CONTINUACIÓN
DE LA VISTA POR
ASESINATO DEL ALCALDE RELLINAS
SECCIÓN SEGUNDA
A las
once menos cuarto, empezó ayer la segunda sesión de la vista por asesinato de Pablo
Serracanta, estando la sala atestada de publico en su mayoría vecinos de
Tarrasa y pueblos de su partido.
PRUEBA TESTIFICAL
Comparece
la viuda del señor Serracanta, Carmen Cardenachs, y antes de ser interrogada, el
procesado Sánchez Grau pide que se suspenda el juicio, no accediendo a ello la
presidencia.
Carmen
Cardenachs prorrumpe en amargo llanto al ser interrogada, y entre sollozos
manifestó que, como ocurría todos los domingos, el de autos quedó solo en la
casa su esposo, mientras ella y los criados iban a misa.
Advierte
que dicho día quedaron dos criados e ignora cómo ocurrió el hecho, añadiendo que
se enteró de la muerte de su esposo al regresar de la iglesia.
A continuación
compareció José Sardá criado de la casa «Los Boada». Dijo que conoce al
procesado Sánchez Grau porque un día fue a vender cartuchos de dinamita a la
casa donde servía el testigo.
Refiere
el hecho de autos y dice que uno de los dos que entraron en la casa era mas
bajo que el otro.
Manifiesta
que entre los dos había la misma diferencia de estatura que entre los
procesados Sánchez Grau y la
Adelina , para cuya comparación éstos se pusieron de pie.
A
preguntas de la defensa del primero dice que desde que se presentaron en la
casa los agresores hasta que se apercibió el dueño no hubo tiempo para que éste
y el testigo se prepararían a la defensa.
Añade que
la pistola no se disparó y que los agresores no llevaban bigote.
No sabe
que el Sánchez Grau y el señor Serracanta tuvieran diferencia alguna por
cuestiones de carbón.
Ángela
Sala,.—Criada de la
casa Serracanta el día de autos.
Dice que
vió entrar en la casa a dos personas vestidas de máscara y que una de ellas era
mas alta que la otra, y que el señor Serracanta se arrojó sobre el más bajo.
Añade que los enmascarados no llevaban bigote y que la careta que llevaban era
encarnada.
María
Casas.—Conoce al
Sánchez Grau.
El día de
autos vivía en una casa a quince minutos de distancia de «Los Boadas».
Vió a dos
hombres que se dirigían hacia un bosque y que antes habla oído un disparo.
No
recuerda haber visto nunca a Sanchís.
Segismundo
Bonet.—El día de
autos estaba cerca de «Los Boadas». Vio a dos hombres y uno de ellos, añade, parecía
mujer, siendo más bajo que el otro. A Sanchis no le vio nunca.
Fermín
Buhigas.—Vió el día
de autos a Sánchez Grau en Tarrasa, y agrega que no llevaba calcetines y que
éste le dijo que había llegado de Barcelona en el tren eléctrico y que sospechó
que el Sánchez Grau había matado al señor Serracanta cuando se enteró del
suceso. En Tarrasa no vio al Sanchis.
Felipe
Neri Gisber.— Dijo
que a raíz del suceso hizo gestiones por las inmediaciones de «Las Boadas» para
ver si podía averiguar algo y que halló una boquilla y un botijo, propiedad del
Sánchez Grau.
Añade que
en «Las Boadas» no vio al Sanchiz y que no oyó decir que nadie sospechara, de
él.
María
Mestres.—-Posee un
establecimiento de óptica en Tarrasa. Dijo que vendió unas gafas pocos días
antes del hecho y que las señas del del que las compró coinciden con las de
Sánchez Grau. Puestos en pie Sánchez Grau y Sanchiz, la testigo cree que el que
las compró fue el primero.
Enrique
Corbi.—Ex guardia
municipal de Tarrasa Intervino en la venta de una escopeta al Sánchez Grau y
añade que era propia para caza y que medió en la compra también el Sanchiz.
Niega que
con posterioridad vendiera al Sánchez Grau una pistola Le habló el procesado de
sacar una licencia para uso de arma y le dijo que entonces concretarían. Le
ofreció una pistola.
A
preguntas de la defensa de Sanchiz dice que al intervenir éste en la venta de
la escopeta, no supuso que el arma tuviera el destino que se le dio.
Casi
asegura que el Sanchiz no proporcionó armas ni objeto alguno al Sánchez Grau
para el hecho.
Juan Mas.—Juez municipal de Rellinás el
día de autos.
A
preguntas de la defensa de Adelina, dice que instruyó diligencias a denuncias
de Sánchez Grau y otros carboneros contra el señor Serracanta por defraudación
en el peso cuando les compraba carbón. Añade que tales fraudes originaron
cierta excitación entre los carboneros y que algunos dijeron que para no
«perderse» se negarían a hacer carbón para el señor Serracanta.
No
recuerda que nadie sospechara de que Sanchiz interviniera en el hecho.
A
preguntas del fiscal dice que las diferencias entre Sánchez Grau y el señor Serracanta
pudieron influir en parte para que el procesado Sánchez Grau cometiera el
crimen.
Francisco
Torrella —Recuerda
que el día de autos vio a Sanchiz que éste le afeitó y que dicho procesado
estaba tranquilo.
Enrique
Calvo.—Dueño de la
barbería donde trabaja el Sanchiz. Recuerda que el domingo antes del hecho se
fue con dicho procesado a Olesa de Montserrat a pescar, que el día de autos no
observó en Sanchiz muestras de intranquilidad alguna
Sabe que
aquél era socio de un centro de cazadores y que no oyó en Tarrasa que nadie
sospechara del Sanchiz. Añade que si éste saliera absuelto le admitiría
inmediatamente en su casa.
A
preguntas del fiscal asegura que Sanchiz no facilitó armas ni otros objetos
para el crimen.
José
Calvo.—Soldado de
intendencia. Es hermano del anterior testigo.
Afirma
que Sanchiz trabajaba en la fábrica de los señores Barata; que los sábados y domingos
estaba ocupado en la barbería de su hermano; que el domingo antes del hecho
estuvo en Olesa; que el día de autos le vio tranquillo, y que le cree incapaz
de haber intervenido en el crimen.
Al fiscal
manifiesta que no puede afirmar que el Sanchiz dejara de facilitar al Sánchez
Grau armas ni objeto alguno.
Ernesto
Ferragut.—Soldado de
infantería del regimiento de San Quintín. Hace cinco años que conoce al Sanchiz
y da acerca de éste buenos informes.
Vicente
Colomer.—Dice que
el día de autos vió al Sanchiz que estaba tranquilo y da buenos informes.
José Mª Regalado.—Barbero. Estuvo
procesado por tentativa de robo y salió absuelto. Dice que hallándose en la cárcel
presenció una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz en la que éste
echó en cara a! primero haber dicho en el sumario, no siendo cierto, que le
había facilitado armas, caretas y bigotes y que el Sánchez Grau se excusó,
conviniendo con el Sanchiz en que, efectivamente, no era cierto y que el
Sanchiz era inocente.
Eleuterio
Aparicio—Era electricista
y ordenanza en la cárcel.
Oyó
conversaciones entre Sánchez Grau y Sanchiz y leyó cartas del primero a su
mujer, suponiendo por todo ello que el Sanchiz era inocente del crimen.
El fiscal
quiere aclarar si al decir que era inocente el Sanchiz se desea manifestar que
no tuvo participación material en el hecho.
La
procesada Adelina dice que todos los testigos de la cárcel son falsos y que
ella nada sabe de las cartas a que se refieren.
Don
Eugenio Vargas.—Oficial
del cuerpo de Prisiones. Dice que oyó una conversación en la cárcel entre
Sánchez Grau y Sanchiz en la que dijo el primero que el segundo era inocente.
Afirma
que entre Sánchez Guau y su mujer existía correspondencia. No sabe si las
cartas que decía ser de su mujer eran realmente de ella.
José
Salvador.—Extingue
condena por homicidio en San Miguel de los Reyes.
Dice que
hallándose en la cárcel oyó una conversación entre Sánchez Grau y Ramón Sanchiz
en la que dice el primero que el segundo era inocente.
En vista
de las declaraciones de los últimos testigos, la presidencia pregunta al
procesado Sánchez Grau si son ciertas las manifestaciones que le atribuyen los
últimos testigos.
El
procesado dice que no son ciertas, pero que el Sanchiz no le entregó armas ni
objeto alguno.
Don
Joaquín Barata.—Tuvo a
sus órdenes al procesado Sanchiz y confirma que éste era aficionado a la caza;
que en una huelga habida en la fábrica, el Sanchiz continuó trabajando, y que
hubiera podido apoderarse de importantes cantidades. No cree capaz al Sanchiz
de Intervenir en el hecho.
Don
Antonio Barba.—Industrial,
de Tarrasa. En su casa trabajó el Sanchiz y le inspiró siempre gran confianza.
A preguntas del fiscal contesta que en las fábricas no hay nunca grandes cantidades
a disposición de los obreros.
Don
Juan Morera.—También
industrial.
No cree
en la culpabilidad del Sanchiz ni de la María Rosa Sánchez Grau.
Rafael
Hernández.—Del comercio.
Duda que el Sanchiz haya tomado parte en el hecho de autos.
Francisco
Tondo,—Dice que
tiene un buen concepto del Sanchiz y que en Tarrasa se da por segura la
inocencia del procesado.
Juan
Benito Piquer.—Había
acompañado al Sanchiz, alguna vez, a «Las Boadas». No oyó entre aquél y Sánchez
Grau conversación alguna sobre el crimen
Andrés
Ribera.—Es cazador
y no oyó entre Sanchiz y Sánchez Grau conversación alguna sobre el crimen.
Miguel
Trullás.—Guarda de
una sociedad de cazadores.
Declara
en forma análoga; a las del testigo anterior.
Terminada
la prueba testifican, se da lectura a la
PRUEBA DOCUMENTAL
Al dar
comienzo a ésta, el fiscal pide que se lee la diligencia practicada en el monte
Ubach, donde la procesada Andina reconoció las prendas y efectos utilizados en
la comisión del crimen.
Se
suspende la sesión por unos minutos para la redacción de las conclusiones.
CONCLUSIONES MODIFICADAS.—ACUSACIÓN RETIRADA
El señor
García Martín, al reanudar la sesión, retiró la acusación para María Rosa Grau,
y ésta se retiró de la Sala.
En las
nuevas conclusiones califica el hecho de homicidio y tentativa de robo,
considerando como autores al Sánchez Grau y a Adelina, y cómplice al Sanchiz,
pidiendo para José Ramón Sánchez Grau la pena de cadena perpetua; para Adelina,
solicita 18 años, ocho meses y un día de reclusión temporal, apreciando la
atenuante de miedo insuperable incompleto. Para Ramón Sanchiz solicita doce
años y un día de cadena temporal.
El señor
Casals Torres, defensor de José Sánchez Grau, califica el hecho de tentativa de
robo con homicidio, con las atenuantes de haber obrado su defendido en
vindicación de una ofensa por fraudes del interfecto, y no haber querido causar
un mal tan grave.
Don José
Salvadores, defensor de Adelina, formula sus conclusiones en forma alternativa.
Pide la libre absolución de su defendida por la eximente de miedo insuperable,
o bien como cómplice, con la atenuante de la eximente incompleta, y en este
caso que se la condene a ocho años y un día de prisión mayor.
Don
Francisco Casas Sala, defensor de Sanchiz, pide la libre absolución de su
defendido.
A la una
y media se suspendió la vista hasta hoy, a las diez de la mañana; que empezará
su informe el fiscal señor García Martín.
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