Como su novia
necesitara dinero para obtener el título de profesora de piano, realizó el timo
de que fue víctima el cajero de una entidad industrial
Declara que ella
le había prometido no abandonarlo en caso de ser detenido
BARCELONA 2 (11 m,). —La Policía de la Generalidad
ha obtenido un éxito con motivo de la detención del autor del timo de que el
sábado fue victima el cajero de la Sociedad Manufacturas Textiles de Tarrasa, a
quien le sustrajeron 38.000 pesetas cuando salía del Banco Hispano Americano.
El jefe de los servicios, D. Miguel Badia, desde el
primer momento tuvo la impresión de que el autor del timo, por conocer muy bien
la Comisaría general de Orden público, podía ser detenido fácilmente. Cotejando
mentalmente las señas de los detenidos que han desfilado por la Comisaria
general, el esfuerzo, de momento, resultó ineficaz. El Sr. Badía recordó a un
individuo que frecuentaba la Comisaría por dedicarse a la venta a plazos de
libros entre los funcionarios del Cuerpo de Vigilancia, y que tenía las mismas
señas que el autor de la estafa, y ordenó que se le detuviese para efectuar una
diligencia de comprobación. Encargó de dicho servicio a su secretario
particular y al rondín especial que manda el señor Sancho.
Hasta las cuatro de la madrugada del domingo, el
individuo que se buscaba no fue encontrado. En el transcurso de tres meses se
había hospedado en siete casas distintas, y por ello los trabajos para su
detención resultaron difíciles. A dicha hora se pudo averiguar que podía ser
encontrado en el domicilio de unos parientes suyos que habitan en la calle
Nueva de la Rambla, 83, Efectivamente, allí lo detuvieron.
Trasladado a la Comisaria general de Orden público,
dijo llamarse José Roig Carrasco, de veinticuatro años natural de Cartagena,
hijo natural del ex comisario de Vigilancia del Estado D. Salvador Roig, que
hace cuatro años mandaba la brigada de Investigación criminal, habiendo
desempeñado también la jefatura de la Delegación de Policía del puerto. El Sr. Roig,
por aquella fecha, fue sometido a un expediente, que dio por resultado su expulsión
del Cuerpo.
Naturalmente, el detenido conocía admirablemente a
situación del edificio donde está instalada la Comisaria. y al ser interrogado
por el Sr. Badía se confesó de plano autor de la estafa, y dijo que casi todo
el dinero lo había entregado a su novia, cuyo domicilio facilitó.
Diversos agentes se trasladaron a este último
domicilio, situado en la calle de Nápoles, y detuvieron a la novia, de
diecinueve años. Contestando a preguntas que se le hicieron, manifestó que,
efectivamente, su novio le hizo entrega de 37.000 pesetas. Añadió que ignoraba
el origen de la cantidad.
Entregó sólo 36.600 que tenía en su poder.
Trasladada a la Comisaria, ingresó rigurosamente
incomunicada en un calabozo.
Declaró también la detenida que había perdido las
125 pesetas que sus padres le dieron para pagar unos derechos de reválida y que
se las pidió a su novio, quien le hizo entrega de la cantidad expresada. Las
pesetas que faltaban las gastó en comprar un vestido para una niña que tuvo con
su novio. Agregó que en el caso de no conseguir la cantidad para los exámenes
tenía ideado no examinarse hasta el próximo año, por lo que diría a sus padres
que hasta entonces no le daban el título. No se enteró del timo realizado por
su novio hasta por la noche, en que leyó los periódicos. Su novio le confesó su
delito.
Roig declaró que había cometido la estafa inducido
por su novia. El viernes, ésta le manifestó que necesitaba dinero para obtener el
título de profesora de piano y él le prometió buscarlo, aunque tuviese que
cometer un delito. Para ello obtuvo de ella la promesa de que si tenía la
desgracia de ser detenido e ir a la cárcel, ella le continuaría queriendo, José
salió a la calle el sábado dispuesto a encontrar el dinero, fuese como fuese, e
ideó el timo del que el sábado dimos cuenta.
Manifestó también que pensaba salir hoy con su
novia con dirección a Francia, cuya nación conocía por haber residido en ella
en distintas ocasiones. Por cierto, que se cree que si lo hubiese intentado
hubiera sido detenido en la frontera o al embarcar en algún buque, pues se
habían tomado todas las precauciones.
El Sr. Badía se mostraba muy satisfecho del
resultado de los trabajos y dijo que aceptaba las felicitaciones.
(Febus.)
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