domingo, 1 de septiembre de 2013

La Vanguardia, Edición del domingo, 23 septiembre 1923, páginas 6 y 7

En Tarrasa :: Juicio sumarísimo

Como dijimos en nuestra edición anterior, el viernes a las doce menos cuarto de la noche comenzó en los talleres de carpintería de la Escuela Industrial de Tarrasa el Consejo de guerra encargado de juzgar, en juicio sumarísimo a los procesados José Saleta (a) Nano, Jesús Pascual Aguirre y Joaquín Marco Martínez, como presuntos autores del asalto, a mano armada a la Caja de Ahorros y de la muerte del somatenista señor Castella.

Los procesados negaron su participación en el delito, pero la prueba les fue desfavorable, especialmente para los dos primeros, reconocidos por los testigos que desfilaron ante el tribunal, como autores del atraco. A las dos de la madrugada sigue el desfile de testigos.

Declaran Miguel Cuní y Margarita Martínez y, en vista de las .manifestaciones de los testigos, éstos son careados con el procesado Joaquín de Marco.

Comparece a declarar don Miguel Collado, pero, debido a la poca voz del declarante, no es posible enterarse de lo que dice.

A las 2'15 se suspende el juicio para que el fiscal y la defensa puedan ordenar las notas que han tomado en el acto de la vista.

Se reanuda la vista

A las tres de madrugada se reanuda la vista para hacer su informe el fiscal y la defensa.

En este momento el procesado Saleta dice que renuncia a la defensa, imponiéndole silencio la Presidencia.

El informe fiscal

El teniente auditor don José M. Sagnier empieza su informe encareciendo, la importancia del juicio que se estaba celebrando, tanto por las penas que se piden en estos juicios como por tratarse de un caso de la larga serie de hechos que han infestado esta región este juicio no debe ser uno de tantos, sino, el último de todos. Hace resaltar la prueba de civismo que, con motivo del hecho, se ha dado en esta ciudad, y dice que al llegar a ésta para hacerse cargo de la causa, dióse cuenta del esfuerzo realizado por el somatén y por la fuerza pública para dar con los culpables.

Pero, dice, en medio de todo me asaltaba un temor, el de los testigos, ya que ellos son la esencia del sumario, y nada vale el esfuerzo de la policía, nada vale la acusación más formidable del fiscal si los testigos no mantienen su declaración. Sin embargo, en este caso la labor del fiscal resulta fácil, pues todos han visto la valentía y el civismo con que éstos se han mantenido.

Empieza a examinar los hechos, en los cuales se demuestran las previsiones de los malhechores para preparar su fuga y para despistar, como el hallazgo de un trozo de carnet en el auto destrozado, dejado con la confianza de que iba a dar aquella pista falsa.

El Joaquín de Marco dijo al tabernero Collado y a su esposa lo de la venta de terrenos, que no resulta cierto y sale de la casa el día de autos a las diez y media de un reloj que adelanta media. Después del examen hace la reconstitución del hecho.

Hace cosa de un mes se presentó en la Caja de Ahorros un individuo preguntando las horas de despacho, y enterándose del funcionamiento de la Caja de Pensiones. Pretende cobrar, a pesar de no tenor derecho alguno, hace preguntas varias y se entera de las horas de oficina, infundiendo tales sospechas que se le siguió a la salida. Era seguramente una exploración para el golpe.

En el día de autos se presentaron frente a la Caja, 6, 7 u 8 individuos, entraron cuatro, uno de ellos Saleta quedando fuera el Marco y el Pascual. Entraron a la hora justa de abrir, a las diez y media.

Transcurridos los hechos como se relató, con el robo de la Caja y la muerte del señor Castella, huyen sus autores precipitadamente subiendo en el auto tres individuos; los otros cuatro se diseminaron por la ciudad, uno de ellos, el Marco, que quedó en el estribo y otro el Pascual.

Examina a cada uno de los procesados. El Marco era empleado de tranvías y estaba con licencia debiendo incorporarse a las cuatro y media. Contó la historia de los terrenos a sus amigos para despistar. Se le encuentra un bloc de notas con la dirección de Antonio Martínez, que vive próximo a la Caja de Ahorros, con lo cual tiene uno de tantos medios de llegar a la Caja de Ahorros sin conocer Tarrasa y sin necesidad de preguntar por ella. Es un tipo de los que no se despintan y es reconocido por los testigos Casanovas, Casasayas y las dos niñas.

José Pascual Aguirre. Estaba fichado en San Sebastián. Expulsado de Francia por anarquista, como lo confirma su amigo de Sabadell. Viene a Tarrasa en busca de trabajo y después de gastar casi dos pesetas de viaje, se va a pie, por ahorrarse unos céntimos, hacia Sabadell, y le encuentran en la carretera de Martorell. Fue reconocido por el testigo Juan Martí Palau, diciendo que fue uno de los que disparaban, y el que le hizo los disparos contra él.

El Saleta (a) Nano, estuvo procesado en varias causas por atentado y fabricación y conducción de bombas siendo absuelto por los jurados. Es el jefe de una banda de pistoleros y la bondad o maldad son medidas por él bajo el rasero de los principios que habéis oído. Pertenece a una sociedad que se dice defensora del obrero, y quita los ahorros que el obrero guarda en la hucha de esta ciudad. Es Reconocido y después aun, en un nuevo registro, se le encuentra el pañuelo con que cubrió su faz. La función del fiscal es siempre difícil, pero cuando se presenta como hoy, después de lo declarado., sobra y no necesita ser concretada.

Pero es preciso hacer la clasificación de los hechos y pedir las penas correspondientes.

Hace antes una pequeña digresión jurídica. Es para deshacer los más alambicados escrúpulos o el temor del juicio que el procedimiento seguido pudiera sugerir en tiempos posteriores a la actual situación de España. La actuación seguida no depende de la situación actual, sino que está basada en códigos perfectamente definidos y el bando que rige está dictado de acuerdo con el Código de justicia militar aprobado por las Cortes el año 1890.

La calificación del delito es por insulto a la fuerza armada, habiendo causado la muerte. Se basa en distintos preceptos y en la ley de 17 de septiembre de 1923 considerando fuerza armada a los somatenes, y en el bando del 19 del corriente. Pero también el Código penal ordinario castiga en este caso como el Código de justicia militar, ya que en uno de sus artículos dice que los culpables de robo con violencia serán condenados con las penas de cadena perpetua a pena de muerte, cuando ocasionaren muerte, en sus grados mayor, menor o medio, según las circunstancias.

Examinando las circunstancias del hecho y dando una ojeada ligera a las circunstancias agravantes según el Código penal ordinario, resulta comprendido en la 14ª, de cuando se ejecuta con auxilio de fuerza armada o de personas que aseguren o faciliten su inmunidad. El carnet dejado en el auto, el bloc de notas del Marco, la forma en que se tomaron las calles, todo era para asegurar la impunidad, y la penetración en el local por los asaltantes, también con el auxilio de la fuerza.

Constituye pues un delito de robo a mano armada como consecuencia del cual hubo homicidio, con las circunstancias agravantes del artículo 14 del Código, penal y los artículos del Bando y del Real decreto de 19 y 17 del corriente.

También debe pedir responsabilidad civil, que es difícil de concretar y que seguramente, no podrá hacerse efectiva dada la insolvencia de los acusados, pero que por fórmula legal tendrá que demandar.

En su consecuencia:

En nombre de S. M. el Rey (q. D. g.), (en este momento el Consejo y todo el público se pone en pie con profunda emoción), pido para los procesados Joaquín de Marco Martínez, José Saleta Pla y Jesús Pascual Aguirre, pena de muerte.

Pide también las responsabilidades accesorias en caso de indulto; 15.000 pesetas a la familia de la viuda, y de dos a tres mil pesetas a la Caja de Ahorros, según sea el resultado del arqueo.

Informe de la defensa

Actúa de defensor el capitán señor de Vega y pide al Consejo benevolencia ya que el cargo se hace difícil dado el poco tiempo que se dispone en los juicios sumarísimos y tener a su cargo las tres defensas.

A pesar de los cargos que pesan sobre mis defendidos creo que son inocentes.

De Jesús Pascual Aguirre dice que sólo el testimonio de Juan Martín le hace cargo.

Justifica su expulsión de Francia, ya que según manifiesta el interesado lo fue por sus ideas sindicalistas. Llegado a Barcelona busca trabajo y no lo encuentra y se dirige a ésta el día 19 con esperanza de hallarlo, ya en ésta, recuerda un amigo suyo en Sabadell y se propone en el acto dirigirse a dicha ciudad. No efectúa el viaje en tren por creer que llegará antes a pie que esperar los trenes del Norte. Sus antecedentes—dice el defensor—son buenos, pues sólo en junio de 1922 se le detuvo por suponérsele prófugo. La demás sólo es actuación sindicalista.

En cuanto a José Saleta Plá sólo un cargo le acusa y no lo cree suficiente y si bien tiene antecedentes penales, todos ellos responden a la convicción de que de esta manera servía mejor a la causa de los trabajadores.

De Joaquín Marcó, dice que no admite los cargos que se le han hecho, ya que Teresa
Martí y Manuel Collado dicen que salió de su casa a las diez y media con el fin de dirigirse a Barcelona.

Sus antecedentes son buenos y el hecho de ocupar un empleo público en Barcelona me prueba su inocencia.

La defensa termina su informe pidiendo la absolución de sus tres defendidos.

Alegación de los procesados

Preguntados los procesados si han de hacer algún alegato a su favor, responde Marcó que ha de hacer constar que no existe combinación alguna con los testigos Teresa y Collado. Termina diciendo que él es inocente y que no sabe nada de lo ocurrido.

El Saleta dice que el cargo que le hacen por los indicios hallados en el pañuelo, no son prueba suficiente para condenar a un hombre.

La presidencia le llama al orden y le repite si ha de alegar alguna prueba. Sigue diciendo el Saleta que si le han de matar, al menos que se respete la tierra donde caiga y pide que se le conceda la gracia de que le incorporen al tercio extranjero, donde sabrá morir.

El procesado Pascual dice que sus declaraciones son verídicas y hace protestas de inocencia.

El presidente da por terminada la vista y ordena el despeje de la sala, retirándose el Consejo a deliberar.

Traslado de los procesados a la cárcel

A las seis de la mañana fueron trasladados los procesados a la cárcel en un autómnibus custodiado por catorce guardias civiles de infantería al mando de un oficial y tres de caballería.

Los trámites legales

La sentencia dictada por el Consejo de guerra fue traída a Barcelona por el juez instructor de la causa comandante de infantería don Francisco Pérez Garbery, quien salió con ella esta tarde, para dicha ciudad, después de haber sido aprobada por el capitán general accidental don Emilio Barrera, de acuerdo con su auditor general don Onofre Sastre y cumplido el trámite que previene el Código de Justicia militar.

Dicha sentencia fue telegrafiada íntegramente al ministerio de la Guerra.

Texto integro de la sentencia

Como decimos en nuestra sección de información nacional, el directorio se manifestó conforme con la sentencia recaída contra los reos de Tarrasa.

El texto íntegro de la sentencia, dice así:

«En cumplimiento a lo dispuesto en el párrafo tercero, artículo 633 del Código de Justicia militar, comunico a V. E. que el Consejo de guerra reunido en Tarrasa para ver y fallar el juicio sumarísimo con motivo del asalto a la Caja de Ahorros, ha pronunciado la sentencia con los siguientes resultandos y considerandos:

Resultando que en la mañana del 20 del corriente mes y a la hora aproximada de las diez y media, una partida de paisanos enmascarados y armados asaltaron el local de la Caja de Ahorros de Tarrasa; y al tener noticia de ello por la alarma que otro paisano diera, el individuo del somatén don Juan Castella, en cumplimiento de sus deberes y en funciones del servicio, salió al encuentro de los criminales empuñando una pistola, de la que no pudo hacer uso útil; cayendo a poco mortalmente herido por los disparos que le hizo uno de los que formaban la banda que guardaba la salida de los que habían penetrado en el edificio y robado una cantidad de metálico y billetes superior a 500 pesetas.

Resultando que don Juan Castella falleció de resultas de las heridas que sufrió, mortales de necesidad, según declaración de los facultativos y de las que debió morir antes de transcurrir cinco minutos.

Resultando que detenidos a raíz del hecho como presuntos culpables varios paisanos sospechosos, han venido, a ser reconocidos como formando parte de la banda, Joaquín de Marco Martínez, Jesús Pascual Aguirre y José Saleta Pla;

Resultando que contra Jesús Pascual Aguirre y José Saleta Pla existen cargos concretos pues han sido reconocidos reiteradamente en rueda de presos, no solamente en su aspecto físico sino también en su timbre de voz:

Resultando que al José Saleta Pla le fue ocupado un pañuelo con señales evidentes de haber sido atado en diagonal por dos de sus extremos, forma en que lo llevaban los criminales para taparse la cara; y al José Pascual Aguirre unas gafas que dice son las que llevaba puestas;

Resultando que a pesar de haber sido señalado por algunos testigos, el Joaquín de Marcó Martínez, no existen pruebas bastantes de que formara parte de la banda, por no haber contrariedad fundada en la coincidencia de su declaración y la prestada por el matrimonio Manuel Collado y Teresa Martí, respecto a la hora en que salió de Barcelona de casa de ellos así como la finalidad de la visita que les hizo en esta población.

Vistos los artículos de aplicación del Código penal ordinario y del de Justicia militar y el
bando del Excmo. señor capitán general de la región;

Considerando que estos actos constituyen por igual un delito de robo y homicidio según el artículo 515 en relación con el 516, número primero, del Código penal ordinario, con la agravante de haber sido ejecutado con auxilio de gente armada y de personas que aseguraban la impunidad con insulto a fuerza armada habiéndole causado la muerte, caso previsto y penado en el artículo 253 número 20 del Código de justicia militar.

Considerando que por estos delitos aparecen como responsables los procesados José
Saleta (a) Nano y Jesús Pascual Aguirre.

Considerando que no existen pruebas bastantes para considerar como autor, como cómplice ni como encubridor al otro procesado Joaquín Marco Martínez.

Considerando la agravante ya citada:

Falla que debe condenarse y condena a la pena de muerte con accesorios de inhabilitación absoluta y perpetua en caso de indulto, indemnización civil de 15.000 pesetas a la familia de la víctima y de la cantidad robada que resulte del arqueo que se está haciendo en la Caja de Ahorros de Tarrasa, a los procesados José Saleta Plá y Jesús Pascual Aguirre y que debe absolver como absuelve por falta de pruebas a Joaquín Marco y Martínez.

El Consejo así lo falla.

También se recibió en el ministerio de la Guerra el dictamen del auditor de la Capitanía general de la cuarta región y la aprobación del capitán general interino señor Barrera.

El procesado Saleta amplía sus declaraciones

Terminado el Consejo de guerra el procesado Saleta pidió que le dejasen prestar nuevas declaraciones. Fue puesto en presencia del juez que le recibió extensa declaración, durando la diligencia largo rato. Parece que se confesó autor del asalto, juntamente con Jesús Pascual, pero que hizo constar la inocencia del tranviario Marcó.

Se añade que dió detalles acerca de los que formaban parte de la banda y de la manera cómo ésta funcionaba y que explicó la forma en que planearon el atraco y las precauciones que habían adoptado para conseguir la impunidad.

Más detalles :: Preparativos para el cumplimiento de la sentencia :: Los reos hacen nuevas declaraciones.

Ayer tarde se trasladó en un automóvil a Tarrasa el ejecutor de justicias de esta Audiencia, Rogelio Pérez, acompañado por los agentes de vigilancia señores Onrubia y Calvo.

Con motivo de la ejecución de la sentencia contra los dos condenados a muerte Saleta y Jesús Pascual Aguirre, que se cree se cumplirá esta mañana, se adoptaron en Tarrasa bastantes precauciones, habiéndose trasladado a dicha ciudad, numerosas fuerzas de la guardia civil.

A las cuatro llegó a dicha población el comisario general de vigilancia señor Casellas con varios funcionarios de policía.

A las cuatro y media, el teniente coronel presidente del Consejo, se trasladó a la cárcel con varios jefes para hacer a los reos la notificación de la sentencia.

Los reos Saleta y Aguirre, a las cinco y media de la tarde, expresaron el deseo de hacer nuevas declaraciones, acudiendo el juez a la cárcel para tomar nota de aquéllas. Se asegura que ambos hicieron interesantísimas revelaciones.

En un autocamión de intendencia, fueron trasladados ayer tarde a Tarrasa, los instrumentos que precisa él ejecutor de sentencias para realizar su misión.

El capellán castrense visitó a los reos a las seis de la tarde. Acompañarán a los dos reos sacerdotes y hermanos de la Paz y Caridad y de la Purísima Sangre, además de la asistencia espiritual que les prestarán capellanes castrenses y sacerdotes nombrados por el señor obispo de la diócesis, todos los cuales salieron ayer tarde para Tarrasa.




Funerales por el señor Castella

En la iglesia parroquial del Santo Espíritu se celebraron ayer, a las diez de la mañana, solemnes funerales en sufragio del alma del somatenista señar Castella Españó, víctima de los atracadores.

Presidieron el duelo, además de la familia, el comandante general de somatenes don Plácido Pereyra y Morante, el comandante señor Mourirlle, ayudante de dicho general, el senador vitalicio y vocal de la comisión organizadora de los somatenes armados de Cataluña, don Alfonso Sala y Argemí; el capitán auxiliar de la misma institución don Ricardo Antolín, el cabo del partido don Amadeo Torrents, el cura párroco reverendo Molera, el cabo del distrito don José Villamor y el subcabo don Miguel Domingo.

Asistieron todos los cabos y subcabos, numerosísimos somatenistas, las autoridades locales y una multitud, que ocupaba totalmente el amplio templo.

Examen médico

Los doctores Bosch y Sala practicaron en el Centro Médico la radiografía al herido señor Vilarrubí, que se supone tiene una bala alojada a cuatro centímetros de la tetilla izquierda.

También le fue reconocida la herida que sufrió en el brazo, y en la cual resulta no tener alojado proyectil alguno.

El herido continúa en estado satisfactorio.

Después del Consejo :: Algunos detalles

Al terminar el consejo de guerra cuando se dió por la presidencia la orden de que quedara despejada la sala, los acusados fueron trasladados al vestíbulo de la escuela, donde permanecieron sentados en un banco, custodiados por la guardia civil, hasta las seis de la mañana, hora en que fueron trasladados a la cárcel en un autómnibus, dentro del cual se situaron también siete parejas de la benemérita, con un oficial.

Detrás del coche partieron al galope varios números montados del mismo instituto.

En la vista de la causa ante el consejo de guerra, se quedaron fuera del local por no tener cabida en él, unas 3.000 personas, según se calcula. En la parte exterior de los ventanales del edificio que dan a la sala donde el consejo de guerra se estaba celebrando había multitud de individuos, en su mayoría obreros, que desde allí presenciaban la sesión. Agentes de la autoridad y guardias civiles se hallaban también prestando servicio de vigilancia en el exterior.

En el paseo de la Fuente Vieja permanecieron durante toda la noche algunos grupos de obreros.

El trayecto desde la estación hasta la escuela estaba también ocupado por la benemérita de Tarrasa, a las órdenes del teniente don Manuel Pintado. A estas fuerzas se agregaron después diez parejas de la misma institución procedentes de Manresa. El conjunto de todas las fuerzas estaba mandado por el teniente coronel jefe de la comandancia de Barcelona, don Juan García Rodríguez, quien tenía a sus órdenes al capitán Gavari y a los sargentos Bolaños y Aunós.

Estas fuerzas—y es ello unía prueba más de la abnegación que caracteriza a la benemérita— están en servicio permanente y sin haberse quitado el correaje, desde el día en que se cometió el atraco .

Una frase

Se comentó favorablemente la frase del fiscal al censurar que individuos pertenecientes a una entidad que se dice defensora de los intereses de la clase trabajadora fuesen a robar una caja en donde los obreros depositan el producto de su trabajo, lo que equivale a robar a los obreros mismos.

El general Barrera

El digno capitán general accidental de la región, general don Emilio Barrera, no descansó durante toda la noche, recibiendo constantemente por teléfono detalles de las incidencias de la sesión del Consejo de guerra.

La actuación de la benemérita

El mismo día en que se cometieron los hechos y aproximadamente, a la misma hora, había de celebrarse en el cuartel da la guardia civil una revista de equipo y vestuario. A los pocos momentos de tocar llamada, se oyeron, las voces y pitos de alarma, y todos los guardias, que estaban equipados y preparados para la revista, recibieron en seguida la orden de sus jefes de lanzarse a la calle en persecución de los malhechores.

Así lo hicieron, dándose el caso de que los uniformes completamente nuevos que para aquel día llevaban algunos de los guardias han quedado maltrechos en las correrías de aquellos por las montañas de los alrededores de la ciudad.

Durante la estancia de los presos en la cárcel se montó un servicio extraordinario de vigilancia a cargo de cinco parejas de la benemérita de infantería y una de caballería para el servicio exterior, a las órdenes del cabo don Eugenio Rincón.

El cabo don Antolín Cambero, que se lesionó al caer de un automóvil en que iba, en persecución de los malhechores, está muy mejorado de la lesión sufrida.

A las cuatro de la tarde llegaron el comisario general señor Casellas acompañado de
algunos agentes de vigilancia.

¿Revelaciones interesantes?

Cuando se recibió de nuevo en Tarrasa la sentencia dictada por el Consejo de guerra y ya aprobada por el capitán general de la región, los componentes del consejo se trasladaron a la cárcel para hacer la notificación de ella a los acusados.

Se dice que el condenado Saleta (a) el Nano expresó deseos de hacer algunas manifestaciones, por lo cual prestó nuevamente declaración, junto con sus compañeros y según parece hizo interesantes declaraciones, acerca de las cuales, como es lógico, se guarda gran reserva.

Otras noticias

Por la noche llegó a Tarrasa el inspector de la brigada, especial, don Carmelo Mora, acompañado de varios agentes.

También llegaron los hermanos de Paz y Caridad, que han de acompañar a los reos hasta sus últimos momentos. Con ellos iba el presidente de dicha hermandad.

También llegó, en el mixto de Zaragoza, una sección el batallón cazadores de montaña de Berga, número 1, a las órdenes de un oficial.

En capilla

Próximamente a las once de la noche entraron en capilla los dos condenados a muerte, a quienes acompañan los Hermanos de la Paz y Caridad, y los Rdos. PP. Creixell, S. J. José Vives y Gorgonio Rodríguez, capellán del regimiento de Numancia.


Se supone que los reos serán ajusticiados esta madrugada en el patio de la cárcel.

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