MATADEPERA
Anoche, a
las veinte horas, en la propiedad conocida por «Can Vinyés», y aprovechando el resplandor
de la luna, fue muerto por los atrevidos cazadores, el vecino de ésta Felío
Valls y el veraneante Juan Burch Banchs, otro tejón macho. Desde tiempo venía
quejándose el colono de dicha casa de campo, distante de esta localidad 500 metros , de que, por
ciertos animales dañinos, se le ocasionaban serios perjuicios a las huertas y
frutales, en particular los tomates se los comían con avidez. Puestos en acecho
los cazadores, llegaron a descubrir una madriguera o escondrijo, y después de
varías noches, lograron dar alcance al segundo de estos paquidermos. Fue herido
por el primero rozándole el espinazo, y por el segundo de un tiro certero en la
cabeza. Fue exhibido por los mismos cazadores al alcalde de esta población, quien
les felicitó calurosamente, cundiendo seguidamente la noticias por toda la
localidad.
Seguidamente
acudieron autos de Tarrasa y de Sabadell con individuos interesados, los más, en
adquirirlo para sus despachos, previa disecación, sometiéndose casi a la llana
el precio del mismo, siendo, finalmente, comprado por un barcelonés. Es un
ejemplar, según los comentarios que ha sugerido, muy original, por el color del
pelo y encrespado del mismo. Su peso se calculaba de 15 a 20 kilos.
El sábado
último se celebró con la animación y fervor de los años anteriores la fiesta llamada
«del most», especie de «aplec» que organizan los mataperenses una vez se ha recolectado la uva.
Por ficho
motivo es tradición el día señalado celebrar en la ermita de San Lorenzo del Munt
un oficio, al cual asiste la mayoría del vecindario. A pie, a pesar de la
distancia de diez kilómetros, y con un tiempo borrascoso en extremo, dando
fervorosas muestras de fe y religión, se encaminaron a la montaña, figurando al
frente de la peregrinación el venerado párroco de ésta don Jaime Torres Gascó,
el que despreciando la cabalgadura ofrecida, emprendió la senda a pie firme,
llegando a las diez. Revestido de los ornamentos sagrados, celebró el santo
sacrificio de la misa; con un gran concurso de fieles, que llenó a rebosar la capilla
se cantaron los gozos del santo.
Celebrada
la tradicional fiesta, retornaron los romeros a la localidad, disparando a la
entrada de la población las armas. El párroco dió las gracias a los
concurrentes por la perseverancia en sus creencias, y terminó el día con bailables
ejecutados por un ajustado quinteto en las distintas sociedades recreativas.
—Corresponsal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario