La manifestación
antifascista de ayer en Cataluña
LLEGADA DE FORASTEROS
Desde las primeras horas de la mañana comenzaron a
afluir en trenes especiales procedentes de todas las comarcas de Cataluña miles
de personas.
SE ORGANIZA LA MANIFESTACIÓN
A las nueve de la mañana comenzó a llegar la gente
al paseo de Colón, donde tenía que organizarse la manifestación antifascista. A
las nueve y media era ya imposible dar un paso por dicho vía, y la multitud se
desparramaba hasta llegar al Parque de la Ciudadela. La Puerta de la Paz estaba
convertida en un hormiguero. En el monumento a Colón se encaramaron buen número
de ciudadanos para presenciar el magnífico golpe de vista que ofrecían aquellos
lugares. La organización, a pesar del gentío inmenso, se llevó a cabo con todo
orden.
A las diez y media se puso en marcha la comitiva.
La Vía Layetana estaba ya atestada de gente. También se veían repletos los
balcones de las casas de esta calle. La manifestación desembocó por la Vía
Layetana a las once menos veinte. Abría la marcha una sección de cornetas y
tambores de las Juventudes de Esquerra seguida de la bandera d-e uno de los
centros de esta organización política. A continuación, iba la presidencia, en
la que figuraban los consejeros Gassol y Dencás, el ex alcalde Aguadé, el
secretario de la Comisaría General de Orden Público, el ex rector de la
Universidad Sr. Serra Hunter, y otras personalidades.
Al pasar la manifestación frente al domicilio del
líder de la Lliga Sr. Cambó, los manifestantes prorrumpieron en silbidos y se
vitoreó con gran entusiasmo a Cataluña, la República, la Esquerra, y se dieron
mueras a la Lliga y al fascismo.
A las once pasaba el grueso de la manifestación
ante el edificio que ocupa en la Vía Layetana la Comisaria General, desde el
que presenciaban el desfile el comisario, Sr. Coll, el jefe de los servicios y
el jefe de la brigada de Investigación Social. Los manifestantes dieron vivas a
la Policía catalana y al Sr. Coll.
Seguían a la presidencia las secciones femeninas
del Estat Catalá, integradas por dos mil mujeres, portadoras casi todas ellas
de ramos de flores. Una iba cubierta con un gorro frigio, y fue objeto de
manifestaciones de simpatía al pasar. Se calcula que figuraban en la
manifestación 3.000 banderas y gran número de pancartas con dedicatorias
alusivas al acto.
Seguían nutridas representaciones de los distritos
de la Esquerra de Barcelona y del resto de Cataluña, con banderas y banderines.
Centenares de manifestantes iban cogidos de las manos.
En la nutrida representación que llegó de Lérida
figuraba la bandera de la Juventud Republicana de dicha, capital e iba al
frente de la misma el ex director general de Administración local, Sr. España.
A la representación de Lérida seguía la de Valencia, que fue acogida con
grandes aplausos. La de Solsona llevaba una pancarta con un dibujo representando
un' brazo del que, pendía un garrote, y que decía: "Para combatir el fascismo, no
falla".
A continuación, iban nutridas representaciones de
los federales de Tarrasa con un cartel que decía: "En Cataluña el fascismo
no pasará"; la de Acción Republicana de Cataluña, presidida por el ex
ministro D. Luis Nicolau d'Olwer; la del partido catalán proletario. Seguía el
voluntario catalán de las guerras coloniales Ramón Fariña, portador de una
bandera catalana. La representación de la Unió Socialista de Cataluña iba
precedida de una banda de música y la presidían los señores Comorera, Fronjosá
y Barjáu. Seguía una representación de desterrados italianos, ante los cuales
el público exteriorizó su simpatía, y cerraba la manifestación una
representación nutridísima de los rabassaires, pues aparecían varios miles de
ellos con sus respectivas banderas. Esta fue la representación más típica, pues
en la misma figuraban miles de mujeres con gran número de banderas, de las que
pendían flores. Estos manifestantes eran portadores de grandes carteles en los
que se leía: "Queremos la reforma agraria", "¡Abajo el
fascismo!", "Pedimos la aplicación de la ley de Contratos de
cultivos", "Por la libertad", "¡Muera el fascismo!",
"Antes que el fascismo, la revolución", "Honorable presidente de
Cataluña: la Unión de Rabassaires está a sus órdenes". Desde el paseo de
Colón hasta la Gran Vía Layetana estos elementos fueron objeto de una ovación
ininterrumpida. Fue acogido con grandes risotadas otro cartel que llevaban los
rabassaires, en el que se leía: "Las armas de Rahola", y del que
pendían una escopeta y una pistola de juguete.
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