martes, 1 de julio de 2008

La Voz del Pueblo 28 septiembre 1907

La mujer de fábrica

Alcemos la vista hacia aquellas fábricas, donde entran diariamente a millares de infelices que no encuentran otra cosa en recompensa a su trabajo que un mezquino salario y el aniquilamiento moral y material de su personalidad.

En estas fábricas se encarna la forma de explotación más inícua. La mujer que desde niña entra en aquellos antros, cuando llega a una edad en que debe ser madre, sus órganos están ya gastados por las largas tareas de los interminables años que ha permanecido en estos focos insalubres, preñados de miasmas, para producir en provecho de la clase privilegiada.

¿Y podemos callar ante tantas iniqüidades que continuamente presenciamos?.

¡Cuantas crueldades y miserias se sufre, todo por conservar una vida de vejaciones, para ganar una insignificante remuneración que no llega ni para cubrir las más perentorias necesidades!.

Solo al pensar que nuestras mujeres, esposas o hijas permanecen en estas fábricas envenenándose paulatinamente, y que además son continuamente expuestas a los caprichos de muchos, que valiéndose de sus personalidades de burgués o mayordomo, pretenden saciar sus instintos carnales de una manera indigna, aprovechándose de la miseria y desolación que reina en los hogares obreros, parece que forzosamente deberíamos de prepararnos para la defensa de esos débiles y escarnecidos seres.

Fijémonos un momento en la diferencia que va de la mujer del obrero a la del burgués; y veremos que mientras la que sufre y trabaja viste haraposamente y no le queda un momento de descanso, la otra, la que no trabaja ni siquiera para amamantar a sus hijos, se recrea y viste lujosos trajes, luciendo preciosas joyas, producto todo del trabajo ajeno.

Pues no es justo ni humano que mientras los que tejen no pueden apenas vestir, los que no producen visten mejor.

¿Podemos continuar sumisos y sin protestar de tantas infamias?. ¡No y mil veces no!.

No olvidemos que la mujer es el primer factor de la familia y que por lo tanto, debe de ser bien educada y robusta, de lo contrario, tenemos para muchos años lo que tanto anhelamos: la emancipación.

La fábrica no es sitio a propósito para la mujer.

¡La mujer al hogar, a robustecer la familia!.

Lino

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