Los delitos Sociales
VÍSTA
DE UNA CAUSA POR ASESINATO
A las once y media de la
mañana comenzó ayer en la sección segunda de esta Audiencia la vista de la
causa contra Pablo Vendrell Sargá y Casimiro Oliver, por asesinato del obrero Arcadio
Feiné, cometido en Tarrasa el 11 de octubre de 1920.
Preside el Tribunal el
señor Martínez Muñiz acompañado por los magistrados señores Afán de Ribera y
Farina.
Actúan los letrados señores
Casanovas, que defiende a Pablo Vendrell y Homs, que defiende a Casimiro
Oliver.
Según el fiscal señor
Medina, que representa al Ministerio público, los procesados, en unión de otros
cinco sujetos (entre ellos Juan Almirall, fallecido hace algunos meses) el día
de autos, a las seis menos cuarto, de la tarde, esperaron en la calle de.
Salmerón de la ciudad de Tarrasa al obrero Arcadio Feiné, a quien habían ya amenazado
de muerte por negarse de secundar la huelga que entonces mantenían los obreros de
dicha población y al verle aparecer, sin mediar palabra alguna le hicieron
varios disparos de arma de fuego que le ocasionaron la muerte poco después,
dándose a la fuga una vez cometido el delito.
Una vez leído el informe
del Ministerio fiscal, el presidente dispone que se procedía al interrogatorio de
los procesados, siendo el primero en declarar,
PABLO VENDRELL, de 17
años, domiciliado en Tarrasa, fundidor de oficio. Afirma que no tiene
antecedentes penales. Contestando a preguntas del fiscal, dice que no conocía a
Arcadio Feiné y que se enteró del atentado porque lo refería la gente. Agrega
que si se marchó de Tarrasa al día siguiente de cometido el atentado fué porque
no encontraba trabajo, y que no estuvo el día de autos en la calle de Salmerón.
Añade que no conocía al otro procesado aunque pertenecía al Sindicato Único de
Metalúrgicos del que éste era delegado. El día de autos, estuvo en el campo
donde pasó toda la jornada. Dice que era amigo del procesado fallecido Juan Almirall,
pero que no es cierto que estuviera en un café con él la víspera del día de
autos .
Contestando a preguntas de
su defensor dice que le detuvieron en Barcelona cuando vino para buscar trabajo
y fue conducido a Tarrasa en conducción ordinaria.
Declara a continuación el
procesado
CASIMIRO OLIVER, de 19
años, soltero, albañil. Manifiesta que era delegado del Sindicato Único. La
víspera del día de autos estuvo en un baile donde conoció a Arcadio Feiné. Dice
que el día de autos no estuvo en los alrededores del lugar del suceso, y
que pasó el día en el campo.
Contestando a preguntas de
la defensa, dice que le detuvieron a raíz del suceso y que fue libertado,
deteniéndole nuevamente tres meses después. Agrega que en aquella fecha no se
podía trabajar si no se pertenecía al Sindicato Único, por lo cual él no pudo
evitar ser delegado de dicho Sindicato.
A continuación comienza el
desfile de testigos; siendo el primero en declarar,
Antonio Feiné Pí:—Es hermano de la víctima. No reconoce a los
procesados. Dice que no sabe si su hermano fue o no objeto de amenazas. Agrega
que su hermano, pasaba por el sitio en que se cometió el asesinato, todos los días,
por lo que los asesinos pudieron preparar de antemano el atentado.
Pedro Riera.—No conoce a los procesados. Era vecino de Arcadio Feiné.
Dice que estaba en su casa el día de autos; vió a cuatro sujetos jóvenes que
corrían haciendo disparos y otros tres que corrían también con ellos sin disparar.
Era anochecido. Da muy buenos informes de Feiné y agrega que éste trabajaba a
pesar de estar declarada la huelga de su oficio. Dice que no sabe quiénes puedan
ser los autores ni reconoce a los procesados.
José González.-De 10 años de edad. Vive en Tarrasa. No conoce a los
procesados ni a la víctima.
Dice que presenció la
agresión. Los agresores, que eran cuatro, estaban escondidos detrás de una
esquina y al llegar Arcadio le hirieron por la espalda y luego huyeron
disparando al aire. No reconoce a los procesados.
Rosa Rica.—De
9 años. Relata los hechos en
forma análoga al anterior testigo, ya que estaba con él jugando al cometerse el
crimen. Dice que los agresores eran cuatro y vestían traje azul de mecánico, y.
alpargatas blancas.
Juan Aguilar
Biosca.—Es guarda de
consumos. No conoce a los procesadlos ni a Arcadio Feiné. Dice que estaba
hablando en la casilla en que presta sus servicios, con el cabo del resguardo, cuando
oyó cuatro o cinco disparos y luego otros, más espaciados. Poco, después vió pasar
a cinco o seis individuos que pasaban agazapados como escondiéndose por un
barranco próximo, sin lograr .reconocer a ninguno de ellos.
Antonio Martí.—Cabo del resguardo de consumos. Se encontraba con el
testigo anterior cuando se cometió el delito y declara en forma análoga al
anterior. Dice que le pareció que uno de los individuos que se escondían en el
barranco, cojeaba.
Ramón Soler.—No comparece.
Manuel Leal—Tampoco comparece.
Francisca Pujol.—Es pariente del procesado. Pablo Vendrell. Era vecina de
la víctima y presenció el crimen desde la puerta de su casa.
Después de describir el
atentado en la forma conocida, afirma rotundamente que uno de los individuos
que hacían los disparos era su pariente Pablo Vendrell que se sienta en el
banquillo. Dice que Vendrell al pasar poco antes del atentado junto a ella,
dijo a uno de los tres o cuatro Individuos que iban con él: «Esta es la mujer
de mi primo, que es del somatén».
Dice que después del
atentado Vendrell, iba el último en el grupo y que cojeaba al huir con los
demás. Agrega que todo esto lo ha declarado ya en la misma forma, porque es la
verdad exacta. Añade que varias veces han ido a su casa sujetos desconocidos
para amenazarla de muerte si seguía manteniendo sus primeras declaraciones y
que a uno de los que la amenazaron de muerte lo ve con frecuencia por las calles
de Tarrasa. Dice que no conoce al procesado Oliver y afirma que éste no formaba
parte del grupo de los que huían. Da minuciosos detalles acerca del individuo
que repetidamente la amenazó de muerte por sus declaraciones y en vista de
ello, el fiscal pide que se instruya el oportuno sumario por coacciones y
amenazas. La Sala
lo acuerda así:
Vicente Soler.—Es primo del procesado Vendrell y esposo de la
testigo anterior. Pertenece al somatén y describe el suceso conforme se lo contó
su mujer cuando fue a cenar. Dice que al día siguiente vió a su primo Vendrell
y que éste cojeaba.
Confirma que a su mujer la
amenazaron de muerte y que con los individuos que la amenazaron, iba un hermano
de Pablo Vendrell que se quedó en la puerta de la casa. Este punto de la
declaración del testigo se consigna en acta a los oportunos efectos del sumario
que ha de incoarse.
Félix Gavany:—Capitán de la guardia civil. Dice que Vendrell
estuvo detenido a disposición de la autoridad militar por coacciones y
amenazas.
Añade que al tener noticia
del atentado practicó las oportunas diligencias para detener a los autores y
que en vista de que la prima de Vendrell afirmaba que éste era uno de los
autores del delito, se puso en contacto con ella y que desde el primer momento aquélla
sostuvo cuanto ha repetido luego en diferentes ocasiones. Describe la
efervescencia que existía entonces entre el elemento obrero y la campaña de coacciones
y amenazas que realizaban los Individuos del Sindicato Único. Dice que los
procesados figuraban entre los elementos sospechosos a los que vigilaba la
guardia civil por su actuación social y que en su concepto, eran de los más
peligrosos sindicalistas de Tarrasa.
Terminada la prueba
testifical el fiscal pide que se lean las declaraciones de Ramón Soler y Manuel
Leal, testigos que no han comparecido.
A continuación se procede
a la lectura de la prueba documental, y a la una y media de la tarde, se
suspende la sesión.
Sesión de la tarde.—A las cinco memos cuarto, se reanuda la sesión.
El fiscal, señor Medina,
comienza su notable informe con elocuentes párrafos en los que describe los
males ocasionados a la región catalana por las luchas de carácter social y dice
que en gran parte han sido ocasionados por no haber sido hasta ahora castigados
la mayoría de los autores de delitos del carácter del que se juzga. En vista de
ello, excita a los jurados a que eleven su espíritu y pensando un poco en el
bien de la sociedad, cumplan con su deber despreciando coacciones y amenazas. Después
de estudiar la misión de los diversos estamentos sociales, entona un himno a la
santidad de la libertad del trabajo. Hace después un estudio del ambiente que
existía en Tarrasa en la época en que se cometió el delito, y de los desmanes
que cometían los elementos del Sindicato Único para lograr que todos los obreros
secundaron la huelga planteada por aquel entonces. Estudia, a continuación la
fisonomía moral de los procesados y su actuación violenta dentro del Sindicato
Único.
Hace resaltar las amenazas
de que hicieron objeto en diferentes ocasiones a la víctima por no secundar la
campaña sindicalista.
Analiza a continuación las
declaraciones de los testigos relacionadas con el procesado Oliver en virtud dé
las cuales estima que éste es uno de los cuatro individuos que dispararon sobre
la víctima.
Respecto al procesado
Pablo Vendrell, estima que es tal la evidencia que existe de ser uno de los
autores del suceso, que no es preciso insistir con nuevos argumentos. Con
motivo de las acusaciones claras y concretas de la testigo Francisca Pujal,
dedica a ésta grandes elogios diciendo que su conducta debe ser ejemplo para muchos
hombres que sintieron una debilidad «femenina» al ser objeto de amenazas y con
esta debilidad consintieron que quedaran impunes delitos repugnantes que han
entristecido a Cataluña durante mucho tiempo.
Examina las declaraciones
de los restantes testigos en relación con el procesado Vendrell y afirma que
sin género alguno de duda es éste uno de los autores del asesinato .
Estudia después la forma
cómo fue cometido el delito y las circunstancias agravantes que en él
concurrieron. Asimismo, se refiere a la circunstancia atenuante de ser los
procesados, cuando se cometió el delito, menores de diez y ocho años.
Termina pintando el
espectáculo que ofrecerá la sociedad dentro de algunos años, si los jurados, sistemáticamente
siguen absolviendo a los autores de este género de delitos llamados sociales y
hace un llamamiento al juzgado de Tarrasa para que sea el primero en el intento
de que varíe radicalmente semejante estado de cosas.
Informes de las
defensas.—A
continuación hace uso de la palabra
el letrado señor Homs, defensor del procesado Oliver, quien comienza explicando
cómo durante una «razzia» de la policía fue detenido su defendido, puesto más
tarde en libertad y nuevamente detenido. Afirma que su defendido no ha sido
reconocido por ninguno de los testigos y examina minuciosamente las
declaraciones de éstos. Se refiere luego a los informes dados del procesado por
el capitán de la guardia civil señor Gavany y para demostrar el valor de
estos informes, relata cómo dicho oficial detuvo hace algunos meses al propio
letrado y a una prima suya confundiéndolos con Leopoldo Noble y la mujer rubia,
complicados en el atentado contra el señor Dato.
Termina pidiendo para su
defendido un veredicto de inculpabilidad.
A continuación hace uso de
la palabra el letrado señor Casanovas, defensor de Pablo Vendrell. Después de
elogiar el informe del fiscal, dice que se ha notado en él la falta de
convencimiento en la acusación. Examina después los informes de los testigos y
afirma que no existe indicio claro alguno, de que sean los procesados los
autores del atentado. Refiriéndose a la testigo Francisca Pujol, dice que no
comparte respecto a ella la opinión del Ministerio fiscal, sino que por el
contrario, estima que sus declaraciones no han sido veraces sino apasionadas e
inspiradas en la enemistad que le merece su pariente el procesado Vendrell.
Examina las declaraciones de esta testigo y estima que están llenas de
contradicciones.
Termina diciendo que tiene
la absoluta convicción de que su defendido es inocente y pide un veredicto de
inculpabilidad para él.
El procesado Vendrell
afirma que es inocente y que Francisca Pujol miente al acusarle.
El presidente de la Sala , señor Martínez Muñiz, hace
a continuación el resumen de todo lo actuado y comienza defendiendo al juez de
las aseveraciones de las defensas respecto a la contradicción en las primeras
actuaciones.
Estudia luego el informe
de las defensas haciendo resaltar los puntos esenciales de sus argumentos y
analiza minuciosamente el informe del fiscal al que dedica grandes elogios.
Dirigiéndose a los jurados, hace resaltar la importancia de la misión que se
les ha confiado y les excita a que cumplan con su deber sin dejarse arrastrar
por influencia alguna extraña y dicten un veredicto justo con arreglo a su
conciencia.
Lee a continuación las
seis preguntas de qué consta el veredicto; explica, a los jurados la forma en
que han de actuar y se suspende la sesión a las siete menos cuarto, pasando el
jurado a deliberar.
Veredicto de
inculpabilidad y revisión por nuevo jurado.—A las siete y cuarto se reanuda la sesión y el presidente del Jurado
lee el veredicto emitido que es de inculpabilidad para los dos procesados.
El fiscal solicita de la Sala la revisión de la causa
por nuevo jurado y así se acuerda, terminando la vista a las siete y cuarenta
minutos de la tarde.
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