sábado, 11 de enero de 2014

La Vanguardia, Edición del martes, 13 enero 1925, página 16

Tarrasa (2) - Español (1)
Por primera vez fué vencido anteayer el Real Club Deportivo Español en el presente campeonato. Y fué vencido por un rival modesto, perteneciente al grupo B hasta la temporada anterior; Pero que en este año de 1925 puede aspirar legítimamente a ser campeón de Cataluña.

La derrota del Español no debe extrañar a sus incondicionales: es el resultado de un exceso de entrenamiento cuyos peligros, para los blanquiazules, había ya previsto la prensa deportiva. El Español ha estado jugando tres y cuatro partidos por semana, en sus frecuentas tournées, y salió anteayer al campo rendido de cansancio y con varios jugadores lesionados. Además, no podía jugar Llauger, el mejor delantero españolista, elemento indispensable para que pueda mantenerse el club de la carretera de Sarriá en el puesto de «leader».

El partido del domingo lo perdieron, en el campo, Pelaó y Caicedo; pero lo había ya perdido todo el equipo en Sevilla y Madrid, a través de resonantes victorias que ninguna falta le hacían para ganar el campeonato de esta región.

Salió Mauri al campo ranqueando a consecuencia del patadón que le dieron en la villa del oso, y a poco de empezar el torneo, un encontronazo con Massagué le dejó tendido y abiertos los brazos en cruz; ya no hizo cosa de provecho en el resto del partido. Sanahuja, que salió a jugar en sustitución de Llauger, lesionóse también en los comienzos del match y permutó el puesto con Olariaga; a duras penas se sostuvo hasta el final en el campo, donde no pudo desempeñar otro papel que el de comparsa. Saprisa, convaleciente de la lesión recibida en San Sebastián, se esforzó por cumplir, pero tampoco estaba en condiciones para jugar.

Añádase a esto el cansancio de todo el «team» advertido especialmente en los medios, que hicieron un partido desastroso, y se comprenderá que, jugando el Terrasa, como jugó, de un modo insuperable, sólo a Zamora se debe que no fuera anteayer violentada la puerta del Español cinco o seis veces.

Zamora y Canals, éstos fueron los héroes que mantuvieron la dignidad deportiva de su club, ayudados a ratos por Trabal y Saprisa. En la línea de ataque, no vimos otra cosa que unas bonitas arrancadas de Olariaga y un gol magnífico de Zabala.

Si el  Español no puede alinear a Llauger en los próximos partidos, creemos muy difícil que gane el campeonato.

El Terrassa, en cambio, está hoy en mejor forma que nunca y jugó anteayer un partido que recordará siempre más. Verdad es que, contra la apariencia del nombre, tenía delante poco enemigo. El Español fue una sombra de lo qué es. Sin embargo, vimos en el Terrasa un equipo tan completo, tan cohesionado, de combinación tan inteligente y de voluntad tan firme, que no extrañaríamos se pusiera delante de todos los otros, a poco que le ayude la suerte. Falta saber solamente si la lección de perfecto futbol que nos dieron anteayer los egarenses en su campo (por cierto de dimensiones excesivamente reducidas) podrán repetirla en campo ajeno. Jugar mejor de lo que jugaron todos los chicos del Terrasa, absolutamente todos, es muy difícil; superar lo que hicieron Massagué, Kaiser, Papell y Broto, nos parece imposible. En fin, un partido ganado al leader por méritos indiscutibles.


Arbitró Llobera admirablemente, intachablemente, y el público estuvo correcto, como quisiéramos ver a todos los públicos.

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