VISTA DE CAUSAS
EN LA AUDIENCIA
TRIBUNAL DE
URGENCIA
SECCIÓN TERCERA
CAUSA POR
HOMICIDIO
En la Sala tercera de la Audiencia se reunió ayer
el Tribunal del Jurado que debe fallar la causa seguida contra Guillermo
Leyesey, que el día 31 de marzo de 1933 mató en el Paseo de Gracia, delante del
Banco de Bilbao, a don Luis Pascual.
Presidió el Tribunal el magistrado señor De
Iturriaga. Lleva la acusación fiscal el señor Fores y la privada el letrado
señor Lladó Vallés. De la defensa está encargado el abogado don Alejandro
Zurbano
Para este Juicio hay citados más de 180 testigos de
la acusación y de la defensa.
Dada, la voz de audiencia pública, empieza la
lectura de los apuntamientos.
Según éstos, el día 31 de marzo de 1932 el
procesado Guillermo Levesey, antiguo jefe del Crédit Lyonnais de Tarrasa, que
tenía antiguos resentimientos profesionales con don Luis Pascual, director del
Banco, esperó a éste en el Paseo de Gracia, pidiéndole un certificado que le
permitiese trabajar en otro Banco. El señor Pascual se negó a la pretensión del
señor Levesey, y éste disparó unos tiros contra su antiguo jefe, matándole.
El fiscal califica el hecho de homicidio, y el
defensor considera los hechos constitutivos de un delito de homicidio simple
con eximentes.
Después de leídos los apuntamientos, se pasa al
interrogatorio del procesado.
A las generales de la ley, dice llamarse Guillermo
Levesey Soler, de cuarenta y ocho años, casado. Ha sido procesado con
anterioridad por un supuesto delito de estafa promovido por don Luis Pascual,
del que fue absuelto con todos los pronunciamientos favorables el día 15 de
octubre de 1930.
Contestando a preguntas del fiscal, el procesado
explica sus relaciones con don Luis Pascual. Dice que le conoció en 1904,
siendo él botones del Crédit Lyonnais. El señor Pascual era entonces meritorio
de la misma Banca.
Añade que en mayo de 1920, cuando ya había él
ascendido a jefe de la sección de informes del Lyonnais, se lo llevó el señor
Pascual, que era subdirector del Crédit Lyonnais, para ir a implantar la
sucursal del Banco de Bilbao en Barcelona, por haber sido nombrado director el
señor Pascual.
Afirma que el mismo año ascendió a apoderado del
Banco de Bilbao y tercer director jefe de la sección de créditos, y en 1934
pasó a Tarrasa como jefe de la Agencia. El director verdadero era el señor
Pascual, que dirigía las sucursales de Barcelona, Tarrasa y Sabadell.
Sigue diciendo que en Tarrasa se hacían grandes
beneficios y se hacían préstamos importantísimos a los industriales de Tarrasa,
bajo la autorización directa del señor Pascual. A consecuencia de esto se
debían grandes cantidades al Banco y en 1926, iniciada una crisis en la
industria textil, sobrevinieron grandes dificultades para reintegrar los
créditos.
Continúa el procesado diciendo que en estas
condiciones vino una indicación de los altos organismos del Banco, para salvar
la situación. El declarante dice que no quiso ponerla en práctica porque no era
legal, siendo suspendido de empleo y sueldo por esto.
No se conformó el procesado y reclamó una
indemnización y el sueldo correspondiente. Como no se lo dieron, removió
influencias y se preparó a llevar el asunto a los tribunales.
Luis Pascual, dice el procesado, se adelantó y para
evitar ser responsable del desastre delante del Consejo del Banco presentó una
denuncia el año 1926 contra Levesey, acusándole de una estafa de varios
millones. El juez de Tarrasa no aceptó la denuncia, y entonces el señor Pascual
le reiteró en Barcelona, siendo detenido Levesey, que estuvo once meses en la
cárcel. El año 30 fue absuelto en la Sala segunda, con todos los
pronunciamientos favorables.
El procesado continuó reclamando la indemnización y
al mismo tiempo procuraba levantar algún negocio. Fracasó repetidamente por el
sabotaje de que le hacia objeto el señor Pascual, apoyándose en el antecedente
de su proceso.
Viendo que la vida en España se le hacía imposible,
marchó a Francia. La situación allí fue peor que en España.
—Al volver a España—añade el procesado— vencido,
decidí suicidarme y escribí dos cartas. Una a mi abogado y la otra al juez. La
llevé a casa de un amigo y más tarde encontré al señor Pascual y fue entonces
cuando le maté.
A preguntas del fiscal, dice que no llevaba ninguna
intención de matarle. El defensor le preguntó si había escrito las cartas, y si
reconoce las que figuran en el sumario.
El acusado contestó afirmativamente, y aclara que
las escribió por la mañana, habiendo decidido matarse por la tarde para
arreglar unos papeles y asuntos relacionados con su familia.
Terminado el interrogatorio, se pasa a la prueba
testifical.
Comparece el guardia urbano que detuvo al señor
Levesey y auxilió al herido.
A preguntas del fiscal, dice el testigo que estando
de servicio oyó un disparo. Me llamó la atención y vi a un señor que se
tambaleaba. Quise intervenir, pero el agresor, que era el del banquillo,
continuaba disparando. Esperé que terminara, porque yo no llevaba armas;
después le detuve.
El agresor, al terminar, arrojó la pistola encima
del agredido.
Don Pedro Caritz, empleado de comercio. Conoce al
procesado desde la infancia. Dice, a preguntas de las partes, que Levesey tenia
resentimientos con Pascual porque le perseguía comercialmente.
Don Julio Usis, apoderado del Banco de Bilbao. Dice
que el señor Pascual era un hombre ponderado, fino, amable e inteligente y que
era incapaz de perseguir a nadie.
Manuel Esquins, médico. Da excelentes informes del
señor Pascual. Dice que la madre política del señor Pascual perdió la razón.
Después de estos testigos y visto lo avanzado de la
hora, cerca de las dos, el presidente levanta la sesión para continuarla hoy, a
las diez de la mañana.
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