lunes, 19 de mayo de 2014

La Vanguardia, Edición del martes, 09 marzo 1926, página 15

EN TARRASA ;
Revista somatenista
La revista

Con gran brillantez y solemnidad tuvo efecto en Tarrasa, el domingo, la revista reglamentaria del somatén del partido.

Para asistir a la revista, a las once de la mañana llegaron en un tren de la Compañía de los Ferrocarriles de Cataluña, el capitán general señor Barrera, el gobernador civil señor Milans del Bosch, don Alfonso Sala, vocal de la comisión organizadora del somatén, el gobernador militar señor Correa, el comandante general de somaten el general Berenguer, el delegado gubernativo de la zona señor Villamide, el comandante auxiliar de somatenes don Enrique Mas y los cabos de los distritos de Sabadell y Villafranca del Panadés.

Esperaban a las citadas autoridades en la estación de Tarrasa, el alcalde don José Ullés, presidiendo un comisión de concejales; el juez de instrucción señor Palacios, una comisión de la zona y caja de reclutamiento, de la que formaban parte el coronel señor Ballesteros, el teniente coronel señor Vacas y varios jefes y oficiales; el señor prior arcipreste doctor don José Moleras, y el director de la Escuela Industrial don José Baltá de Cela, el cabo del somatén señor Guillamot, y numeroso público.

En la estación se formó la comitiva que, en automóviles se dirigió al Ayuntamiento en donde el alcalde dio la bienvenida a las autoridades, siendo éstas obsequiadas con un lunch.

En el paseo estaban formados los somatenistas en número de unos mil doscientos. También estaban formados los exploradores.

El capitán general, junto con las demás autoridades, revistó minuciosamente las armas, deteniéndose ante algunos veteranos que ostentaban la medalla de la Constancia.

Después de la revista, las autoridades se dirigieron al templo parroquial en el cual se dijo una misa en sufragio de los somatenistas de aquel partido fallecidos durante el año.

El banquete

Desde la iglesia la comitiva oficial marchó al Gran Casino, en donde se celebró un banquete de 400 cubiertos en honor del capitán general y demás autoridades.

Al banquete asistieron, además de las personas ya citadas los tenientes de alcalde señores Utset y Marcet, el inspector del Trabajo señor Pérez Honduvilla, los fabricantes señores Armengol, Roca, Badrinas, Burgueras, Matalonga, el secretario del Ayuntamiento señor Benlloch, el abogado señor Ventalló, el presidente del Gran Casino señor Ribas, el profesor de la Escuela Industrial señor Morera, el consejero de la Caja de Ahorros señor Ramoneda, el sub delegado de Medicina señor Salas el director del Banco de Bilbao y otras distinguidas personas.

A los postres llegaron al salón en que se celebraba el acto muchas bellas señoras y señoritas.

Inició los brindis don Alfonso Sala, que fue saludado con una ovación. Empezó dedicando galantes frases a las señoras y señoritas que embellecían el acto. Ofreció el banquete al capitán general, gobernador civil y demás autoridades.

Enalteció la institución del somatén como suprema garantía de patronos y obreros para su tranquilidad y la prosperidad de unos y otros.

Recordó que el general Milans del Bosch fue el alma y el organizador del somatén de Barcelona, y dedicó a dicha personalidad grandes elogios por su actuación como capitán general de esta región.

Dedicó también cálidos elogios al capitán general, por sus constantes desvelos en pro del somatén y terminó su elocuente discurso brindando por los generales Barrera y Milans del Bosch, que tan admiradores son del somatén.

A continuación habló el alcalde de Tarrasa don José Ullés, quien con palabra fácil y frase concisa y elocuente, se excusó de hacer un largo discurso, pues nada original ni que añadiera nuevos matices de lo elogioso, podía añadir a lo que en loor al somatén, esa institución de entraña y esencia democrática, había dicho el ilustre orador que le antecedió en el uso de la palabra.

Terminó dedicando frases de reconocimiento a cuantos asistían al acto y dedicando a las señoritas que ponían en la fiesta una nota de juventud y de gracia, unas frases galantes.

El arcipreste doctor Molera, pronunció después un breve discurso en elogio del somatén y expuso cómo esta institución se inspira en la máxima cristiana de mantener la paz entre los hombres.

Al levantarse el gobernador civil, señor Milans del Bosch, fue saludado con aplausos.

Empezó dedicando los aplausos que se le dirigían a las damas que honraban el acto.

Agradeció las palabras encomiásticas que le había ofrendado el insigne patricio don Alfonso Sala.

Glosó el lema del somatén y añadió que el orden, el trabajo y la paz social se identificaban con los principios que ostentó, desde su advenimiento al poder, el actual gobierno.

También al levantarse el general Barrera fue saludado con una gran ovación.

Hecho el silencio, dedicó elogios a la actuación de don Alfonso Salo, que es vivo contraste de la nefasta actuación de otros.

Aconsejó a los somatenistas que perseveraran en sus sacrificios en bien de la patria.

Dedicó un recuerdo a los héroes que, en defensa de la patria, exponían y perdían la vida en las tierras africanas.

Afirmó la eficacia de la influencia de la mujer para el porvenir de Ios pueblos según la educación que da a los hijos.
Y terminó diciendo que sin amor a la patria no puede haber nada digno ni nada honrado.

Grandes aplausos acogieron las palabras del general Barrera.

Seguidamente se dio por terminado el acto.

Conferencia del señor Villamide

Terminado el banquete se trasladaron las autoridades al Real Colegio Tarrasense de las Escuelas Pías, para oír la conferencia que tenía anunciada el delegado gubernativo don Jorge Villamide.

En una de las vastas clases del Real Colegio, atestada de distinguido público, se dio la conferencia cuyo tema era: «Consideraciones sobre el reciente vuelo aéreo».

El padre rector del Colegio hizo la presentación del conferenciante y explicó la significación patriótica del acto en un breve discurso.

Después de saludar a las autoridades y al profesorado y alumnos del Colegio, el orador entró en materia manifestando, que su finalidad es la exaltación del gesto, de la audacia y de la gallardía que tan grabadas dejaron en las almas los intrépidos aviadores, como en otras épocas los que descubrieron, conquistaron y colonizaron un mundo nuevo, dejándole los tesoros inestimables del bello idioma de Cervantes y la religión de Cristo. Exhortó a todos a que, con la literatura y el comercio, vehículo de civilización, y el afecto, coadyuvaran a que un día se forme el bloque único de una España sola a uno y otro lado del Océano.

Aludió a las frialdades y silencios de la prensa ajena que contrastan con los entusiasmos de la propia, aquí y en América.

Se refirió en seguida al progreso del mundo y del hombre, haciendo la historia de uno y otro hasta que éste, en su afán de dominarlo todo, ansió enseñorearse también del aire, que se logró aplicando el principio de Arquímedes para los aparatos «menos pesados que el aire», y estudiando el vuelo de las aves, y mediante ensayos mil con fracasos y aciertos que culminaron al inventarse el motor de explosión.

Hizo historia de los progresos de la aviación y explica la teoría de unos y otros de los más modernos, y de las dificultades que la técnica hubo de vencer hasta el momento actual, haciendo vaticinios sobre el porvenir brillante que a la aviación está reservado.

Desde el punto de vista moral consideró las analogías de esta gesta con las de Colón y otros descubridores, refiriendo las peripecias de unos y otros para terminar en un vibrante párrafo, en el que afirmó que, aunque España desapareciese por un cataclismo geológico, quedaría su alma y su verbo en América, donde 90.000.000 de seres hablan nuestro idioma, y se mantienen unidos por el catolicismo y un pasado común lleno de grandezas.

A continuación el gobernador civil pronunció elocuentes palabras para decir que así como durante el reinado de los Reyes Católicos pudo realizarse la magna empresa del
Descubrimiento de América, gracias a la estrecha unión y al espíritu fraternal de que estaban animadas todas las regiones de España, para hacer una patria grande que podía salvar todos los obstáculos, así es necesario hoy que todos los españoles, dejando de lado localismos y pequeñas rencillas, se unan estrechamente para formar una gran nación a la que no asusten las incógnitas del porvenir y pueda hacer frente a todas las contingencias que, para alcanzar una vida próspera y brillante, fuera preciso vencer.

El breve discurso del señor Milans del Bosch, fue muy aplaudido.

A continuación se dio por terminado el acto y las autoridades superiores regresaron a Barcelona.




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