Recordamos al señor Pau cómo se acabaron el pistolerismo, que
había producido más de un millar de víctimas en Barcelona, y los asaltos de
bandidaje, a raíz de la Dictadura.
A aquel asalto de Barcelona sucedió a los tres días el del
Banco de Tarrasa, y fue tal la ejemplaridad de la pena capital aplicada a los
autores aprehendidos, completada, después, con el duro escarmiento de los tres
condenados a la última pena, que se ejecutó en la cárcel de Madrid, por el
crimen del tren correo de Andalucía, que ello bastó a dejar a todo el país en
la mayor seguridad de vidas y haciendas y en la tranquilidad espiritual más
completa.
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