domingo, 19 de febrero de 2017

El Diluvio, Edición jueves 5 de enero de 1933, pág. 9

Consejo de Guerra

Continuó el Consejo de Guerra de oficiales generales contra el capitán de infantería don Francisco Costell, acusado del supuesto delito de negligencia.

Acabada la prueba testifical, se suspendió el acto por breve tiempo, y, reanudado, entró en el salón el procesado, a quien pidió el fiscal que declarase si, efectivamente, el general de la cuarta División le dio por teléfono instrucciones concretas antes de partir.

El capitán Costell manifestó que el general le había dicho que marchara enseguida a Tarrasa con su compañía para levantar el asedio a la guardia civil. En vista de lo dicho por el capitán Costell, se leyeron dos declaraciones del general Batet que aparecen en el sumario. Al preguntársele si creía veraces dichas declaraciones, el procesado se abstuvo de contestar y la defensa protestó por considerar improcedente la pregunta.

Ante nuevas preguntas del fiscal, el capitán Costell contestó que mantenía todo lo declarado en el sumario y explicó las órdenes dadas a los oficiales a su mando cuando se dirigían a Tarrasa, encareciéndoles una intervención eficaz para apaciguar el movimiento y devolver la normalidad a la población.

A petición de la defensa el procesado hizo un relato de cuanto dijo a los expresados oficiales durante la marcha a Tarrasa.

Después de elocuentes párrafos dedicados a la disciplina del Ejército, el fiscal expuso detalladamente los sucesos ocurridos en Tarrasa el día 15 de febrero de 1932, por lo que se envió una compañía de infantería al mando del procesado. Siguiendo la relación de lo ocurrido, acusó al procesado de haber tolerado la formación de grupos, que seguían a las tropas gritando:

—No tireu que som germans. Del poble veniu i al poble tornareu.

Dijo el fiscal que el capitán Costell rehusó la cooperación de la guardia civil, ordenando que se retirara, y finalmente no evitó que se fugasen algunos de los principales revolucionarios.

Elevó después a definitivas sus conclusiones, calificando el delito de negligencia, por lo que pidió se impusiera al procesado un año de prisión correccional con suspensión de empleo y sirviéndole de abono la prisión preventiva.

El defensor, comandante don Man pertenecenuel Costell, hermano del procesado, en brillantes y sentidos párrafos, llenos de emoción, dedicados al Ejército, al cual —dijo— pertenecen varios individuos de su familia, y dos de ellos han caído en el campo del honor defendiendo a la patria, pidió la atención del tribunal y clarividencia, al ministerio fiscal para oir su defensa, que iba a formular en términos categóricos.

El informe del comandante Costell fue brillante y digno de todo encomio, en el que rebatió los cargos del fiscal, suscitándole varios incidentes.

Rectificó el fiscal, haciendo un gran elogio del informe de la defensa, que dijo le había conmovido.

Mantuvo sus conclusiones y a medianoche el presidente suspendió el Consejo para reanudarlo a las diez de ayer mañana.

Reanudando éste a la mencionada hora y concedida la entrada al público, se concedió la palabra al defensor del capitán Costell.

Dedicó toda su labor a rebatir las afirmaciones del fiscal, manteniendo las manifestaciones expuestas en el dia anterior.

El defensor, en elocuentes párrafos, completó su brillante informe aportando nuevas pruebas de la inculpabilidad de su hermano y, finalmente, pidió al tribunal su absolución.

A las doce terminó el Consejo, reuniéndose inmediatamente el tribunal en sesión secreta para dictar sentencia.

La reunión fue laboriosa, pues terminó a las tres menos cuarto de la tarde.

El tribunal falló absolviendo libremente al procesado, pero la sentencia no será firme hasta que la apruebe el auditor de la División.

Dictada sentencia, los generales y jefes que componían el tribunal estuvieron en el despacho del general Batet, y el general Pozas le dio cuenta del resultado del Consejo.






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