miércoles, 25 de junio de 2008

Historia de Terrassa

Historia

Épocas y etapas

Los primeros pobladores

La primera constancia de pobladores en los alrededores de Terrassa fecha del período Neolítico,comprendido entre el 5000 y el 1800 a. C., época en que el hombre se vuelve sedentario y pasa a hacer uso de la caza, la agricultura y la ganadería. Su hábitat se sitúa en diferentes puntos del macizo de Sant Llorenç como la Cova del Frare, la Cova de les Ànimes y la Cova de Simanya Nova o de La Canal. La Cova del Frare también se habitó durante la época de la Edad de Bronce, 1800-700 a. C., así como Can Missert, al lado de Viladecavalls.


Ègara, ciudad romana

La romanización de Egara se produjo sobre la existencia de un originario poblado ibérico, Egosa-Egara.

Instaurado como Municipium Flavium Egara, la ciudad romana estaba situada cerca del actual conjunto
monumental de las Iglesias de Sant Pere, estratégicamente por encima del torrente de Vallparadís. En las Iglesias se ha encontrado parte del legado romano, pero el emplazamiento exacto del municipio de Egara aún no ha sido acotado.

Precisamente, en una lápida de mármol de la Iglesia de Santa María encontramos escrito, por primera vez, el nombre de Egara. La herencia romana comprende también una serie de capiteles, columnas y sepulcros, así como una necrópolis muy cercana a este lugar.

Pero la romanización también se hace patente en una serie de villas cercanas al municipio principal que se confirman en los yacimientos ubicados en Ca n'Amat, L'Aiguacuit, Ca n'Anglada, Can Poal, Can Fatjó, Les Martines, Can Jofresa y Can Bosch de Bagea.


La Terrassa medieval

La villa de Terrassa era un recinto cercado por murallas que limitaban con las calles actuales de Gavatxons, del Vall, el Raval de Montserrat y el Portal de Sant Roc. El Castell-Palau de Terrassa, el "castrum Terracia" era el centro estratégico del espacio amurallado que recogía el poder político y condal.

Hoy sólo se conserva la torre de defensa, conocida como Torre del Palau. La feudalización de Terrassa se produjo a finales del s. XI y durante la primera mitad del s. XII. La consolidación de Terrassa como villa real fue una concesión del rey Jaume y, a la vez, incentivó el comercio con la Fira de Maig y obligó a que el camino de Manresa pasara por Terrassa. Pero desde el s. XIII la importancia de Terrassa fue más política que demográfica o económica; y no será hasta el s. XIV cuando se produzca un crecimiento sustancial de la villa y de su población.

Los vestigios más importantes que se conservan de la época medieval son:
La Torre del Palau
El Castell-Cartoixa de Vallparadís

El conjunto monumental de les Iglesias de Sant Pere


La Terrassa moderna (s. XV - s. XVIII)

El crecimiento del Castell-Palau de Terrassa contribuyó al crecimiento y maduración de la villa. El incremento de población motivó la creación del primer organismo municipal, el Consell General, concedido por el rey Pere, en el cual los cabezas de familia votaban las resoluciones. El siguiente órgano fue el privilegio otorgado por el Infante Martí, en 1384, que constituyó el Consell Ordinari, elegido de forma indirecta y encargado de regular los negocios de la villa. En 1444 un nuevo privilegio delegaba todo el poder de decisión al Consell Ordinari y desaparecía el poder del Consell General.

En el siglo XVI, el término del Castell de Terrassa aún era diverso y únicamente el núcleo del entorno del castillo se erigía como la villa de Terrassa. La distancia habida con Sant Pere motivó la construcción de una nueva iglesia, la del Sant Esperit (1574). El posible traslado de la parroquia a Terrassa, evidenciaba la necesidad de construir un canal de comunicación, que todavía perdura hoy: el puente de Sant Pere (1579).

A parte de las hostilidades entre Terrassa y Sant Pere, el acontecimiento que marcó más a la Terrassa Moderna fue la Guerra dels Segadors (1640). Después de la derrota de los catalanes ante las tropas castellanas en Martorell, Terrassa quedó medio abandonada, ya que muchos habitantes huyeron hacia las montañas. La situación de guerra motivó que en la ciudad, como en otros municipios, se fabricaran monedas propias entre 1641 y 1642. Otra consecuencia que imprimió la historia de Terrassa, fue el traslado del Gobierno de la Generalitat en el año 1651 por la peste que arrasó Barcelona.

Las disputas ajenas salpicaron de nuevo a Terrassa con la Guerra de Successió, durante la misma, la ciudad fue castigada en 1713 por las tropas borbónicas, puesto que la ciudad, al igual que la mayor parte de Catalunya, se mostraba favorable al candidato al trono, el Archiduque Carlos de Austria en detrimento de Felipe V. La destrucción parcial de la ciudad agravó la situación del comercio y de la industria, que tendría que esperar al siglo XIX para ver la aceleración de su crecimiento y su consolidación.


La Terrassa de la industrialización

La industria primeriza terrassense había alcanzado los años de mayor producción entre 1796 y 1797. La invasión napoleónica de la ciudad acentuó la crisis de la industria y los fabricantes abandonaron la villa por lugares más seguros. La población también se vio sometida a merced de fuertes epidemias como la de 1809, en la que la mortalidad redujo drásticamente la fuerza de trabajo. Las consecuencias de la guerra perduraron más allá de 1814, no tanto por la destrucción de las industrias sino por la pérdida del liderazgo del sector lanero.

El arranque industrial sucedió después de la posguerra. Entre los industriales que viajaron a Francia y los prisioneros terrassenses de las tropas napoleónicas se pudieron aplicar en Terrassa las innovaciones tecnológicas. Muy pronto la maquinaria empezó a construirse en la propia ciudad, factor que ayudó al crecimiento de la industria. La mecanización comportó cambios en la organización laboral y un aumento de la capacidad productiva. La sustitución de los pequeños talleres textiles por la aparición de la fábrica fue uno de los grandes cambios de este proceso industrial.

Entre 1833 y 1870 se desarrolló propiamente la industrialización de la ciudad, que convirtió Terrassa en una ciudad industrial. La aplicación de la energía del vapor, la mecanización casi completa de todo el proceso productivo, las innovaciones tecnológicas y la consolidación del gremio fueron los atributos de esta etapa. Terrassa se convertía en la ciudad de las fábricas de vapor.


Cronología de la industrialización:

1832: introducción de la primera máquina de hilado
1842: Fundación de la Mina Pública d'Aigües de Terrassa
1845: Llegada del Telar de Jacquard
1856: Inauguración del Ferrocarril de la estación del Nord
1873: Agrupación en gremios, el Institut Industrial
1882: Mecanización de la textura
1884: Instalación de la red eléctrica
1889: Introducción del hilado de estambre
1890: Huelga obrera textil


En los umbrales del siglo XIX

La industrialización generó un mapa social de Terrassa en el que el predominio de la burguesía y su hegemonía sobre la política local, superaban de largo el escaso desarrollo del movimiento obrero de la ciudad. Los colores políticos se movían al compás de las corrientes estatales y oscilaban entre partidos dinásticos, conservadores y liberales; republicanos, posibilistas, Federales y Progresistas; y catalanistas, del Centro Catalán y del Centro Republicano. Después de las múltiples tentativas gubernamentales que se sucedieron hasta 1874, pasada la Primera República, Terrassa se implicó de lleno en la Restauració (1875-1923), puesto que la ciudad nunca había dejado de ser monárquica. Alfons Sala llega a ser diputado en 1893 y será una personalidad de referencia en la política conservadora y monárquica de la ciudad hasta el inicio del siglo XX.


La Terrassa del siglo XX

El primer gran acontecimiento del siglo XX que vivió la ciudad fue la anexión del pueblo de Sant Pere, en 1904, cuya demarcación se repartió entre Terrassa y Sabadell.

En términos políticos, las dos primeras décadas sirvieron para establecer las bases de las posiciones republicanas, catalanistas y tradicionalistas, que enfrontarían a los consistorios después de los períodos electorales. Las disputas electorales llegaron a su fin con la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), quien estableció un Ayuntamiento por decreto, que únicamente favoreció a los partidarios de la unidad estatal. Alfons Sala fue el representante de esta época, a base de un fuerte caciquismo sobre los sectores del poder de Terrassa. El salismo propugnaba las ideas del régimen: monarquismo, españolismo y catolicismo.

Paralelamente, la industria lanera lideró el movimiento fabril de la ciudad y multiplicó la presencia de sus fábricas. En 1902 se creó la Escola Industrial y en 1906 el Acondicionamiento Terrassense, organismo económico y comercial que regulaba toda la red textil de la ciudad. La Gran Guerra europea fue el principal motor de la aceleración de la industria, hasta los años 20.

La proclamación de la Segunda República tuvo una repercusión muy significativa en la ciudad. El 14 de abril de 1931, el consistorio republicano de la ciudad se añadió a la proclamación de Macià de la República Catalana.

Los años 30 ayudaron a consolidar el movimiento obrero con la fuerte implantación de la CNT y la FAI, que abrieron frentes en la lucha entre clases sociales. En 1934, crece la economía por el sector de la lana, pero la crisis general afecta todo el país. La presencia de la CEDA en las Cortes republicanas y la proclamación del estado catalán desde la Generalitat por Lluís Companys, provocó una crispación tanto social como política que culminó en huelga general. La revuelta acabó con la represión por los Fets d'Octubre, hechos que se saldaron con el encarcelamiento del alcalde republicano, Samuel Morera. El Ayuntamiento se reconstituye con Alfons Sala de dirigente. Pero las elecciones de febrero de 1936 demuelen otra vez a la derecha y el Frente de izquierdas de Terrassa devolverá la Alcaldía a Morera. Las controversias resucitarían en julio de 1936 con el estallido de la Guerra Civil.

El levantamiento militar desbordó a las organizaciones locales. Se constituyó un poder revolucionario, el Comité d'Enllaç, donde se agruparon los partidos y los sindicatos de índole antifascista. La situación revolucionaria llevó a la incautación de edificios, a la colectivización de fábricas y a ejecuciones de religiosos, propietarios e industriales. El descontrol del orden público comportó que el mismísimo alcalde dimitiera. Así mismo, representantes de la derecha terrassense y numerosos industriales se marcharon a la España de Franco. La quema y la destrucción de iglesias también fue una constante durante las primeras semanas de la guerra, exceptuando el conjunto monumental de Sant Pere, custodiado por la misma CNT.

El Ayuntamiento de Unitat Popular no pudo hacer frente a las miserias que afectaban al municipio. Las divergencias entre la CNT y ERC sobre la revolución o la guerra se evidenciaron en 1937, dado que la economía se vio gravemente afectada por la falta de provisiones. El PSUC y la CNT se hicieron cargo del gobierno de la ciudad, con la problemática de las provisiones, el suministro eléctrico, y la aproximación del frente. La política pasó a segundo plano. El mercado negro, desertores, refugiados, heridos y reemplazos cada vez más jóvenes agitaron todavía más la penosa situación de Terrassa, que se quedó sin resistencia. El 26 de enero de 1939 las tropas franquistas entraron en la ciudad como si de un paseo militarse tratara.


La Terrassa franquista

Durante los primeros años de la Dictadura, el Ayuntamiento jugó un papel de dependencia absoluta con respecto al Gobierno Civil. Reconstituidos los sectores de poder próximos al salisme y a la Falange, la ciudad recuperó su valor industrial bajo la estricta aplicación del régimen. La oposición antifascista empezaría a ser relevante a finales de los años 40, canalizada en los movimientos obreros.

Uno de los cambios principales que experimentó la ciudad durante esta época, que duró hasta los 60, fue el crecimiento de la población, que derivó en problemas de vivienda. El ritmo industrial y la necesidad de mano de obra colocaron a Terrassa como una de las principales productoras textiles de todo el Estado.

La lucha contra el régimen llegaría a su auge durante los años 60, cuando Terrassa se convierte en una de las ciudades más contestatarias después de Barcelona, con una fuerte conflictividad social. El PSUC era la principal plataforma de lucha, junto a los sectores catalanistas más moderados.

Terrassa tuvo que esperar hasta las elecciones de abril de 1979 para constituir de nuevo un Ayuntamiento democrático, en el que la voz del pueblo fuera representada en el Salón de Plenos. Manuel Royes, del PSC, se convierte en el primer alcalde democrático después de la guerra y con él se lleva a término el mandato más largo de la historia terrassense.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu artículo, creo que detalla muy bien la historia de Terrassa, pero esperaba encontrarme alguna referencia sobre la riada de 1960 (oprox.) y como se ha ido modificando la estructura de la ciudad debido a los desastres que ha sufrido.
Mi enhora buena por tu blog, ha sido un alladgo casual que voy a añadir a "Favoritos".

Anónimo dijo...

hallazgo... no se puede escribir y no leer lo que uno pone :$

Anónimo dijo...

que buena historia de terrassa

Alex Moga dijo...

Molt bon article!

m'ha ajudat molt en obtenir informació de Terrassa!!

m'agradaria obtenir més informació en concret de la festa major de Terrassa, i si pogués ser, em podries enviar el teu correu de contacte a la direcció que trobaràs al meu blog.

http://alexmoga.wordpress.com/conacto/

moltíssimes gràcies

Anónimo dijo...

soy de terrassa, ahora vivo en Segur de Calafell y te felicito por tu gran aportación a la historia de esta ciudad industrial,importante en todos los ámbitos culturales y deportivos.

Anónimo dijo...

Hola, sóc de terrassa i estic fent un treball sobre aquesta. M'està servint molt el blog, molt ben explicat i molt contingut interessant sobre ella.

Daniel dijo...

Hola
Estoy intentando documentarme sobre la Terrassa del XVII y del XVIII, conoces alguna obra para indagar?
Gracias
Daniel