Consejo de Guerra
Continuó el Consejo de Guerra de
oficiales generales contra el capitán de infantería don Francisco Costell,
acusado del supuesto delito de negligencia.
Acabada la prueba testifical, se
suspendió el acto por breve tiempo, y, reanudado, entró en el salón el
procesado, a quien pidió el fiscal que declarase si, efectivamente, el general
de la cuarta División le dio por teléfono instrucciones concretas antes de
partir.
El capitán Costell manifestó que
el general le había dicho que marchara enseguida a Tarrasa con su compañía para
levantar el asedio a la guardia civil. En vista de lo dicho por el capitán
Costell, se leyeron dos declaraciones del general Batet que aparecen en el
sumario. Al preguntársele si creía veraces dichas declaraciones, el procesado
se abstuvo de contestar y la defensa protestó por considerar improcedente la
pregunta.
Ante nuevas preguntas del fiscal,
el capitán Costell contestó que mantenía todo lo declarado en el sumario y
explicó las órdenes dadas a los oficiales a su mando cuando se dirigían a
Tarrasa, encareciéndoles una intervención eficaz para apaciguar el movimiento y
devolver la normalidad a la población.
A petición de la defensa el
procesado hizo un relato de cuanto dijo a los expresados oficiales durante la
marcha a Tarrasa.
Después de elocuentes párrafos
dedicados a la disciplina del Ejército, el fiscal expuso detalladamente los
sucesos ocurridos en Tarrasa el día 15 de febrero de 1932, por lo que se envió
una compañía de infantería al mando del procesado. Siguiendo la relación de lo
ocurrido, acusó al procesado de haber tolerado la formación de grupos, que
seguían a las tropas gritando:
—No tireu que som germans. Del
poble veniu i al poble tornareu.
Dijo el fiscal que el capitán
Costell rehusó la cooperación de la guardia civil, ordenando que se retirara, y
finalmente no evitó que se fugasen algunos de los principales revolucionarios.
Elevó después a definitivas sus
conclusiones, calificando el delito de negligencia, por lo que pidió se
impusiera al procesado un año de prisión correccional con suspensión de empleo
y sirviéndole de abono la prisión preventiva.
El defensor, comandante don Man
pertenecenuel Costell, hermano del procesado, en brillantes y sentidos
párrafos, llenos de emoción, dedicados al Ejército, al cual —dijo— pertenecen
varios individuos de su familia, y dos de ellos han caído en el campo del honor
defendiendo a la patria, pidió la atención del tribunal y clarividencia, al
ministerio fiscal para oir su defensa, que iba a formular en términos categóricos.
El informe del comandante Costell
fue brillante y digno de todo encomio, en el que rebatió los cargos del fiscal,
suscitándole varios incidentes.
Rectificó el fiscal, haciendo un
gran elogio del informe de la defensa, que dijo le había conmovido.
Mantuvo sus conclusiones y a
medianoche el presidente suspendió el Consejo para reanudarlo a las diez de
ayer mañana.
Reanudando éste a la mencionada
hora y concedida la entrada al público, se concedió la palabra al defensor del
capitán Costell.
Dedicó toda su labor a rebatir
las afirmaciones del fiscal, manteniendo las manifestaciones expuestas en el
dia anterior.
El defensor, en elocuentes
párrafos, completó su brillante informe aportando nuevas pruebas de la
inculpabilidad de su hermano y, finalmente, pidió al tribunal su absolución.
A las doce terminó el Consejo,
reuniéndose inmediatamente el tribunal en sesión secreta para dictar sentencia.
La reunión fue laboriosa, pues
terminó a las tres menos cuarto de la tarde.
El tribunal falló absolviendo
libremente al procesado, pero la sentencia no será firme hasta que la apruebe
el auditor de la División.
Dictada sentencia, los generales
y jefes que componían el tribunal estuvieron en el despacho del general Batet,
y el general Pozas le dio cuenta del resultado del Consejo.