sábado, 28 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 12 noviembre 1924, página 6

CONTINUACIÓN DE LA VISTA POR ASESINATO DEL ALCALDE  RELLINAS

SECCIÓN SEGUNDA

A las once menos cuarto, empezó ayer la segunda sesión de la vista por asesinato de Pablo Serracanta, estando la sala atestada de publico en su mayoría vecinos de Tarrasa y pueblos de su partido.

PRUEBA TESTIFICAL

Comparece la viuda del señor Serracanta, Carmen Cardenachs, y antes de ser interrogada, el procesado Sánchez Grau pide que se suspenda el juicio, no accediendo a ello la presidencia.

Carmen Cardenachs prorrumpe en amargo llanto al ser interrogada, y entre sollozos manifestó que, como ocurría todos los domingos, el de autos quedó solo en la casa su esposo, mientras ella y los criados iban a misa.

Advierte que dicho día quedaron dos criados e ignora cómo ocurrió el hecho, añadiendo que se enteró de la muerte de su esposo al regresar de la iglesia.

A continuación compareció José Sardá criado de la casa «Los Boada». Dijo que conoce al procesado Sánchez Grau porque un día fue a vender cartuchos de dinamita a la casa donde servía el testigo.

Refiere el hecho de autos y dice que uno de los dos que entraron en la casa era mas bajo que el otro.

Manifiesta que entre los dos había la misma diferencia de estatura que entre los procesados Sánchez Grau y la Adelina, para cuya comparación éstos se pusieron de pie.

A preguntas de la defensa del primero dice que desde que se presentaron en la casa los agresores hasta que se apercibió el dueño no hubo tiempo para que éste y el testigo se prepararían a la defensa.

Añade que la pistola no se disparó y que los agresores no llevaban bigote.

No sabe que el Sánchez Grau y el señor Serracanta tuvieran diferencia alguna por cuestiones de carbón.

Ángela Sala,.—Criada de la casa Serracanta el día de autos.

Dice que vió entrar en la casa a dos personas vestidas de máscara y que una de ellas era mas alta que la otra, y que el señor Serracanta se arrojó sobre el más bajo. Añade que los enmascarados no llevaban bigote y que la careta que llevaban era encarnada.

María Casas.—Conoce al Sánchez Grau.

El día de autos vivía en una casa a quince minutos de distancia de «Los Boadas».

Vió a dos hombres que se dirigían hacia un bosque y que antes habla oído un disparo.
No recuerda haber visto nunca a Sanchís.

Segismundo Bonet.—El día de autos estaba cerca de «Los Boadas». Vio a dos hombres y uno de ellos, añade, parecía mujer, siendo más bajo que el otro. A Sanchis no le vio nunca.

Fermín Buhigas.—Vió el día de autos a Sánchez Grau en Tarrasa, y agrega que no llevaba calcetines y que éste le dijo que había llegado de Barcelona en el tren eléctrico y que sospechó que el Sánchez Grau había matado al señor Serracanta cuando se enteró del suceso. En Tarrasa no vio al Sanchis.

Felipe Neri Gisber.— Dijo que a raíz del suceso hizo gestiones por las inmediaciones de «Las Boadas» para ver si podía averiguar algo y que halló una boquilla y un botijo, propiedad del Sánchez Grau.

Añade que en «Las Boadas» no vio al Sanchiz y que no oyó decir que nadie sospechara, de él.

María Mestres.—-Posee un establecimiento de óptica en Tarrasa. Dijo que vendió unas gafas pocos días antes del hecho y que las señas del del que las compró coinciden con las de Sánchez Grau. Puestos en pie Sánchez Grau y Sanchiz, la testigo cree que el que las compró fue el primero.

Enrique Corbi.—Ex guardia municipal de Tarrasa Intervino en la venta de una escopeta al Sánchez Grau y añade que era propia para caza y que medió en la compra también el Sanchiz.

Niega que con posterioridad vendiera al Sánchez Grau una pistola Le habló el procesado de sacar una licencia para uso de arma y le dijo que entonces concretarían. Le ofreció una pistola.

A preguntas de la defensa de Sanchiz dice que al intervenir éste en la venta de la escopeta, no supuso que el arma tuviera el destino que se le dio.

Casi asegura que el Sanchiz no proporcionó armas ni objeto alguno al Sánchez Grau para el hecho.

Juan Mas.—Juez municipal de Rellinás el día de autos.

A preguntas de la defensa de Adelina, dice que instruyó diligencias a denuncias de Sánchez Grau y otros carboneros contra el señor Serracanta por defraudación en el peso cuando les compraba carbón. Añade que tales fraudes originaron cierta excitación entre los carboneros y que algunos dijeron que para no «perderse» se negarían a hacer carbón para el señor Serracanta.

No recuerda que nadie sospechara de que Sanchiz interviniera en el hecho.

A preguntas del fiscal dice que las diferencias entre Sánchez Grau y el señor Serracanta pudieron influir en parte para que el procesado Sánchez Grau cometiera el crimen.

Francisco Torrella —Recuerda que el día de autos vio a Sanchiz que éste le afeitó y que dicho procesado estaba tranquilo.

Enrique Calvo.—Dueño de la barbería donde trabaja el Sanchiz. Recuerda que el domingo antes del hecho se fue con dicho procesado a Olesa de Montserrat a pescar, que el día de autos no observó en Sanchiz muestras de intranquilidad alguna

Sabe que aquél era socio de un centro de cazadores y que no oyó en Tarrasa que nadie sospechara del Sanchiz. Añade que si éste saliera absuelto le admitiría inmediatamente en su casa.

A preguntas del fiscal asegura que Sanchiz no facilitó armas ni otros objetos para el crimen.

José Calvo.—Soldado de intendencia. Es hermano del anterior testigo.

Afirma que Sanchiz trabajaba en la fábrica de los señores Barata; que los sábados y domingos estaba ocupado en la barbería de su hermano; que el domingo antes del hecho estuvo en Olesa; que el día de autos le vio tranquillo, y que le cree incapaz de haber intervenido en el crimen.

Al fiscal manifiesta que no puede afirmar que el Sanchiz dejara de facilitar al Sánchez Grau armas ni objeto alguno.

Ernesto Ferragut.—Soldado de infantería del regimiento de San Quintín. Hace cinco años que conoce al Sanchiz y da acerca de éste buenos informes.

Vicente Colomer.—Dice que el día de autos vió al Sanchiz que estaba tranquilo y da buenos informes.

José Regalado.—Barbero. Estuvo procesado por tentativa de robo y salió absuelto. Dice que hallándose en la cárcel presenció una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz en la que éste echó en cara a! primero haber dicho en el sumario, no siendo cierto, que le había facilitado armas, caretas y bigotes y que el Sánchez Grau se excusó, conviniendo con el Sanchiz en que, efectivamente, no era cierto y que el Sanchiz era inocente.

Eleuterio Aparicio—Era electricista y ordenanza en la cárcel.

Oyó conversaciones entre Sánchez Grau y Sanchiz y leyó cartas del primero a su mujer, suponiendo por todo ello que el Sanchiz era inocente del crimen.

El fiscal quiere aclarar si al decir que era inocente el Sanchiz se desea manifestar que no tuvo participación material en el hecho.

La procesada Adelina dice que todos los testigos de la cárcel son falsos y que ella nada sabe de las cartas a que se refieren.

Don Eugenio Vargas.—Oficial del cuerpo de Prisiones. Dice que oyó una conversación en la cárcel entre Sánchez Grau y Sanchiz en la que dijo el primero que el segundo era inocente.

Afirma que entre Sánchez Guau y su mujer existía correspondencia. No sabe si las cartas que decía ser de su mujer eran realmente de ella.

José Salvador.—Extingue condena por homicidio en San Miguel de los Reyes.

Dice que hallándose en la cárcel oyó una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz en la que dice el primero que el segundo era inocente.

En vista de las declaraciones de los últimos testigos, la presidencia pregunta al procesado Sánchez Grau si son ciertas las manifestaciones que le atribuyen los últimos testigos.

El procesado dice que no son ciertas, pero que el Sanchiz no le entregó armas ni objeto alguno.

Don Joaquín Barata.—Tuvo a sus órdenes al procesado Sanchiz y confirma que éste era aficionado a la caza; que en una huelga habida en la fábrica, el Sanchiz continuó trabajando, y que hubiera podido apoderarse de importantes cantidades. No cree capaz al Sanchiz de Intervenir en el hecho.

Don Antonio Barba.—Industrial, de Tarrasa. En su casa trabajó el Sanchiz y le inspiró siempre gran confianza. A preguntas del fiscal contesta que en las fábricas no hay nunca grandes cantidades a disposición de los obreros.

Don Juan Morera.—También industrial.

No cree en la culpabilidad del Sanchiz ni de la María Rosa Sánchez Grau.

Rafael Hernández.—Del comercio. Duda que el Sanchiz haya tomado parte en el hecho de autos.

Francisco Tondo,—Dice que tiene un buen concepto del Sanchiz y que en Tarrasa se da por segura la inocencia del procesado.

Juan Benito Piquer.—Había acompañado al Sanchiz, alguna vez, a «Las Boadas». No oyó entre aquél y Sánchez Grau conversación alguna sobre el crimen

Andrés Ribera.—Es cazador y no oyó entre Sanchiz y Sánchez Grau conversación alguna sobre el crimen.

Miguel Trullás.—Guarda de una sociedad de cazadores.

Declara en forma análoga; a las del testigo anterior.

Terminada la prueba testifican, se da lectura a la

PRUEBA DOCUMENTAL

Al dar comienzo a ésta, el fiscal pide que se lee la diligencia practicada en el monte Ubach, donde la procesada Andina reconoció las prendas y efectos utilizados en la comisión del crimen.

Se suspende la sesión por unos minutos para la redacción de las conclusiones.

CONCLUSIONES MODIFICADAS.—ACUSACIÓN RETIRADA

El señor García Martín, al reanudar la sesión, retiró la acusación para María Rosa Grau, y ésta se retiró de la Sala.

En las nuevas conclusiones califica el hecho de homicidio y tentativa de robo, considerando como autores al Sánchez Grau y a Adelina, y cómplice al Sanchiz, pidiendo para José Ramón Sánchez Grau la pena de cadena perpetua; para Adelina, solicita 18 años, ocho meses y un día de reclusión temporal, apreciando la atenuante de miedo insuperable incompleto. Para Ramón Sanchiz solicita doce años y un día de cadena temporal.

El señor Casals Torres, defensor de José Sánchez Grau, califica el hecho de tentativa de robo con homicidio, con las atenuantes de haber obrado su defendido en vindicación de una ofensa por fraudes del interfecto, y no haber querido causar un mal tan grave.

Don José Salvadores, defensor de Adelina, formula sus conclusiones en forma alternativa. Pide la libre absolución de su defendida por la eximente de miedo insuperable, o bien como cómplice, con la atenuante de la eximente incompleta, y en este caso que se la condene a ocho años y un día de prisión mayor.

Don Francisco Casas Sala, defensor de Sanchiz, pide la libre absolución de su defendido.

A la una y media se suspendió la vista hasta hoy, a las diez de la mañana; que empezará su informe el fiscal señor García Martín.


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