El indulto de los reos de Tarrasa
El
general Vallespinosa manifestó esta mañana a los periodistas que habían sido
indultados los dos reos de Tarrasa, y que esta tarde se facilitaría una nota,
explicando los motivos que han inducido a la concesión del perdón.
En
efecto, esta tarde, a última hora, han facilitado en la Presidencia una nota
que dice así:
«Los reos
condenados a pena de muerte por el Consejo Supremo de Guerra y Marina en la causa
seguida con motivo del asalto a la
Caja de Ahorros de Tarrasa, fueron puestos en capilla en las
primeras horas de la tarde de ayer y debieron de haber sido ejecutados en la
madrugada de hoy.
El
gobierno aun contando con los benévolos sentimientos de S. M. el Rey, siempre
dispuesto a la clemencia, acordó no aconsejar el indulto, como no lo aconsejó
en su día respecto a los otros dos reos condenados y ejecutados por el mismo
hecho en causa seguida por procedimiento sumarísimo; pero en las últimas horas de
la capilla uno de los reos de esta causa de ahora, dijo que tenía, que hacer
importantes manifestaciones no sólo respecto a su participación en el delito,
sino también en lo referente a las ramificaciones del mismo.
Compareció
el instructor y fue oído un testigo que estaba en la misma cárcel, el que
confirmó algo de la dicho por el reo.
En su
vista, el capitán general consultó el caso al gobierno y éste, tratándose de una
sentencia firme, de modo absoluto y definitivo, teniendo en cuenta que respecto
a los dos reos tenía que presidir el mismo criterio, porque juntos delinquieron
en un enlace y relación indivisibles, se creyó en el caso de no suspender indefinidamente
la ejecución para esclarecer las manifestaciones alegadas, sino acordar en firme
lo que procediera, pues no se debe nunca prolongar en estos casos un estado de
incertidumbre que impone para los reos una continuación en la capilla, con todas
las angustias dolorosas de ella.
Por estas
razones el gobierno se creyó en el caso de proponer al Rey el indulto para los
dos reos de pena de muerte, conmutándola por la de cadena perpetua, gracia que
el Rey se dignó acoger, acordando inmediatamente el indulto que se le propuso.»
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