jueves, 14 de julio de 2011

La Vanguardia, Edición del viernes, 11 octubre 1918, página 13

Continuan en el mismo estado las huelgas, tanto la del ramo del agua como la de tejedores, sin que se vea una solución que acabe este conflicto, pues los daños que ocasiona en ambas partes son muy graves e irremediables.

La enfermedad reinante continúa haciendo bajas: entre los muchos enfermos que podríamos citar, se cuentan los médicos señores Benet y Trincheria, los profesores de la Escuela industrial señores Pineda y Vacarisas, el concejal maurista señor Ros, el comerciante en lanas don Esteban Homs, el director del diario El Día, don Miguel Puigbó; el joven industrial don Manuel Puigbó y otros muchos conocidos que harían interminable esta lista.

El conflicto del pan se va agravando; las mujeres van de una panadería a la otra buscando mucha o poca cantidad de tal artículo; hoy muchas familias han substituido el pan por galletas y bizcochos, pues la escasez de harina es tanta, que sólo las cantidades que llegan se panifican en seguida, pero como son cantidades pequeñas, no son lo suficiente para abastecer a una ciudad tan numerosa como ésta.

Como dato curioso, debemos hacer constar que varias familias encargan a los recaderos que les traigan panes de esa capital, y otras familias andan durante dos y tres horas para comprarlo en los pueblos vecinos de Rubí y Olesa de Montserrat.

—Alas.

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