Una suspensión
improcedente. Un nuevo atentado contra la tradición
En
nuestra ciudad este año hemos presenciado un antecedente deplorable. Una
sociedad que obtuvo un permiso verbal para organizar la cabalgata de los Reyes,
supremo deleite de los inocentes y ventura y satisfacción de todos los padres,
en el tiempo oportuno; que obtuvo el beneplácito y la contribución todas las entidades y particulares desde el
Instituto Industrial al presidente de la Casa del Pueblo, ya que la tradicional
fiesta además de estar dedicada a los niños viene a favorecer enormemente al
comercio local proporcionándole uno de sus mejores días de venta, a última hora
le fue negado el permiso para efectuar la cabalgata, porque cuatro señores
quienes en su escrito no acompañaban ni tan solamente la cédula personal ni
mencionaban su número solicitaron a la alcaldía efectuar en aquella misma hora
una manifestación sectaria que siguiera precisamente el mismo itinerario que
había anunciado la cabalgata pero a la inversa, para poder encontrarse en mitad
del recorrido y proporcionar una hora desagradable al pueblo de Tarrasa amante
de la libertad y de las tradiciones.
Planteado
el conflicto, la autoridad municipal optó por el camino más fácil: suspender la
cabalgata y la manifestación sin tener en cuenta que la primera había sido
autorizada previamente.
La
causa de la libertad ganó otra brillante batalla en nuestra ciudad.
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