miércoles, 8 de mayo de 2013

La Vanguardia, Edición del jueves, 13 abril 1922, página 20


EN EL FOMENTO

En el salón de actos del Fomento del Trabajo Nacional, celebrose ayer la magna asamblea convocada para protestar contra la ley sobre autorizaciones arancelarias, aprobada por ambas Cámaras; pero pendiente aún de aprobación de la comisión mixta del Senado y del Congreso que ha de unificar los dictámenes aprobados por los dos cuerpos Colegisladores.

Ocupa la presidencia el que desempeña la de la entidad don Domingo Sert y le acompañan a la derecha los señores conde de Caralt, Olivé, presidentes de las Cámaras de Comercio de Tarrasa y de Lérida y Barba y a la izquierda, el vicepresidente señor Alier, presidentes del Gremio de Fabricantes y de la Cámara de Comercio de Sabadell, vizconde de Cussó y Gual, presidente de la Asociación de Fabricantes de tejidos de lana de Sabadell. Actuó de secretario, don Marcelino Graell.

El acto, anunciado para las cinco, comenzó a las seis menos cuarto.

El secretario dió cuenta de las adhesiones recibidas, entre las cuales figuran las de los señores Sedó (don Luis), Sala (don Alfonso), Marqués, Bartrina, Marqués de Alella y Cámaras de Comercio de Manresa, Lérida, Palma de Mallorca y San Feliu de Guixols.

El señor Sert expone el objeto de la reunión y dice que, a pesar de las promesas recibidas, se ha presentado a las Cortes, aprovechando la modificación ministerial, Una ley sobre autorizaciones arancelarias que lesiona gravemente los intereses de la producción.

Lamenta que una vez más se haya faltado a la palabra seriamente empeñada, a las seguridades que hicieron concebir esperanzas de que en la importante cuestión del arancel se obraría a plena luz y con conocimiento de los elementos productores.

Lee párrafos1, del «Diario de Sesiones», discurso pronunciado por el ministro de Hacienda, para demostrar que al concebir esas esperanzas no lo hizo a la ligera; y recuerda conversaciones tenidas con el mismo ministro y otros detalles que en realidad no permitían esperar Io que ha sucedido.

Afirma que la crisis no fué motivada, como se dijo, por disconformidad de los ministros dimisionarios con el restablecimiento de las garantías constitucionales, sino por no haberse cumplido la promesa formal del presidente del Consejo y del ministro de Hacienda de que desaparecía del dictamen de la comisión la frase «de ordinario».

Añade que la culpa de lo ocurrido no debe achacarse tanto a la insinceridad política como al abandono en que la misma producción deja sus propios intereses, como lo prueban las exiguas votaciones favorables obtenidas, la mayor de las cuales apenas llegaba al 15 por ciento.

Sigue relatando las gestiones hechas en Madrid, e incidentalmente manifiesta que la producción nacional no se salvará mientras no se haga abstracción de la política en los asuntos económicos y entiende que esto ha de tenerse en cuenta en épocas electorales, cuando se solicite el voto de los productores. Exijan éstos entonces la formal oferta de apoyo y sino obren, en consecuencia.

Dirige palabras de agradecimiento a los parlamentarios que apoyaron al Fomento y a la producción y termina encareciendo la necesidad urgente de sacudir la apatía y trabajar con denuedo para salir victoriosos en la contienda empeñada.

Habla el señor conde de Caralt y refiriéndose a palabras del señor Sert, dice que no ha de faltarle a éste no sólo el apoyo del Fomento, sino el de todas las sociedades, patronales y obreras, en esta lucha por la defensa de los intereses genérales.

No le sorprende lo ocurrido, antes le parece consecuencia, lógica de determinadas maniobras políticas.

Recuerda los .trabajos, de confección del Arancel y lamenta que así en éstos como en los de revisiones arancelarias se permita la intervención de cónsules y embajadores.

Ofrece su apoyo personal y como presidente de la Cámara de Industria al presidente del Fomento; se muestra francamente optimista respecto al resultado final de la lucha entablada y opina que es necesaria la actuación constante cerca del gobierno para conseguir las mayores ventajas para la producción y la intervención en los trabajos de confección de los tratados de comercio en beneficio de los intereses nacionales.

Termina invitando a todos los productores a que presten completo y eficaz apoyo a la gestión del Fomento y proponiendo que después de exponer a las autoridades de la región la importancia de los males que una dejación arancelaria acarrearía a la producción nacional, se recabe la cooperación de aquellos a la salvadora campaña del Fomento.

Agradece el señor Sert los ofrecimientos del conde de Caralt y espera mucho del luminoso informe de la Cámara oficial de la Industria.

El señor Gual, por las sociedades económicas de Sabadell, afirma que la aprobación precipitada de esa ley contra la cual se protesta, ha causado entre los productores impresión penosísima.

No comparte los optimismos del señor, conde de Caralt y se extiende en detalles técnicos acerca del alcance de la autorización arancelaria.

Se refiere a los métodos de lucha y afirma que mientras los industriales todo lo confían al telégrafo, remitiendo despachos de protesta a millares, los agrarios, lo remueven todo y no dejan tranquilos ni a los parlamentarios ni a los oficinistas, ni al gobierno, hasta salirse con la. suya.

El señor Oliva, de la Unión metalúrgica de Villanueva, se muestra francamente pesimista no tanto por la batalla perdida como por la despreocupación industrial que se encoje de hombros ante la .gravedad de esa ley de autorizaciones que ha venido a matar una industria básica en todos los países como lo es la metalúrgica.

Termina insistiendo en la urgencia del común esfuerzo para salvar los intereses generales.

Hace uso de la palabra el señor vizconde de Cussó, extendiéndose en consideraciones acerca del alcance de la lucha perdida por los industriales y ganada por los agricultores y de la que va a plantearse con los comerciantes.

Explica sus gestiones como presidenta del Fomento, cerca del gobierno anterior y afirma que la ley de autorizaciones es la misma formulada siendo ministro el señor Cambó, con el único añadido del y «de ordinario». Hace notar que entre la parte dispositiva y el preámbulo hay varias contradicciones.

Manifiesta que Francia, Inglaterra y Suiza, han suspendido los trabajos que llevaban a efecto para la formación de los tratados comerciales respectivos desde que en esa ley de autorizaciones, viera la manera de sacar más provecho en beneficio de sus intereses.

Termina ofreciendo su más decidido apoyo a cuanto se haga en sentido proteccionista y luego da lectura de las siguientes conclusiones:

Primera—No deben hacerse concesiones por debajo de la segunda columna que es la mínima del Arancel.

Segunda—Que los tratados no sean efectivos sin el «referéndum» de las Cortes con arreglo a la Constitución del Estado.

Tercera—Que formen parte de la comisión de negociaciones técnicos de la clase productora, industriales y agrarios y no sólo como ahora funcionarios del Estado.

El presidente de la Cámara de Comercio de Tarrasa en nombre de ésta y del Instituto Industrial de dicha ciudad, abunda en conceptos vertidos por las anteriores y ofrece el más decidido apoyo de las entidades que representa.

El presidente de la Cámara de Comercio de Lérida, de su conformidad a las manifestaciones hechas por los oradores y está dispuesto a secundar cuantos trabajos se hagan.

El señor Sert, agradece los anteriores ofrecimientos y después de someter las conclusiones a la asamblea y aprobarlas ésta por unanimidad, levanta el acto a las ocho menos cuarto.

Además de las entidades citadas, tenían representación las siguientes:

Asociación de Fabricantes de Manresa, Fomento del Trabajo de Villanueva y Geltrú, Asociación de Fabricantes de Juguetes de España, Mancomunidad de Fabricantes de tejidos de algodón, Unión Patronal de las Artes del Libro, presidentes de las Agrupaciones textiles de correas, curtidos, gomas, secar, productos químicos, vidrio, carbón, etc.

El salón de actos llenóse por completo y reinó en la asamblea mucho entusiasmo.

No hay comentarios: