martes, 11 de junio de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 04 octubre 1922, página 8


Los delitos Sociales

VÍSTA DE UNA CAUSA POR ASESINATO

A las once y media de la mañana comenzó ayer en la sección segunda de esta Audiencia la vista de la causa contra Pablo Vendrell Sargá y Casimiro Oliver, por asesinato del obrero Arcadio Feiné, cometido en Tarrasa el 11 de octubre de 1920.

Preside el Tribunal el señor Martínez Muñiz acompañado por los magistrados señores Afán de Ribera y Farina.

Actúan los letrados señores Casanovas, que defiende a Pablo Vendrell y Homs, que defiende a Casimiro Oliver.

Según el fiscal señor Medina, que representa al Ministerio público, los procesados, en unión de otros cinco sujetos (entre ellos Juan Almirall, fallecido hace algunos meses) el día de autos, a las seis menos cuarto, de la tarde, esperaron en la calle de. Salmerón de la ciudad de Tarrasa al obrero Arcadio Feiné, a quien habían ya amenazado de muerte por negarse de secundar la huelga que entonces mantenían los obreros de dicha población y al verle aparecer, sin mediar palabra alguna le hicieron varios disparos de arma de fuego que le ocasionaron la muerte poco después, dándose a la fuga una vez cometido el delito.

Una vez leído el informe del Ministerio fiscal, el presidente dispone que se procedía al interrogatorio de los procesados, siendo el primero en declarar,

PABLO VENDRELL, de 17 años, domiciliado en Tarrasa, fundidor de oficio. Afirma que no tiene antecedentes penales. Contestando a preguntas del fiscal, dice que no conocía a Arcadio Feiné y que se enteró del atentado porque lo refería la gente. Agrega que si se marchó de Tarrasa al día siguiente de cometido el atentado fué porque no encontraba trabajo, y que no estuvo el día de autos en la calle de Salmerón. Añade que no conocía al otro procesado aunque pertenecía al Sindicato Único de Metalúrgicos del que éste era delegado. El día de autos, estuvo en el campo donde pasó toda la jornada. Dice que era amigo del procesado fallecido Juan Almirall, pero que no es cierto que estuviera en un café con él la víspera del día de autos .

Contestando a preguntas de su defensor dice que le detuvieron en Barcelona cuando vino para buscar trabajo y fue conducido a Tarrasa en conducción ordinaria.

Declara a continuación el procesado

CASIMIRO OLIVER, de 19 años, soltero, albañil. Manifiesta que era delegado del Sindicato Único. La víspera del día de autos estuvo en un baile donde conoció a Arcadio Feiné. Dice que el día de autos no estuvo en los alrededores del lugar del suceso, y que pasó el día en el campo.

Contestando a preguntas de la defensa, dice que le detuvieron a raíz del suceso y que fue libertado, deteniéndole nuevamente tres meses después. Agrega que en aquella fecha no se podía trabajar si no se pertenecía al Sindicato Único, por lo cual él no pudo evitar ser delegado de dicho Sindicato.

A continuación comienza el desfile de testigos; siendo el primero en declarar,

Antonio Feiné :—Es hermano de la víctima. No reconoce a los procesados. Dice que no sabe si su hermano fue o no objeto de amenazas. Agrega que su hermano, pasaba por el sitio en que se cometió el asesinato, todos los días, por lo que los asesinos pudieron preparar de antemano el atentado.

Pedro Riera.—No conoce a los procesados. Era vecino de Arcadio Feiné. Dice que estaba en su casa el día de autos; vió a cuatro sujetos jóvenes que corrían haciendo disparos y otros tres que corrían también con ellos sin disparar. Era anochecido. Da muy buenos informes de Feiné y agrega que éste trabajaba a pesar de estar declarada la huelga de su oficio. Dice que no sabe quiénes puedan ser los autores ni reconoce a los procesados.

José González.-De 10 años de edad. Vive en Tarrasa. No conoce a los procesados ni a la víctima.

Dice que presenció la agresión. Los agresores, que eran cuatro, estaban escondidos detrás de una esquina y al llegar Arcadio le hirieron por la espalda y luego huyeron disparando al aire. No reconoce a los procesados.

Rosa Rica.—De 9 años. Relata los hechos en forma análoga al anterior testigo, ya que estaba con él jugando al cometerse el crimen. Dice que los agresores eran cuatro y vestían traje azul de mecánico, y. alpargatas blancas.

Juan Aguilar Biosca.—Es guarda de consumos. No conoce a los procesadlos ni a Arcadio Feiné. Dice que estaba hablando en la casilla en que presta sus servicios, con el cabo del resguardo, cuando oyó cuatro o cinco disparos y luego otros, más espaciados. Poco, después vió pasar a cinco o seis individuos que pasaban agazapados como escondiéndose por un barranco próximo, sin lograr .reconocer a ninguno de ellos.

Antonio Martí.—Cabo del resguardo de consumos. Se encontraba con el testigo anterior cuando se cometió el delito y declara en forma análoga al anterior. Dice que le pareció que uno de los individuos que se escondían en el barranco, cojeaba.

Ramón Soler.—No comparece.

Manuel Leal—Tampoco comparece.

Francisca Pujol.—Es pariente del procesado. Pablo Vendrell. Era vecina de la víctima y presenció el crimen desde la puerta de su casa.

Después de describir el atentado en la forma conocida, afirma rotundamente que uno de los individuos que hacían los disparos era su pariente Pablo Vendrell que se sienta en el banquillo. Dice que Vendrell al pasar poco antes del atentado junto a ella, dijo a uno de los tres o cuatro Individuos que iban con él: «Esta es la mujer de mi primo, que es del somatén».

Dice que después del atentado Vendrell, iba el último en el grupo y que cojeaba al huir con los demás. Agrega que todo esto lo ha declarado ya en la misma forma, porque es la verdad exacta. Añade que varias veces han ido a su casa sujetos desconocidos para amenazarla de muerte si seguía manteniendo sus primeras declaraciones y que a uno de los que la amenazaron de muerte lo ve con frecuencia por las calles de Tarrasa. Dice que no conoce al procesado Oliver y afirma que éste no formaba parte del grupo de los que huían. Da minuciosos detalles acerca del individuo que repetidamente la amenazó de muerte por sus declaraciones y en vista de ello, el fiscal pide que se instruya el oportuno sumario por coacciones y amenazas. La Sala lo acuerda así:

Vicente Soler.—Es primo del procesado Vendrell y esposo de la testigo anterior. Pertenece al somatén y describe el suceso conforme se lo contó su mujer cuando fue a cenar. Dice que al día siguiente vió a su primo Vendrell y que éste cojeaba.

Confirma que a su mujer la amenazaron de muerte y que con los individuos que la amenazaron, iba un hermano de Pablo Vendrell que se quedó en la puerta de la casa. Este punto de la declaración del testigo se consigna en acta a los oportunos efectos del sumario que ha de incoarse.

Félix Gavany:—Capitán de la guardia civil. Dice que Vendrell estuvo detenido a disposición de la autoridad militar por coacciones y amenazas.

Añade que al tener noticia del atentado practicó las oportunas diligencias para detener a los autores y que en vista de que la prima de Vendrell afirmaba que éste era uno de los autores del delito, se puso en contacto con ella y que desde el primer momento aquélla sostuvo cuanto ha repetido luego en diferentes ocasiones. Describe la efervescencia que existía entonces entre el elemento obrero y la campaña de coacciones y amenazas que realizaban los Individuos del Sindicato Único. Dice que los procesados figuraban entre los elementos sospechosos a los que vigilaba la guardia civil por su actuación social y que en su concepto, eran de los más peligrosos sindicalistas de Tarrasa.

Terminada la prueba testifical el fiscal pide que se lean las declaraciones de Ramón Soler y Manuel Leal, testigos que no han comparecido.

A continuación se procede a la lectura de la prueba documental, y a la una y media de la tarde, se suspende la sesión.

Sesión de la tarde.—A las cinco memos cuarto, se reanuda la sesión.

El fiscal, señor Medina, comienza su notable informe con elocuentes párrafos en los que describe los males ocasionados a la región catalana por las luchas de carácter social y dice que en gran parte han sido ocasionados por no haber sido hasta ahora castigados la mayoría de los autores de delitos del carácter del que se juzga. En vista de ello, excita a los jurados a que eleven su espíritu y pensando un poco en el bien de la sociedad, cumplan con su deber despreciando coacciones y amenazas. Después de estudiar la misión de los diversos estamentos sociales, entona un himno a la santidad de la libertad del trabajo. Hace después un estudio del ambiente que existía en Tarrasa en la época en que se cometió el delito, y de los desmanes que cometían los elementos del Sindicato Único para lograr que todos los obreros secundaron la huelga planteada por aquel entonces. Estudia, a continuación la fisonomía moral de los procesados y su actuación violenta dentro del Sindicato Único.

Hace resaltar las amenazas de que hicieron objeto en diferentes ocasiones a la víctima por no secundar la campaña sindicalista.

Analiza a continuación las declaraciones de los testigos relacionadas con el procesado Oliver en virtud dé las cuales estima que éste es uno de los cuatro individuos que dispararon sobre la víctima.

Respecto al procesado Pablo Vendrell, estima que es tal la evidencia que existe de ser uno de los autores del suceso, que no es preciso insistir con nuevos argumentos. Con motivo de las acusaciones claras y concretas de la testigo Francisca Pujal, dedica a ésta grandes elogios diciendo que su conducta debe ser ejemplo para muchos hombres que sintieron una debilidad «femenina» al ser objeto de amenazas y con esta debilidad consintieron que quedaran impunes delitos repugnantes que han entristecido a Cataluña durante mucho tiempo.

Examina las declaraciones de los restantes testigos en relación con el procesado Vendrell y afirma que sin género alguno de duda es éste uno de los autores del asesinato .

Estudia después la forma cómo fue cometido el delito y las circunstancias agravantes que en él concurrieron. Asimismo, se refiere a la circunstancia atenuante de ser los procesados, cuando se cometió el delito, menores de diez y ocho años.

Termina pintando el espectáculo que ofrecerá la sociedad dentro de algunos años, si los jurados, sistemáticamente siguen absolviendo a los autores de este género de delitos llamados sociales y hace un llamamiento al juzgado de Tarrasa para que sea el primero en el intento de que varíe radicalmente semejante estado de cosas.

Informes de las defensas.—A continuación hace uso de la palabra el letrado señor Homs, defensor del procesado Oliver, quien comienza explicando cómo durante una «razzia» de la policía fue detenido su defendido, puesto más tarde en libertad y nuevamente detenido. Afirma que su defendido no ha sido reconocido por ninguno de los testigos y examina minuciosamente las declaraciones de éstos. Se refiere luego a los informes dados del procesado por el capitán de la guardia civil señor Gavany y para demostrar el valor de estos informes, relata cómo dicho oficial detuvo hace algunos meses al propio letrado y a una prima suya confundiéndolos con Leopoldo Noble y la mujer rubia, complicados en el atentado contra el señor Dato.

Termina pidiendo para su defendido un veredicto de inculpabilidad.

A continuación hace uso de la palabra el letrado señor Casanovas, defensor de Pablo Vendrell. Después de elogiar el informe del fiscal, dice que se ha notado en él la falta de convencimiento en la acusación. Examina después los informes de los testigos y afirma que no existe indicio claro alguno, de que sean los procesados los autores del atentado. Refiriéndose a la testigo Francisca Pujol, dice que no comparte respecto a ella la opinión del Ministerio fiscal, sino que por el contrario, estima que sus declaraciones no han sido veraces sino apasionadas e inspiradas en la enemistad que le merece su pariente el procesado Vendrell. Examina las declaraciones de esta testigo y estima que están llenas de contradicciones.

Termina diciendo que tiene la absoluta convicción de que su defendido es inocente y pide un veredicto de inculpabilidad para él.

El procesado Vendrell afirma que es inocente y que Francisca Pujol miente al acusarle.

El presidente de la Sala, señor Martínez Muñiz, hace a continuación el resumen de todo lo actuado y comienza defendiendo al juez de las aseveraciones de las defensas respecto a la contradicción en las primeras actuaciones.

Estudia luego el informe de las defensas haciendo resaltar los puntos esenciales de sus argumentos y analiza minuciosamente el informe del fiscal al que dedica grandes elogios. Dirigiéndose a los jurados, hace resaltar la importancia de la misión que se les ha confiado y les excita a que cumplan con su deber sin dejarse arrastrar por influencia alguna extraña y dicten un veredicto justo con arreglo a su conciencia.

Lee a continuación las seis preguntas de qué consta el veredicto; explica, a los jurados la forma en que han de actuar y se suspende la sesión a las siete menos cuarto, pasando el jurado a deliberar.

Veredicto de inculpabilidad y revisión por nuevo jurado.—A las siete y cuarto se reanuda la sesión y el presidente del Jurado lee el veredicto emitido que es de inculpabilidad para los dos procesados.

El fiscal solicita de la Sala la revisión de la causa por nuevo jurado y así se acuerda, terminando la vista a las siete y cuarenta minutos de la tarde.

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