Como solidaridad a la. huelga planteada
en esa ciudad, los Sindicatos locales acordaron la huelga general para el día
4. En cumplimiento de dicha orden los obreros que acudieron a los primeros
turnos de la mañana fueron invitados a no entrar en las fábricas retirándose a
sus respectivos domicilios. A las nueve de la mañana el paro era completo en
todas las fábricas, talleres, servicios públicos, alumbrados por gas, etc.
Algunos comercios no llegaron a abrir sus puertas y los restantes fueron
invitados al cierre. El número de obreros parados se calculaba en dicha hora
sobre unos veinte mil.
El Ayuntamiento se reunió en sesión
permanente dictando medidas con el fin de asegurar el abastecimiento de la
ciudad. En el mercado central hubo algún revuelo, pues sólo se autorizó la
venta de carne y gallina, no dejándolo abastecer de pescado, verduras y fruta.
A medio día fueron repartidas
profusamente por el Sindicato unas hojas dirigidas al pueblo trabajador en las
cuales se justificaba el paro y se indicaba el paro y se indicaba que no debían
secundarlo los panaderos, matarifes, lecheros, servicios de higiene, pompas
fúnebres, cocineros, farmacias y médicos.
De once a doce de la mañana se
presentaron frente a la Central de Teléfonos numerosos grupos que llenaban por
completo la calle de San Pedro, exigiendo que cesaran en sus respectivos
trabajos las señoritas telefonistas, penetrando algunos en el recinto de la
misma. Hubo algunos momentos de confusión no pasando la cosa a, mayores gracias
a la serenidad da la señorita encargada y de los guardias que custodiaban la
Central, los cuales demostraron una gran, prudencia y exquisito tacto. Al salir
a la calle las señoritas fueron ovacionadas por el inmenso público que allí se
había estacionado.
Al atardecer la ciudad presentaba un
aspecto de intranquilidad, contribuyendo a ello la escasez de alumbrado público
que fue subsanado a medida que avanzó la noche.
El día 5 en diferentes puntos de la
ciudad apareció el siguiente bando de la Alcaldía: «Habiendo tomado las medidas
necesarias para que el orden y la paz ciudadana no puedan ser alteradas, esta
Alcaldía ruega a todos los ciudadanos que pongan el máximo esfuerzo para que la
normalidad sea un hecho, procurando que todo el comercio abra sus puertas, los
mercados sean abiertos a las horas de costumbre y que se reemprenderá el
trabajo el próximo lunes por la mañana, con toda normalidad, para el cual se
garantiza la libertad. Esta Alcaldía confía en la serenidad y civismo de todos los
ciudadanos y no duda que todos nos convertiremos en fieles defensores de la paz
pública, de la libertad y de la República. —El alcalde accidental, Samuel
Morera.»
La, impresión general es de que, dando
cumplimiento a dicho bando, el lunes se normalizará el trabajo en todos sus
aspectos y que los obreros continuarán dando pruebas de la cultura y civismo
que han demostrado estos últimos días.
—Corresponsal.
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