martes, 23 de septiembre de 2014

La Vanguardia, Edición del domingo, 17 abril 1927, página 13

DESCUBRIMIENTO DE UN CRIMEN

El día 31 de marzo próximo pasado, la fuerza de la guardia civil de Tarrasa, recibió noticias de que el joven José Canals, de 16 años de edad, dióse cuenta de la aparición de un cadáver en el interior de un pozo en la finca «La Corneta» del término municipal de Tarrasa.

Personado el Juzgado de esta ciudad en la finca referida, ordenó el levantamiento de dicho cadáver y en la autopsia opinó el médico forense que, una herida que presentaba la víctima en la cabeza, era producida por un objeto contundente, lo que hacía abrigar la sospecha de un asesinato.

Hecho el exhorto correspondiente a la fuerza de la guardia civil el teniente Manuel Pintado vino en conocimiento de que del pueblo de Ullastrell había desaparecido un joven llamado Juan Basons Cos, de 27 años de edad, por lo que con fuerza a sus órdenes, dicho teniente se trasladó a este pueblo, recibiendo declaraciones del dueño de la casa en que vivía dicho individuo y hecho un registro se encontró un baúl que contenía varias prendas de ropa y un retazo nuevo de la camisa que llevaba la víctima, más los documentos militares.

El dueño de la casa declaró que el día 20 de marzo un hermano y el padre de Juan vinieron a verle y que se marcharon juntos a Sabadell prometiéndole una colocación en nuestra ciudad con el sueldo de 40 pesetas semanales.

Parece que al llegar a Sabadell lo emborracharon llevándoselo por la vía y a pie a la citada finca y al tenerlo allí se supone que a empujones lo tiraron dentro del pozo.

El parricida y fratricida se marcharon y uno de ellos se trasladó a Ullastrell, reclamando las ropas y documentos de su víctima alegando que Juan no podía ir por estar muy ocupado, a lo que se negó el dueño por tener de Juan alguna cantidad a cobrar.

Los móviles que indujeron a los criminales a cometer este horrible delito no fueron otros que cobrar 400 pesetas que estaban depositadas en la Caja de Ahorros de Tarrasa a nombre del infortunado Juan y eran producto y parte de la venta de una casa que había heredado de su madre.

Con los datos apuntadas el Jefe de la guardia civil de Sabadell, ordenó al cabo Joaquín Oliva y a los guardias Pedro Rodríguez y Adriano Hernández se procediera a la busca y captura de los criminales, lo que, tras hábiles y activas pesquisas, se consiguió ayer por la tarde en una barraca de una bóvila existente cerca de la carretera de Matadepera a este término municipal.

Al hacer irrupción en dicha barraca la pareja citada con el cabo, sorprendieron a los dos delincuentes que, junto con otro individuo, acababan de redactar un anónimo para despistar a la guardia civil, a quien iba dirigido.

El suceso ha causado la indignación que es de suponer.

— C


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