Ahi tenéis, amables lectoras el grito que pugnaba para salir del corazón a los labios y que no obstante mi gran deseo de hacéroslo oir, lo callaba por no asustaros. Temía no encontrar palabras adecuadas para manifestaros todo mi pensamiento, todas las ideas que se revuelven en mi espíritu para que sin lastimaros pudiera deciros: Mujeres cristianas, si de verdad lo sois, ¿cómo no teméis mancillar vuestras almas ante tanto descoco femenino?. ¡Alto a la Moda!. Pero no a la moda elegante que es el complemento exterior de una mujer digna. Si no a la moda que pretende arrollar los sentimientos más puros que debe guardar toda mujer genuinamente española.
¿Os habría parecido bien que en las solemnidades de Semana Santa se hubiesen presentado luciendo la tradicional mantilla y con las piernas al aire?. ¿No os hubiera parecido un contrasentido, una ridiculez?. ¿Pues por qué no debemos emprender una cruzada de moralidad para el verano que se aproxima, empezando por desterrar de nuestro suelo tan desgraciada costumbre?. Si en veranos anteriores y en plena dominación roja, forzosamente hubimos de tolerarla, no deberia ser ahora lo mismo, sino que fomentando las buenas costumbres y volviendo a nuestras gloriosas tradiciones no hemos de consentir menoscabar la honradez que en siglos pretéritos fué la mejor herencia de nuestras abuelas.
Ya sé, porque os conozco, que algunas de vosotras me entendereis lo suficiente para que en vuestro interior me deis la razón; pero van así todas las amigas - me diréis -. Además es una comodidad ... Y como el más grande de los motivos, la economía ... ¡Vanas razones!. El respeto humano cuando es perjudicial se rompe; la comodidad, si no es honrada, se desprecia; la economía, debe buscarse en el despilfarro, no en eludir obligaciones.
Y jamás deberíamos consentir que las mujeres sin medias pisaran nuestros templos. ¿Como pueden presentarse ante la Majestad de Dios con tan poco respeto?. ¿Os figurais cuan complacida os acogeria la Santísima Virgen si sacrificárais vuestro cuerpo, guárdandolo puro, en acción de gracias por habernos librado de nuestros enemigos, mostrando así su predilección por España?, ¿Sereis muchas las que gritareis conmigo: ¡Alto a la Moda!?.
Asunción
¿Os habría parecido bien que en las solemnidades de Semana Santa se hubiesen presentado luciendo la tradicional mantilla y con las piernas al aire?. ¿No os hubiera parecido un contrasentido, una ridiculez?. ¿Pues por qué no debemos emprender una cruzada de moralidad para el verano que se aproxima, empezando por desterrar de nuestro suelo tan desgraciada costumbre?. Si en veranos anteriores y en plena dominación roja, forzosamente hubimos de tolerarla, no deberia ser ahora lo mismo, sino que fomentando las buenas costumbres y volviendo a nuestras gloriosas tradiciones no hemos de consentir menoscabar la honradez que en siglos pretéritos fué la mejor herencia de nuestras abuelas.
Ya sé, porque os conozco, que algunas de vosotras me entendereis lo suficiente para que en vuestro interior me deis la razón; pero van así todas las amigas - me diréis -. Además es una comodidad ... Y como el más grande de los motivos, la economía ... ¡Vanas razones!. El respeto humano cuando es perjudicial se rompe; la comodidad, si no es honrada, se desprecia; la economía, debe buscarse en el despilfarro, no en eludir obligaciones.
Y jamás deberíamos consentir que las mujeres sin medias pisaran nuestros templos. ¿Como pueden presentarse ante la Majestad de Dios con tan poco respeto?. ¿Os figurais cuan complacida os acogeria la Santísima Virgen si sacrificárais vuestro cuerpo, guárdandolo puro, en acción de gracias por habernos librado de nuestros enemigos, mostrando así su predilección por España?, ¿Sereis muchas las que gritareis conmigo: ¡Alto a la Moda!?.
Asunción
No hay comentarios:
Publicar un comentario