viernes, 4 de julio de 2008

Ezequiel Vigués "Didó"


El sobrenombre de "Didó" correspondía a Ezequiel Vigués, un personaje, nacido en Terrassa, inquieto e imaginativo como pocos, características que le llevaron a realizar las cosas más absurdas y extraordinarias por todas partes a donde fué. Procedente de su ciudad natal, fué a París, donde fundó el cabaret "Sevilla", y llegó a ser manager de la famosa bailarina catalana Teresina Boronat, con la que dió la vuelta al mundo entero.

En Francia despertó su interés por los títeres, y allí también aprendió a manipularlos. Una rusa tenía instalado un teatro de títeres en el Parc Montsouris; atraído por el espectáculo, Vigués no se detuvo hasta ser admitido como ayudante de la titiritera. Cuando creyó que ya estaba capacitado, montó su propio teatro el "Petit Moulin".

A su regreso a Barcelona, Didó dotó de una calidad artística excepcional el espectáculo de títeres en el "Círculo Artístico de Sant Lluc", que abrió sus puertas en el local de la calle Montesión, ocupado hasta hacía poco por los Quatre Gats. Montó sesiones infantiles, y también otras para los artistas, sesiones que calificaba de "Galas Artísticas". Representó obras de Molière y el poeta Ramon Vinyes escribió diversas piezas par ser representadas por sus títeres.

Un poco de técnica.

Vigués trabajaba con títeres de tipo francés; la cabeza de los muñecos solamente admitía el dedo índice, al revés del tipo catalán, que accionan mediante los tres dedos centrales. Con el procedimiento francés, el títere tiene mucha vida, disminuyendo su rigidz lógica. Vigués también fué el primero en suprimir la lengüeta. Los suyos eran los únicos títeres que hablaban sin la lámina, cosa que permitía darles mucho más carácter, dado que Didó tenia una gama de cinco voces masculinas, y su esposa y colaboradora, Teresa Riera, tenía una voz muy flexible que podía modular y pasarla de un tono a otro. Los títeres del teatro de Didó tenían una tipología muy definida: el bueno, el malo, el astuto, el tonto... Didó era el artífice de sus muñecos, con los que conseguía infinitas combinaciones: eran una pequeña obra maestra de talla y de psicología.
(Documentado a partir del artícule "Los títeres de "Didó", postrera edición de la alegría que pasa", Sebastián Gasch. Publicado en el "Diario de Barcelona", el 1 de enero de 1971).

Con la Guerra Civil española, se acabó el "Círculo Artístico de Sant Lluc", y el teatro de títeres de Didó tuvo que montar sus lonas por ferias y fiestas de pueblos y ciudades de Cataluña. Como explica Gasch en el mencionado artículo del "Diario de Barcelona", Didó comercalizaba su profesión de forma indispensable para vivir y, si hubiese sido posible, hubiese abierto su teatro a todos los niños sin pasar por la taquilla. Ezequiel Vigués, Didó, murió el 21 de noviembre de 1960, llevando a cabo su tarea de dignificación y renovación del arte de los títeres hasta su momento final. Teresa Riera, su esposa y colaboradora de muchos años, hasta 1975, siguió durante algunos años la tarea iniciada por Didó.

En Girona, Vigués hizo amistad con el pintor Jaime Roca Delpech y, naturalmente, también con su hijo Santi Roca D. Costa. Éste, conjuntamente con Carlos Vivó, organizó una exposición durante las Ferias del año 1983 en homenaje al gran títiritero, exhibición en la que se mostró una buena parte de sus muñecos, cedidos por la viuda del artista al Instituto del Teatro de Barcelona.

Con motivo de este acontecimiento, J. Víctor Gay escribió: Hay dos aspectos a considerar en las piezas expuestas, por una parte, el mundo de fantasía creado y recreado por Didó, y por la otra, el estricto trabajo de realización, de torno, de gubia, en la que los muñecos reviven mágicamente en los que tuvimos la suerte de una infancia amenizada por el "Guiñol Didó", aquellas escenas que contemplábamos desde los bancos duros, las aventuras de demonios y pastores, de exóticos orientales o de indios siempre buenos. Didó ha muerto, efectivamente, pero su obra sigue recordada como algo especial por generaciones de catalanes, que tuvimos la ocasión de compartir horas de nuestras diversiones infantiles con la desbordada imaginación de un personaje singular de este país, auténtico artista, auténtico bohemio".

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