REFLEJOS EN EL PUERTO óleo sobre tela 38 x 46 cm
PUERTO DE LLANSÁ óleo sobre tela 38 x 46 cm
PUERTO EN SINFONÍA óleo sobre tela 38 x 46 cm
Josep Martínez Lozano nace en el barrio del Born de Barcelona el 29 de marzo del año 1923.
Durante su infancia no siente ningún tipo de inclinación especial hacia las artes plásticas o la pintura. No es hasta su juventud que empieza a pintar y se forja su vocación de forma definitiva. Como tantos artistas de biografía bohemia y azarosa, debe luchar con la oposición familiar a su férrea voluntad de dedicarse a la pintura en cuerpo y alma. Él lo cuenta así: "Dije a mi padre: Quiero ser pintor. Él me respondió: Pues sal de mi casa. Y lo hice.". Desde entonces, siempre más situará la pintura por encima de cualquier otra cosa en su vida.
Los primeros estudios artísticos los realiza en la Escola d'Arts i Oficis del Clot, en Barcelona (1937). Allí recibe las primeras y más básicas nociones de dibujo por parte del profesor sabadellense Doménech Soler. Más adelante, se convierte en discípulo de Ramón Sanvicens y Joaquim Terruella.
Cumple el servicio militar en Figueres poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando el país atraviesa una difícil posguerra.
Durante su estancia en Figueres, se pone en contacto con distintas personalidades de la vida cultural y artística de la capital ampurdanesa, y es en este momento cuando inicia su especial relación con l'Empordà y concretamente con Llançà. Entre sus amigos de aquella época se encuentran el acuarelista Ramon Reig, el periodista Manuel Brunet y Josep M. Fortunet.
En 1951 consigue una beca de la Diputación de Girona que le lleva a Venecia. Allí hará amistad con el pintor ochocentista Giuseppe Quirubini, y las emociones estéticas de la ciudad y de sus canales enriquecerán su paleta. El mismo año, se presenta individualmente en Barcelona por primera vez, en la Sala Gaspar, con una selección de su obra veneciana. También en 1951 realiza la primera exposición en Madrid, y seguidamente establece talleres en Montblanc, Tarragona y Llançà.
En Llançà funda la Escola d'Arts i Oficis, como ya había hecho en Campo de Criptana en la Mancha. Su relación con Llançà es tan intensa des de aquella época, que en 1988 establece allí la fundación que lleva su nombre y un museo de la Acuarela, dotado con obras suyas y de otros pintores.
Su relación con Terrassa empieza ese mismo año, precisamente en la misma época que la ciudad comienza su periodo de crecimiento desmesurado y se enfrenta a una gran ola de inmigración que la transformará de manera decisiva en pocos años. Paradójicamente, es en esta ciudad industrial rodeada entonces de suburbios, donde encontrará un ambiente y una sensibilidad artísticas, así como un núcleo de amigos, que le seducirán. Por todo eso, en 1965 se instala en Terrassa con su familia de forma permanente.
A partir de aquel momento alterna su residencia en Terrassa y Llançà (acostumbraba a pasar media semana en el interior, y la otra media al lado del mar), con sus viajes a Francia, Bélgica, Rumania, Portugal, Gran Bretaña, Italia, Malasia, Guatemala… Martínez Lozano es un pintor empedernidamente viajero.
Su primer estudio de Terrassa es en la calle Sant Llorenç, relativamente cerca de la sede de los Amics de les Arts, entidad en la cual se integrará muy temprano y que constituye el centro neurálgico de la vida cultural tarrasense. Más adelante, se traslada a un estudio más grande, en la calle que en aquel tiempo llevaba el nombre de Martínez Anido. Y finalmente, cuando necesita convertir el taller en el hogar familiar, se instala definitivamente en la calle del Teatre donde, hasta hace poco, aún tenía el estudio (en el que solía trabajar normalmente de noche)
Desde entonces, se estrecha cada vez más su relación con la ciudad. Hace una exposición en beneficio del Hospital de Sant Llàtzer, y poco después, conjuntamente con Josep Boix, edita un libro sobre las calles de Terrassa. El dinero que se obtiene va a parar también al mismo hospital.
En mayo de 1969 inicia su famoso viaje de la Mancha a Terrassa, con el burro "Sandalio", que se convertirá en un pequeño mito en la vida artística tarrasense. En 1971 es galardonado con el premio "Quixot" por la prensa local, que distingue su quijotesca trayectoria personal y artística. En 1972 se le concede el premio "Terrassenc de l'any", en reconocimiento de su trayectoria cívica.
El mismo año 1989 se crea en Llançà, el Museo de la Acuarela-Fundación Martínez Lozano, que se nutre inicialmente de una donación del pintor de más de 100 obras provenientes de distintos acuarelistas europeos. En aquel momento, pasa a ser el único museo de Europa destinado exclusivamente a la acuarela. En 1991, Pepe decide organizar y fundar los Simposiums Nacionales de Acuarela que se han celebrado por todo el estado español (Córdoba, Montblanc, Bilbao, Jaca…).
El año 2001, realiza una segunda donación de 36 obras al Museo de la Acuarela, con motivo de su nuevo emplazamiento en las instalaciones de la Casa de Cultura de Llançà.
J. Martínez Lozano, nunca deja de crear e investigar la técnica, con lo cual, su pintura al óleo o sus acuarelas no paran de evolucionar de tal modo que sus últimas obras, realizadas en 2005, sorprenden tanto a conocidos como a extraños.
En enero de 2006, el Ayuntamiento de Terrassa lo nombra hijo adoptivo de la ciudad en una ceremonia que, sin saberlo, será el último acto al que asistirá. El 7 de Junio de 2006, muere a causa de una enfermedad en su casa de Llançà rodeado de su familia. Dos días más tarde, sus amigos lo despiden en la iglesia de Sant Vicenç de Llançà.
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