Se han
celebrado los actos organizados por el Ayuntamiento para agasajar a los
soldados que lucharon en África desde el año 1909 hasta nuestros días.
En la
iglesia del Santo Espíritu se celebró un oficio funeral con asistencia de todas
las autoridades locales y numerosos invitados, siendo el ofertorio de grande
duración.
En la
misma iglesia se celebró un Te Deum por el feliz término de la campaña,
habiendo necesidad de abrirse las puertas, pues era tanto el público que quiso
asistir, que tuvo que quedarse en la calle, y presenciar el acto desde fuera.
Al
mediodía se celebró el banquete en uno de los locales de las Escuelas
Industriales, asistiendo unos cuatrocientos comensales.
Fue
presidido por el general Despujol, en representación del capitán general; el
delegado gubernativo señor Villamide, en representación del gobernador; el
alcalde señor Ullés, los diputados provinciales señores Torrents y Baltá de Cela,
demás autoridades locales y representaciones de las entidades locales, que se
asociaron a la fiesta.
A la hora
de los brindis los inició el señor Domingo para ofrecer el banquete a los
repatriados, contestándole en nombre de todos ellos don Marcos Prunés.
El
alcalde señor Ullés hizo uso de la palabra para agradecer a las autoridades su
presencia en la fiesta, glosando el valor de nuestros soldados en los campos de
batalla como lo demuestra el soldado señor Matas, hijo del vecino pueblo de
Olesa de Montserrat, que está propuesto para la gran cruz laureada de San Fernando.
El señor
Villamide también dedicó un recuerdo a los soldados que murieron en la guerra y
relató varios actos de valor y sufrimientos y el amor que todos sienten por
nuestro Rey y por nuestra patria.
Cerró los
discursos el general Despujol, diciendo que hablaba por el general Barrera, ya que
sus ocupaciones no le permitían asistir al acto y haciendo hincapié del valor
de nuestros soldados y jefes relató el hecho heroico del hermano del jefe del
Gobierno, que con todo y saber que iban a morir se defendieron hasta el último
momento defendiendo la enseña de la patria y murieron gritando ¡Viva España!
La banda
municipal, situada cerca del local amenizó el acto y finalizada la fiesta, se
oyó la marcha real, que fue sumamente aplaudida.
Después
hubo concierto en el Paseo y se bailaron sardanas.
Entre las
adhesiones recibidas figuraban las del obispo, presidente de la Diputación y otras.
—Sala.
No hay comentarios:
Publicar un comentario