jueves, 11 de diciembre de 2014

La Vanguardia, Edición del miércoles, 19 octubre 1927, página 26

Se han celebrado los actos organizados por el Ayuntamiento para agasajar a los soldados que lucharon en África desde el año 1909 hasta nuestros días.

En la iglesia del Santo Espíritu se celebró un oficio funeral con asistencia de todas las autoridades locales y numerosos invitados, siendo el ofertorio de grande duración.

En la misma iglesia se celebró un Te Deum por el feliz término de la campaña, habiendo necesidad de abrirse las puertas, pues era tanto el público que quiso asistir, que tuvo que quedarse en la calle, y presenciar el acto desde fuera.

Al mediodía se celebró el banquete en uno de los locales de las Escuelas Industriales, asistiendo unos cuatrocientos comensales.

Fue presidido por el general Despujol, en representación del capitán general; el delegado gubernativo señor Villamide, en representación del gobernador; el alcalde señor Ullés, los diputados provinciales señores Torrents y Baltá de Cela, demás autoridades locales y representaciones de las entidades locales, que se asociaron a la fiesta.

A la hora de los brindis los inició el señor Domingo para ofrecer el banquete a los repatriados, contestándole en nombre de todos ellos don Marcos Prunés.

El alcalde señor Ullés hizo uso de la palabra para agradecer a las autoridades su presencia en la fiesta, glosando el valor de nuestros soldados en los campos de batalla como lo demuestra el soldado señor Matas, hijo del vecino pueblo de Olesa de Montserrat, que está propuesto para la gran cruz laureada de San Fernando.

El señor Villamide también dedicó un recuerdo a los soldados que murieron en la guerra y relató varios actos de valor y sufrimientos y el amor que todos sienten por nuestro Rey y por nuestra patria.

Cerró los discursos el general Despujol, diciendo que hablaba por el general Barrera, ya que sus ocupaciones no le permitían asistir al acto y haciendo hincapié del valor de nuestros soldados y jefes relató el hecho heroico del hermano del jefe del Gobierno, que con todo y saber que iban a morir se defendieron hasta el último momento defendiendo la enseña de la patria y murieron gritando ¡Viva España!

La banda municipal, situada cerca del local amenizó el acto y finalizada la fiesta, se oyó la marcha real, que fue sumamente aplaudida.

Después hubo concierto en el Paseo y se bailaron sardanas.

Entre las adhesiones recibidas figuraban las del obispo, presidente de la Diputación y otras.

—Sala.


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