Tarrasa (2) - Español (1)
Por
primera vez fué vencido anteayer el Real Club Deportivo Español en el presente
campeonato. Y fué vencido por un rival modesto, perteneciente al grupo B hasta
la temporada anterior; Pero que en este año de 1925 puede aspirar legítimamente
a ser campeón de Cataluña.
La
derrota del Español no debe extrañar a sus incondicionales: es el resultado de
un exceso de entrenamiento cuyos peligros, para los blanquiazules, había ya
previsto la prensa deportiva. El Español ha estado jugando tres y cuatro
partidos por semana, en sus frecuentas tournées, y salió anteayer al campo
rendido de cansancio y con varios jugadores lesionados. Además, no podía jugar
Llauger, el mejor delantero españolista, elemento indispensable para que pueda
mantenerse el club de la carretera de Sarriá en el puesto de «leader».
El
partido del domingo lo perdieron, en el campo, Pelaó y Caicedo; pero lo había
ya perdido todo el equipo en Sevilla y Madrid, a través de resonantes victorias
que ninguna falta le hacían para ganar el campeonato de esta región.
Salió Mauri
al campo ranqueando a consecuencia del patadón que le dieron en la villa del oso,
y a poco de empezar el torneo, un encontronazo con Massagué le dejó tendido y
abiertos los brazos en cruz; ya no hizo cosa de provecho en el resto del
partido. Sanahuja, que salió a jugar en sustitución de Llauger, lesionóse
también en los comienzos del match y permutó el puesto con Olariaga; a duras
penas se sostuvo hasta el final en el campo, donde no pudo desempeñar otro
papel que el de comparsa. Saprisa, convaleciente de la lesión recibida en San
Sebastián, se esforzó por cumplir, pero tampoco estaba en condiciones para
jugar.
Añádase a
esto el cansancio de todo el «team» advertido especialmente en los medios, que
hicieron un partido desastroso, y se comprenderá que, jugando el Terrasa, como
jugó, de un modo insuperable, sólo a Zamora se debe que no fuera anteayer
violentada la puerta del Español cinco o seis veces.
Zamora y
Canals, éstos fueron los héroes que mantuvieron la dignidad deportiva de su
club, ayudados a ratos por Trabal y Saprisa. En la línea de ataque, no vimos
otra cosa que unas bonitas arrancadas de Olariaga y un gol magnífico de Zabala.
Si el Español no puede alinear a Llauger en los próximos
partidos, creemos muy difícil que gane el campeonato.
El
Terrassa, en cambio, está hoy en mejor forma que nunca y jugó anteayer un
partido que recordará siempre más. Verdad es que, contra la apariencia del
nombre, tenía delante poco enemigo. El Español fue una sombra de lo qué es. Sin
embargo, vimos en el Terrasa un equipo tan completo, tan cohesionado, de combinación
tan inteligente y de voluntad tan firme, que no extrañaríamos se pusiera
delante de todos los otros, a poco que le ayude la suerte. Falta saber
solamente si la lección de perfecto futbol que nos dieron anteayer los
egarenses en su campo (por cierto de dimensiones excesivamente reducidas) podrán
repetirla en campo ajeno. Jugar mejor de lo que jugaron todos los chicos del
Terrasa, absolutamente todos, es muy difícil; superar lo que hicieron Massagué,
Kaiser, Papell y Broto, nos parece imposible. En fin, un partido ganado al
leader por méritos indiscutibles.
Arbitró Llobera
admirablemente, intachablemente, y el público estuvo correcto, como quisiéramos
ver a todos los públicos.
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