Antonio Marín,
acusado de haber asesinado en Tarrasa al patrono Francisco Masana, fue absuelto
por el Tribunal de Urgencia.
Ayer mañana se celebró la vista de la causa por el
asesinato del patrono de Tarrasa don Francisco Masana, hecho perpetrado el día
19 del pasado.
Presidió la sala el señor Alfonso, actuando junto con
los magistrados señores Zúñiga y Pérez.
Defendió la sala el señor Fernández Ros y actuó
como fiscal el señor Ensausti.
Asistió a la vista mucho público, entre el cual
había muchas mujeres.
EL HECHO
PERSEGUIDO
Según el fiscal, a las siete y media del día 19 de
febrero, en la calle de Rutlla, al pasar el señor Francisco Masana, gerente de
Hilaturas de Tarrasa S.A., acompañado de Juan Bach, se oyó un disparo y el
señor Masana cayó al suelo, herido mortalmente.
Su acompañante no vio al agresor. Perseguido el
autor del atentado, logró huir. Por la noche fue detenido Antonio Marín, que en
cierta ocasión había amenazado de muerte al señor Masana.
DECLARA EL
PROCESADO
Antonio Marín dice que cuenta 16 años. Niega haber
amenzado al señor Masana y explica lo que hizo el día antes con todo detalle.
Refiere que no conocía al señor Masana y sí a un hermano suyo.
PRUEBA TESTIFICAL
Declara en primer térmico José Cadafalch, médico
forense. Dice que la herida por arma de fuego fue inferida por la espalda por
un individuo mucho más alto que el señor Masana, o que estaba en un plano
superior.
Don Juan Boch acompañante de la víctima, explica
los hechos tal como constan en el apuntamiento. El presidente ordena que el
acusado se ponga el abrigo que consta en autos, y el testigo no reconoce a
Marín.
Luego comparece Amadeo Blasi, “speaker” de la
radio, que estaba en un bar cuando oyó el disparo y salió en persecución del
agresor. No reconoce al acusado, aunque dice que le vio de lejos y de espalda.
Jaime Lluch, dueño del estanco, vio a un joven que corría por la calle de
Rutlla. No reconoce al del banquillo, y le parece que era más alto y gordo.
Gabriel Sánchez de catorce años, estuvo jugando con el acusado hasta las siete,
hora en que marchó al trabajo. Vio a un individuo que corría y no reconoció a
su amigo el fugitivo.
Manuel Villareal Calvo, guardia civil, oyó el
disparo estando a doscientos metros. Vio a un hombre que corría, que llevaba un
abrigo oscuro. Se metió en una calleja oscura y desapareció. Llevaba un
sombrero puesto y era de estatura regular. Le parece que el color del abrigo es
el mismo.
A instancias del presidente es puesto el abrigo de
nuevo al acusado y no es reconocido por el guardia, que dice era más gordo y
más alto.
Antonio Sánchez, guardia civil, también declara lo
mismo que si compañero, y tampoco reconoce al procesado.
Manuel Sánchez, de 18 años, dice que el procesado
no ha usado nunca abrigo; Magín Sánchez, hermano del anterior, declara en
idéntico sentido.
Juan Diego, estuvo jugando con el acusado hasta las
siete de la tarde.
Don Juan Masana no comparece, porque estalló una
bomba en su casa la noche anterior.
José Puig Arnau, periodista, dice que el individuo
que corría por la calle del Colegio venía en dirección contraria. A treinta
metros desvió el hombre y no pudo precisar su fisonomía. Le parece que no es el
sentado en el banquillo. A preguntas de la defensa, no puede precisar ni el
color ni lo que llevaba desabrochado. Cree que era más viejo que Marín.
Antonio Prats, encargado de la fábrica Masana, dijo
que al pasar por la calle de Quemada, Juan Masana le dijo que había visto que
acababa de pasar Antonio Marín vestido con un abrigo y que iba muy deprisa. Le
dijo también que le extrañaba, porque Marín no llevaba nunca abrigo.
Preguntado por el fiscal dijo que en una ocasión
Marín, al ser despedido por falta de trabajo, pidió a don Juan Masana la
semanada o trabajo. Dice que ignora que Marín amenazara de muerte al señor
Masana.
Agrega que el señor Masana tenía también alguna
enemistad con motivo de una quiebra.
Ramona García dice que encontró el abrigo que
entregó a la policía.
Ramona Bes, conocida del procesado, dijo que a las
siete se encontraron en las cercanías cuando sonó el disparo. Persiguió al
agresor junto con los guardias civiles y sólo le vio de espaldas.
Dijo que el que corría le pareció más alto y más
gordo que el procesado.
Salvadora Ferrer, compañera de Ramona y de su otra
acompañante, a quien cortejaba Marín. Su declaración concuerda con la de
Ramona. Dice que a la mañana siguiente, al enterarse de la detención de Marín,
se fue a ver a su prometida que dijo:
─ Ya ves, estuvo conmigo y ahora le detienen.
Alfredo Hernández, uno de los transeúntes que
persiguieron al fugitivo, dijo que no le vio la cara, y que el que perseguían
llevaba un sombrero y era mucho más alto y grueso.
Francisco López encontró al Marín a las siete y
media en la Rambla, que se despedía de unas chicas, y que le acompañó hasta la
barriada de San Pedro, que está en la parte alta de Tarrasa. Le dejó después de
un cuarto de hora y no observó nada anormal.
INFORMES Y
SENTENCIA
El fiscal pronunció un largo informe pidiendo la
pena de doce años de presidio para el procesado, estimando la atenuante de ser
menor de diez y ocho años el reo.
El defensor se extendió en el análisis de la prueba
para demostrar la inculpabilidad del procesado y terminó solicitando una
sentencia absolutoria.
Retirado a deliberar el Tribunal de Urgencia,
apreció la no existencia de pruebas condenatorias y dictó una sentencia
absolutoria.
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