VISTAS
CELEBRADAS AYER
Asesinato de un
patrono
En la sección segunda de
esta Audiencia provincial, comenzó ayer por la mañana la vista de la causa
contra Isidro Tomás Pi, por asesinato del patrono metalúrgico don Juan Abelló, cometido
en Tarrasa el 13 de enero del año pasado.
Según las conclusiones del
fiscal, los hechos se desarrollaron en la siguiente forma:
«Don Juan Abelló Puig,
presidente que había sido del Sindicato de Patronos Metalúrgicos, de Tarrasa,
durante una huelga que hubo en el mes de agosto de 1920, había recibido
reiteradas confidencias de que se trataba de hacerle víctima de un atentado
personal, habiendo el hoy procesado expresado directamente a Abelló este propósito
de venganza con motivo de su intervención en aquel conflicto social.
El día 8 de enero de 1921,
el hermano y representante de dicho señor, hizo a los obreros de su fábrica en
nombre de éste, indicaciones de que se necesitaría reducir el personal si no
convenía aumentar las horas de jornada o disminución de salarios y esto originó
nuevamente propósitos de ejecutar aquella venganza, y el día 12 del citado mes
de enero, al anochecer, fue dicho señor Abelló víctima de una agresión, por
disparo de arma de fuego, que contra él hizo dicho Isidro Tomás Pi, en la calle
de Puignovell de dicha ciudad, sitio por donde habitualmente pasaba el señor
Abelló a dicha hora, donde debió acecharle el hoy procesado para ejecutar su
propósito hostil, cuando totalmente desprevenido, pasaba por aquel sitio, causándole
con los disparos cinco heridas, a consecuencia de las que falleció al siguiente
día».
El fiscal, pide para el
procesado la pena de cadena perpetua.
A las once menos cuarto de
la mañana quedó constituido el tribunal de Derecho bajo la presidencia del
señor Martínez Muñiz y con asistencia de los magistrados señores Afán de Ribera
y Jiménez Frontín. Actúa de fiscal el de S. M. señor Medina y defiende al
procesado don Eduardo Barriobero.
Después de leídos los
autos se procede al interrogatorio del procesado que manifiesta llamarse Isidro
Tomás Pi, de 21 años, casado, metalúrgico y vecino de Tarrasa. Con una gran prolijidad
de detalles, presta su declaración sin titubeos ni vacilaciones. Dice que fue
vocal de la junta del Sindicato Único de metalúrgicos y en una ocasión
vicepresidente interino. Dice que trabajaba en los talleres de un pariente de
la víctima apellidado también Abelló. Manifiesta que se marchó de Tarrasa al
día siguiente de cometerse el atentado por suponer que irían a detenerle ya que
tuvo noticia de que la guardia civil le buscaba.
Dice que se fue a La Garriga a casa de sus padres,
como hacía siempre que estallaba algún conflicto en Tarrasa. Describe
minuciosamente su detención en La
Garriga y niega que tratara de huir por una ventana.
Asimismo, se extiende en prolijos detalles acerca de los tormentos a que dice
le sometió la guardia civil para que se declarara autor del hecho y que al
ingresar en la cárcel de Tarrasa le negaron asistencia facultativa.
Dice que alguna vez
ostentó la representación de los obreros del taller para hacer peticiones colectivas
que siempre fueron atendidas.
(Como durante el
interrogatorio del procesado el señor Barriobero hace algunos cargos a las
autoridades el presidente le llama la atención).
Sigue diciendo el
procesado que siempre que en Tarrasa ocurría algún atentado o conflicto social
se marchaba a La Garriga
a casa de sus padres.
Añade que los
interrogatorios a que se le sometía iban, según parece, encaminados no sólo a
que se declarara autor del hecho, sino a que diera nombres y detalles de los
demás autores del delito.
A continuación se procede
a la prueba testifical, siendo el primero en declarar
Gonzalo López Sibanes.—Inspector de Vigilancia. Dice que al día siguiente
de cometerse el crimen, se recibió una confidencia de que el Isidro Tomás Pi
era uno de los autores del delito por lo que se procedió a su detención en La Garriga.
Agrega que el procesado
empezó negando su participación en el delito pero acabó por confesar. Afirma
que quien le maltrató fue el público de Tarrasa a pesar de los esfuerzos de la guardia
civil para evitarlo, lo cual es público y notorio. Al procesado se le prestó
asistencia facultativa al llegar a la cárcel del partido.
Contestando a preguntas
del defensor dice que del hecho de autos no tiene más detalles que los que
facilitaron los confidentes:
Juan Peña Castillo.—Guardia civil. Dice que cuando se presentaron en el
domicilio del procesado para detenerle, éste trató de escaparse descolgándose por
una ventana, Dice que el procesado se confesó autor del delito por la habilidad
con que se procedió a su interrogatorio y los detalles concluyentes que se
daban de su participación en el crimen.
(El presidente vuelve a
llamar la atención del defensor porque éste al interrogar al testigo, lo hace
en forma inconveniente).
El testigo dice que tiene
por cierta la declaración prestada por el procesado declarándose autor del
delito. Afirma que cuando prestó declaración el procesado no tenia ninguna
herida visible a pesar de que lo había maltratado el público de Tarrasa por no
haberlo podido evitar los guardias que lo conducían. Dice que ni en La Garriga ni en el trayecto
vió a nadie que maltratara al procesado.
Declara a continuación el director
de la cárcel de Tarrasa.—Dice que al ingresar el procesado en la cárcel se
confesó espontáneamente autor del delito y agrega que el procesado tenía algunas
contusiones en la cara.
Francisco González
Sánchez.- Oficial de la cárcel de Tarrasa. Dice que el director
de la cárcel preguntó al procesado el motivo, de su encarcelamiento y el Tomás
dijo que él era el autor del asesinato del señor Abelló y que había cometido el
delito solo.
Pedro Villar.—Sargento de la guardia civil. Relata la forma cómo
las fuerzas de la guardia civil rodearon la casa de La Garriga donde estaba el
procesado, que intentó huir por una ventana .Añade también que al llegar con el
preso a Tarrasa, no pudo evitar que el pueblo, amotinado en la estación,
maltratara, al detenido. Afirma que el detenido no recibió heridas. Dice que no
sabe nada del hecho, porque se limitó a cumplir las órdenes de sus jefes y lo demás
no le interesa.
Miguel Arenys.—No comparece.
Antonio Gómez.—Teniente de la guardia civil. Dice que la declaración
en que se confesó autor del delito la hizo el procesado delante de varias
personas, entre ellas agentes de Vigilancia y municipales.
Antonio Torrejón.—No comparece.
Manuel Mosquera.—Tampoco comparece.
Buenaventura Alcalá—Guardia civil de Tarrasa. Dice que al presentarse con
sus compañeros para detener al procesado, la madre de éste negó que su hijo
estuviera en la casa.
Guillermo Pujol—Era, amigo de don Juan Abelló y acudió al lugar del suceso
poco después de cometerse el atentado. El señor Abelló, antes de morir, según
el testigo, dijo que «le habían matado», pero no vió si los asesinos eran uno
solo o varios.
Dice que al salir del
Banco de Tarrasa oyó los disparos de los asesinos del señor Abelló y que
inmediatamente se cruzó con un hombre que huía empuñando una pistola y cubierta
la cara con una bufanda. Al ponerle frente al procesado afirma que éste es más
alto que el hombre que se cruzó con el declarante.
Pedro Amat, José Viñals,
Faustino, José y Tomás Peña, no comparecen.
Antonio Rodríguez — Agente de
Vigilancia. Intervino en las pesquisas para la detención del procesado.
(Por una afección en la
garganta declara en un tono tan bajo de voz que sus manifestaciones no llegan a
la mesa de la prensa).
Francisco Abelló.—No comparece.
Honorato Benavent.- Tampoco comparece.
Antonia Carreras.—Dueña de la casa en que el procesado vivía como huésped, en
Tarrasa. Dice que en la noche del día de autos se presentó en su casa la guardia
civil preguntando por un tal Ricardo y que a la noche siguiente fueron a
detener al procesado pero éste ya se había marchado a La Garriga , por haberle
manifestado la declarante lo ocurrido la noche anterior. Dice que en la tarde
del día de autos el procesado estuvo en la casa desde las seis y media hasta
las ocho y media de la noche.
En vista de que varios
testigos no han comparecido y el fiscal y la defensa conceptúan necesaria su
comparecencia, se acuerda repetir la citación urgente a los mismos para hoy a
las diez en punto de la mañana. A los testigos José Prat y Pedro Amat, se les
impone además una multa de 25 pesetas por no haber comparecido, sin perjuicio
de que comparezcan hoy para lo cual se les enviará exhorto telegráfico
conminatorio.
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