domingo, 9 de agosto de 2009

La Vanguardia Edición del martes, 31 agosto 1915, página 11

En esta ciudad continúa la agitación con motivo del real decreto suprimiendo las enseñanzas de peritaje químico y electricistas en nuestras Escuelas Industriales.

El sábado último, el diputado don Alfonso Sala mandó desde París un telegrama diciendo que había telegrafiado al ministro, rogando la derogación de dicho decreto y que estaba al lado de Tarrasa para no dejar prosperar dicho proyecto, y que sabría cumplir con su deber, en caso de no ser atendidas las aspiraciones de los tarrasenses.

El alcalde, señor Ullés, por su parte, gestiona también la derogación de dicha ley, y hoy en vista del telegrama recibido del delegado regio y diputado a Cortes, señor Sala, anunciando haber mandado al señor Dato y conde de Esteban Callantes la dimisión de delegado regio, el señor Ullés, como presidente efectivo del Patronato de las Escuelas Industriales, ha convocado a una reunión del mismo, dando lectura del real decreto y de los telegramas cruzados con don Alfonso Sala, acordándose por unanimidad telegrafiar al presidente del Consejo de ministros y ministro de Instrucción pública, pidiendo que no se lleve a la práctica el citado decreto, y en caso de no ser atendidos, anunciando la dimisión en pleno de todo el Patronato y pedir el apoyo del conde de Romanones, quien siendo ministro de Instrucción pública implantó tales enseñanzas y fue el que puso la primera piedra del suntuoso edificio que se levanta para orgullo de todos los españoles y al propio tiempo se abordó telegrafiar al ex-ministro señor Bergamín, solicitando su apoyo para lograr el deseo de todos los tarrasenses, mayormente después de la visita que hizo últimamente a las Escuelas, siendo ministro, que otorgó una importante suma para la ampliación de talleres que debían estár a cargo del arquitecto señor Doménech y Estapé.

Para mañana, el alcalde ha convocado a una reunión magna de las fuerzas vivas de la localidad, para tomar acuerdos importantes sobre el asunto, siendo opinión general que el señor Sala, el alcalde, señor Ullés, y el director de las Escuelas, se trasladen a Madrid para pedir la derogación de dicha ley, y, de no ser atendidos, pedir audiencia a S. M. el Rey, quien, conocedor de dichas Escuelas y dado su intenso amor por la enseñanza, no permitirá que uno de sus ministros, desconocedor de la importancia que tienen las Escuelas Industriales de Tarrasa, de una simple plumada tengan que cerrarse, como sucedería de nevarse a la práctica el último real decreto del señor conde de Esteban Collantes.

Hemos tanteado la opinión de los que desempeñan cargos populares, y todos están dispuestos a presentar sus renuncias antes que nuestra ciudad tenga que ver sus Escuelas cerradas y emplear su esbelto edificio para que sirva de albergue a otra cosa para la que no fue destinado.

—Alas.

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