En plena
recolección
Estamos en
plena recolección de la cosecha. Dicho sea de paso, es bastante buena, nos
hallamos no sólo en este pueblo, ni en la comarca, sino en toda la región
aragonesa, que desde el primer momento que estalló la revolución; la flor de la
juventud, en número considerable, se alistó voluntariamente en las filas
confederales, para batir la bestia fascista, más luego atendiendo a los
decretos de incorporación a filas de las quintas del 31 al 37, como un sólo
hombre, esta comarca y toda la región aragonesa. acató las disposiciones
ordenadas por el Gobierno de Valencia, presentándose los de esta comarca
incorporándose en la Caja de Reclutamiento de Barbastro; todo esto muy bien,
que cuantos hombres útiles se necesiten y todos cuantos sacrificios sean
necesarios para ganar la guerra la revolución, los aragoneses estamos
dispuestos a dar nuestras vidas y haciendas, para liberar al pueblo de la
opresión y tiranía que tantos siglos hemos soportado y hacer una sociedad nueva
basada en justicia y libertad y que quede para siempre aplastada la reacción
madre de todos los crímenes y vejaciones que el proletariado español tuvo que
sufrir.
Estas,
quintas llamadas últimamente para ingresar en la Caja de Reclutamiento de
Barbastro, ingresados estos compañeros en la referida Caja, yo pregunto: ¿qué
hacen estos milicianos en Barbastro en número de seis o siete mil, deambulando
como. vagabundos por las calles, durmiendo por las aceras cual si fueran
borregos? ¿Es, que todavía el obrero proletario sigue tratado cual si fuera una
bestia?. Tanta sangre derramada, tantas lágrimas, tanto dolor, ¿para qué?,
¿para nada? ¡Qué horror, qué vergüenza! ni un momento más ni una hora más debe
seguir tanta ignominia; sépanlo los titulares dirigentes que el compañero
miliciano debe recibir el trato que merece, pues no se va a jugar la vida para,
que lo traten como un borrego; va a defender una nueva sociedad y una nueva
vida que no ha tenido hasta hoy. ¿Por qué no van al frente estos compañeros?
¿qué hacen en Barbastro? Pues si no hacen nada, ¿por qué no se les da la orden
de que regresen a sus respectivos hogares, dispuestos a acudir al primer
llamamiento y de esta forma no sacarían los brazos juveniles y fuertes en el
oportuno momento urgentísimo de recoger la cosecha que parte de ella no podrá recogerse
a su tiempo por falta de brazos ¿No es esto triste? Triste y vergonzoso. Las
dos cosas.
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