sábado, 16 de diciembre de 2017

Luz (Madrid. 1932). 30/6/1934, página 4.

La candidez de dos guardias y el ingenio de un ladrón

Sirviéndose de dos guardias para que esposaran a la víctima, se apodera de 38.000 pesetas

BARCELONA, 30. — A mediodía de hoy se acercó a una pareja de guardias de Seguridad que había a las puertas del Banco Hispano Americano un individuo joven, elegantemente vestido, que les dijo:

—Soy cuñado de un alto funcionario de la Comisaría General de Orden Público y necesito que me ayuden ustedes para lograr la detención de un peligroso timador que en este momento se encuentra en el Banco. Dicho individuo acaba de cobrar un cheque por valor de cuarenta mil pesetas, producto de un timo que ha realizado esta mañana en las primeras horas. Cuando salga, yo me acercaré a él y entonces ustedes hacen lo mismo. Como se trata de un individuo de mucho cuidado, ustedes lo esposan y yo me haré cargo de la cantidad, a fin de que no pueda desaparecer. Con este pájaro todas las precauciones son pocas.

Los guardias creyeron inocentemente lo que acerca del parentesco con el alto funcionario y demás les había dicho el individuo citado y se pusieron a sus órdenes dispuestos a actuar. En efecto, a los cinco minutos salió del Banco un individuo; el otro se le acercó y le preguntó;

—¿Usted acaba de cobrar cuarenta mil pesetas?

Como le respondiese afirmativamente, agregó:

—Pues vengan las pesetas, y ya veremos qué pasa.

Como se acercarán los guardias, dicho señor no sospechó de que se le pudiera hacer víctima de un engaño y supuso que el individuo que le preguntaba era un agente de Vigilancia, por lo que, sorprendido de todas formas, le entregó 38.000 pesetas en billetes, que era lo que acababa de cobrar. Los guardias le esposaron; protestó, pero el timador ordenó a los guardias que lo condujeran a la Comisaria General de Orden Público, adonde él les acompañaba, y que allí se aclararla todo. Así lo hicieron, y al llegar a la escalera principal de dicho centro, el individuo en cuestión dijo a los guardias:

—Suban ustedes al detenido, que yo voy a hablar con mi pariente.

Y por una escalera distinta desapareció, sin que los guardias se dieran cuenta de ello, llevándose las 38.000 pesetas.

El detenido identificó pronto su personalidad. Se trataba del cajero de Manufacturas Textiles, de Tarrasa, y dicha cantidad la había sacado del Banco en nombre de la entidad donde presta sus servicios

Los guardias salieron por las escaleras buscando al ladrón, pero no lo encontraron. Por lo visto conocía perfectamente la Comisaría, y por ello le fué fácil entrar por una escalera y salir por otra. Además, debía de conocer la costumbre de la casa objeto de la estafa, que todos los finales de mes envían al Banco para recoger una importante cantidad. Se da el caso de que la persona que en esta ocasión sacó del Banco el dinero sustituía casualmente al que suele ir otras veces.

La Policía practica activas pesquisas para detener al hábil timador.


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