Juan Vives Durán (1918 - 2000)
Juan Vives Durán nació el 6 de noviembre de 1918, en Terrassa (Barcelona), en el seno de una tradicional familia catalana de panaderos. Hijo de Carme Duran i Martí y Manuel Vives i Casanovas, Juan era el segundo de cuatro hermanos. Desde su infancia fue gran admirador de la naturaleza y enseguida se ocupó del estudio de cuanto insecto y pequeño animal quedaban al alcance de sus observaciones. A los catorce años comenzó una colección entomológica que lamentablemente se perdería durante los duros años de la guerra civil, y ya entre los diecisiete y dieciocho, publicaba sus dos primeros trabajos entomológicos en el Boletín del Grupo Excursionista de La Mola, de Tarrasa (Terrassa en catalán). Después de un largo intervalo –más de veinte años- obligado por los avatares históricos y familiares que le tocó vivir, comienza la publicación de numerosos trabajos –hasta completar un total de treinta y tres- y a colaborar desinteresadamente con numerosos colegas y especialistas en otros grupos ajenos a su especialidad. Fiel testimonio de esta última aseveración son los 38 taxa de coleópteros que le dedicaron diversos especialistas coetáneos. Juan Vives Durán ha sido uno de los mayores exponentes de la entomología ibérica en su especialidad, los coleópteros carábidos (superfamilia Caraboidea). Estudió en el colegio de los Padres Escolapios de Terrassa y a los dieciséis años ingresaba en la escuela Municipal de Artes y Oficios, donde cursó Peritaje Textil y además, el estudio de Bellas Artes bajo el magisterio del profesor Joan Rigol Fornaguera, de quien aprendió dibujo y modelaje. Nada más terminar los estudios secundarios es llamado a filas para incorporarse, en plena guerra civil, en 1938, al frente de Lérida. En 1939 tiene que realizar el servicio militar, agregado en un destacamento de castigo de Barbate (Cádiz). En 1942 regresa a su ciudad natal y se incorpora al mundo laboral como encargado tintorero en la empresa Manufactura Textil de Terrassa. Juan Vives Durán será recordado por sus publicaciones entomológicas, pero mucho más por aquellos que fueron sus amigos. Destacaron siempre sus cualidades personales; la simpatía y amabilidad con las que agasajaba a todos los colegas y aficionados que a él acudían. Destaca la correspondencia epistolar mantenida con numerosos especialistas, tanto españoles como extranjeros y el trato directo con quienes fueron sus amigos, compañeros de correrías entomológicas y de reuniones científicas en Barcelona o Terrassa. Su ejemplar colaboración con todos ellos propició que le dedicaran, bajo los nombres de vivesi o durani, treinta y ocho especies y subespecies de carábidos, estafilínidos, escarabeidos, meloidos, maláquidos, tenebriónidos, cerambícidos, curculiónidos y crisomélidos –ellas también darán fe de su trabajo y la aportación que a la entomología ibérica hizo. En su juventud, fue el entomólogo terrassense Eugeni Ferrer i Dalmau (1871-1934), quién le transmitió el interés por carábidos y cicindélidos, dos grupos de coleópteros para los que los territorios próximos a Terrassa resultaban ser un verdadero paraíso de posibilidades. Ya en 1933, contacta con el grupo de naturalistas del Centre Excursionista de Terrassa. Allí conoce al aracnólogo Domènech Ventalló y al que sería gran amigo y compañero de múltiples excursiones y campañas entomológicas de los años siguientes, Joan Galí. En 1935 conoce al Prof. Francesc Español i Coll, una de las figuras más señeras de la entomología española del siglo XX, que lo introduce en las reuniones del Museu de Zoologia (entonces Museo de Historia Natural de Barcelona), de quien sería al principio un atento discípulo y después, un gran amigo. En esos años conoce a otros grandes de la "ciencia de los insectos" en uno de los puntos más activos del país: Barcelona, verdadero punto de encuentro de ilustres científicos como lo fueron Zariquiey, Mas de Xaxars, Jeannel y Antoine. También en sus estancias conoció al gran entomólogo, Joaquin Mateu, a quién unió una gran amistad de por vida además la de afición por los carábidos. Tras el mentado receso del período de la guerra civil, en el cual se destruyó su primera colección de insectos, y cumpliendo el servicio militar en Barbate -donde aprovechaba para recolectar insectos e irlos mandando en cajitas de tabaco a su familia en Terrassa-, Juan se relaciona con otro de los entomólogos cuya amistad perduraría toda la vida: José Ramírez. Los intercambios con el colega de San Roque, permitieron a Juan Vives conocer perfectamente la entomofauna andaluza. En 1958 comienza a publicar trabajos sobre carábidos, en su mayoría firmados conjuntamente con su hijo Eduard, realizando importantes revisiones como las de los géneros Styracoderus y Acinopus, numerosas notas sobre especies nuevas o interesantes para la fauna ibérica y balear; por mencionar algunas, el esfodrino Ceuthosthenes andalusiacus J. Vives y E. Vives, 1982, una especie de costumbres cavernícolas y endógeas, endémica de Andalucía, y su subespecie C. andalusiacus granatense J. Vives y E. Vives, 1982 (Nouvelle Revue d’Entomologie, 12 (1)), propia de Granada (la forma nominal se encuentra en Cádiz y Málaga), Ceuthosthenes cazorlensis seguranus J. Vives y E. Vives, 1982 (Nouvelle Revue d’Entomologie, 12 (1): 31), endemismo de Albacete (Calar del río Mundo y Riópar), Acinopus (Acinopus) pilipes bajeti J. Vives y E. Vives, 1989 (Nouvelle Revue d’Entomologie (N.S.), 6 (1): 93), subespecie endémica de Menorca y Acinopus (Acinopus) jeannei J. Vives y E. Vives, 1989 (Nouvelle Revue d’Entomologie (N.S.), 6 (1): 95), un notable endemismo de diversas serranías de Málaga, dedicado a su colega francés Claude Jeanne, y restan otras en trabajos "en prensa", una de las cuales, Patrobus teresae, está dedicada a su esposa, Dña. María Teresa Noguera i Barceló. Además, Juan Vives nos deja varios trabajos incomparables sobre fauna aragonesa, con especial relevanciae interés por el estudio de formas de vida halófila o entomofauna de Los Monegros y también ha publicado en las páginas de la Sociedad Entomológica Aragonesa, siendo autor del volumen de Carabidae del Catalogus de la entomofauna aragonesa. Ya desde las décadas de los 70 y 80, entre los entomólogos del solar ibérico, su nombre era sinónimo de prestigio bien ganado. A pesar de ello, mantuvo indeleble su manera de ser, sencilla y discreta, y siempre fue enemigo de galardones y protocolo al tiempo que aumentaba su popularidad y fama de hombre sabio. Juan Vives fue siempre un gran colaborador en el Museu de Zoologia de Barcelona y en el Departamento de Biología Animal de la Universidad de esa ciudad ha ayudado en numerosas tesis doctorales sobre carábidos y ha participado como entomólogo asociado en diversas campañas del Proyecto Fauna Ibérica (C.S.I.C.), concretamente en las familias Cerambycidae y Chrysomelidae. Ha sido socio de la mayoría de las asociaciones entomológicas ibéricas, en las que alguna le distinguió con el título de "socio honorario". Miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Europea de Coleopterología y miembro del Consejo Asesor de L’Entomologiste (París). Asistía a la mayoría de los encuentros entomológicos que se realizaban en Cataluña y a numerosos congresos nacionales e internacionales, el último de los cuales ha sido precisamente el celebrado el pasado verano en Zaragoza. En el año 1981, la ciudad de Terrassa le distinguió como "Terrassenc del Any" en reconocimiento a su dilatada labor y a sus méritos como entomólogo.
2 comentarios:
He anat a parar al teu bloc per casualitat, em sembla que és molt interessant; he guardat l'adreça i tornaré per llegir-lo amb calma. (he vist que parles del meu besavi, el Josep Ventalló i Vintró)
Salut!
Juan Vives Duran, forma parte de esos señores que saben vivir en un ático(?) desvecijado, con algunos de sus animalitos blancos, sin perder esa calidad humana tan escasa en el mundo. Es un hombre que siendo yo muy pequeño, quizá 10 años, en Huesca, en mi humilde casa, me regaló un libreo de cuentos, que me mejoró mucho mi lectura. Mi recuerdo de siempre es el de un hombre ejemplo de calidad, honestidad, ética, y amor a raudales para todo el mundo. No puede tener enemigos, porque estos serían una especie de seres primarios ajenos a la vida, a la sensibilidad y la bohomía, es mi ejemplo de persona y me alegro de haberlo conocido, estuve en Tarrasa y no pude verlo por razones de tiempo y lo sentí. Hablar con un hombre así no se puede todos los días y es una lástima. Señor Joan, siempre le he recordado y querido, un abrazo muy fuerte de Juan Morera Argerich, desde San Sebastian. J.MoreraArgerich@gmail.com
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