los jugadores que la componen, jugado juntos
más partidos. Con lo dicho queda expresado que si no faltó compenetración no
fue siempre evidente. La rara intuición de los cinco espléndidos delanteros permitirá
que a no tardar sea realmente formidable esta línea de ataque, que con Samitier
ha encontrado un espléndido centro, que es el rara avis del fútbol en todas partes.
Las demás líneas no
llegaron a la altura de la primera. No obstante, hemos vuelto a ver en Sancho
al medio centro que tanto se halló en falta la última temporada, sobre todo, como
es notorio, brillando en la labor constructiva. Él fue el mejor del terceto de
apoyo, ya que los medios alas, sin estar del todo mal, fueron más irregulares
en la defensa y no siempre oportunos en el ataque. Hay que reconocer, empero,
que lo más inseguro fue la defensa que hubo de improvisarse al ser lesionado
Conrado, siendo substituido por Pitera, Carulla y Blanco, sucesivamente. A la
buena actuación de Plattko, en las pocas ocasiones de compromiso en que tuvo
que intervenir y más que ello a la absoluta ineficacia de los delanteros del
Tarrasa ante la puerta, débese que la meta barcelonista quedara infranqueada.
En resumen, que lo que ha
ganado el once del Barcelona en fuerza incisiva, lo perderá sin duda en la
defensa (recordemos aquellos goals casi seguros salvados por la providencial intervención
de Samitier), aun cuando es de esperar
que con la línea efectiva, que fue lo mejor de la temporada pasada acrecerá su
valía en este sentido.
A pesar de sucumbir por un
número de goals considerable, el Tarrasa no hizo una mala exhibición, muy al
contrario. Tuvo que inclinarse ante un equipo netamente superior. De sus jugadores
es de mencionar principalmente el guardameta Marcet, al que se debe que la
diferencia no fuera más abrumadora: en su cuenta, de los seis goals, sólo hay
que poner el primero, en el que debió salir del marco para evitarlo. Los demás
eran imparables.
La defensa merece también
elogios, en especial Messeguer que se afirmó nuevamente un excelente jugador,
muy por encima de su compañero. La línea de medios, a pesar de su buena voluntad
y de su entusiasmo, se encontró con una tarea superior a su fuerza y fue con frecuencia
desbordada. El mejor en defensa fue Castro, y Papell que no pudo sujetar a
Samitier fue quien mejor pasó a sus delanteros. Estos, que en conjunto actuaron
excelentemente, moviéndose y pasándose bien, tuvieron el grave defecto de dejar
estéril todo su trabajo, por su inefectividad en los remates; los mejores fueron
los interiores, en especial, Broto.
El partido, a pesar de que
a los quince minutos de juego impuso decisivamente su superioridad el Barcelona
con tres goals, tuvo momentos interesantes.
Después del esfuerzo
inicial, los azulgrana dieron la impresión de aflojar, lo cual fue aprovechado
por sus contrarios que en el primer tiempo llegaron a equilibrar el dominio con
bien llevados ataques hasta poco antes del final en que la iniciativa del juego
correspondió nuevamente a los locales.
En la segunda parte, el
Tarrasa mantúvose generalmente a la defensiva, a la que contribuyó casi todo el
equipo, y sólo tentativas aisladas hicieron peligrar la puerta de Plattko, en especial
en un avance del centro salvado por un
acto temerario del mismo guardameta, echándose a los pies de Argemí, y
del cual resultó lesionado aquél, dando lugar a un incidente lamentable por
creerse intencionado el daño ocasionado. Nos abstenemos de enjuiciar el caso,
que el arbitro era el único destinado a resolver, pero sí que hemos de lamentar
la intemperancia del jugador tarrasense pasando a vías de hecho, como hemos de
censurar un «foul» de Torralba, con todo el aspecto de represalia.
A Samitier cúpole el honor
de marcar cuatro de los goals. El primero de un chut largo de Conrado
aprovechado de bolea; el tercero de un centro de Piera, hábilmente aprovechado al disputar Alcántara el balón, y
rematado con la izquierda, a la media vuelta, y el cuarto de un pase de Martí.
Cuatro goals preciosos. Los otros dos (cuarto y sexto, en orden) debiéronse a
la oportunidad del mismo Martí, muy mejorado, de pases de Samitier y Alcántara.
Arbitró bastante bien el
señor Cruella, exceptuando los offsides en los que perjudicó indistintamente a
los dos bandos.
Equipos:
TARRASA. — Marcet, Massagué,
Santolaria, Rediu, Papell, Castro, Roig, Canals, Broto, Argemí y Lavilla.
BARCELONA.—Plattko,
Conrado, Coma, Torralba, Sancho, Carulla, Piera, Martí, Samitier, Alcántara y
Sagi Barba.
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