DE LOS SUCESOS DEL DOMINGO
Ayer la tarde falleció en el
Hospital Casa de Caridad de San Lázaro, el revoltoso herido en la calle de San
Isidro José Ribera Mercader de 23 años, domiciliado en nuestra ciudad, en la
calle Infante Martín, 72.
Además de las 13 bombas, tres
remingtons y la enorme cantidad de balas que los revoltosos dejaron abandonadas
en la calle San Isidro al ser repelidos por el guardia José González Aguilar a
quien habían dado el alto, se han ido encontrando más cápsulas y bombas. Tres
de ellas fueron descubiertas en la barriada de "Can Aurell" cuando
unos niños estaban jugando con ellas. Estas tres bombas fueron recogidas por la
Guardia Municipal y las de la calle San Isidro por la Guardia Civil.
Esta mañana continuaban detenidos
Andrés Rosell Cos, domiciliado en la carretera de Moncada 174, Tomás Llongueras
Martí, domiciliado en la calle Baldrich 154 y Ramón Vila Moix domiciliado en la
calle San Fernando de la vecina ciudad de Sabadell, que la Guardia Civil detuvo
la noche de los sucesos en el local del Sindicato Unico por creerlos
complicados en los mismos.
No sabemos que en nuestra ciudad
se hayan efectuado nuevas detenciones como tampoco que se haya tenido
conocimiento de otros heridos, aparte de los dos que fallecieron en el alto al
guardia civil señor González.
Es innegable que la serenidad del
mencionado guardia hizo abortar el movimiento en su inicio. A su decidida y
valerosa actitud se debió el que fracasara la intentona de asaltar el Cuartel
llevando a dicho guardia al frente del pelotón para evitar así los disparos de
sus compañeros como hace presumir era el intento de los revoltosos al haber
tratado de apoderarse del guardia civil González cuando este salía de su
domicilio dando el alto antes de dispararle su abundante pertrecho de guerra.
Tal actitud, merece los plácemes
no ya tan sólo de sus jefes inmediatos, compañeros de servicio y autoridades,
sino también de todos los ciudadanos, ya que en caso de que los revoltosos se
hubiesen podido hacer fuertes en algún edificio sólido y con abundante
armamento como es el Cuartel de la Guardia Civil de nuestra ciudad, habríamos
tenido que lamentar mayores y graves daños.
Hemos recibido en tal sentido
algunas cartas, que nos abstenemos de publicar estando del todo identificados
con su contenido, por creer que su publicación no es oportuna en estos
instantes, en los que todavia falta esclarecer los orígenes y directores de tan
funesta como criminal intentona, y además porque los miembros de la Benemérita
estando sujetos a la férrea disciplina del Cuerpo, deben recibir por sus actos,
la felicitación o censura de sus jefes con anterioridad a todo otro estímulo o
sugestión.
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