LOS QUE MUEREN
José Roca y Roca
Súbita
enfermedad ha puesto fin a la vida del popular escritor. De una actividad
sorprendente, su pluma cabe decir que apenas si descansaba; en tantos lugares
su colaboración daba constante prueba de que estaba por entero su existencia consagrada
al periodismo. Y la muerte vino a sorprenderle aún trabajando, a pesar de su
edad avanzada.
Por
temperamento y vocación el periódico era algo para él, imprescindible. Desde
joven se entregó a escribir en diarios y revistas y jamás desertó de ellos,
antes puso en cuantos escribía todo lo que de sí podía dar. En Cataluña su
nombre era conocidísimo y buscados sus trabajos.
Durante
una larga temporada publicó interesantes crónicas semanales en LA VANGUARDIA , recogiendo
lo más importante de la vida barcelonesa, pudiendo asegurarse que esos escritos
constituyen páginas que serán consultadas por quienes, con el tiempo, traten de
historiar las actividades y los hechos de trascendencia en esta capital en el
período que el finado colaboró en nuestro diario.
El señor
Roca y Roca había nacido en Tarrasa el año de 1848 y venido a cursar estudios superiores
en nuestra Universidad, tras de aprobar algunas asignaturas de la Facultad de Derecho y de
Filosofía y Letras, dejó el banco de las aulas por el ambiente de las redacciones
de los diarios.
Con
Pelayo Briz fundó la revista literaria «Gay Super» y con Picó y Campamar y
Ubach y Vinyeta dio a luz, en 1867, el calendario político «La Sanfaina ». Tres años
después encargóse de dirigir «La
Campana de Gracia» y más adelante, en 1878, «La Esquella de la Torratxa ».
Colaboró
en diarios de América y Filipinas y deja escritas unas cuantas obras teatrales,
siendo las que más éxito alcanzaron «Lo bordet», «Mal pare» y «Lo plet d'en
Baldomero».
Su
fecunda labor de publicista no le privaba de consagrarse con fervor a la
benéfica Asociación de los Amigos de los Pobres, en la secretaría de la cual
manifestó, asimismo, su característica actividad.
El señor
Roca y Roca fué concejal de nuestro Ayuntamiento y en la actualidad tenía puesto
su celo y su entusiasmo en la erección del monumento a Pi y Margall.
Infatigable,
su, vida de trabajo sorprendía. Tan abundante, llegó a ser en algún período
su
producción. (D. E. P.)
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