domingo, 29 de diciembre de 2013

La Vanguardia, Edición del miércoles, 12 noviembre 1924, página 13

EN LA ESCUELA INDUSTRIAL DE TARRASA

Sesión solemne

Con asistencia del subsecretario del ministerio del Trabajo, Comercio e Industria, don Eduardo Aunós, y de las autoridades superiores de la provincia, tuvo lugar el domingo, en la vecina ciudad de Tarrasa una sesión solemne en la Escuela Industrial y de Ingenieros de Industrias Textiles para proceder al reparto de premios a los alumnos que lo merecieren durante el curso anterior.

En un tren especial que salió de la estación del ferrocarril eléctrico de Sarriá, de esta capital, a las diez y cuarto, marcharon a Tarrasa el subsecretario del Trabajo, señor Aunós, el gobernador civil señor Milans del Bosch, el presidente de la Mancomunidad don Alfonso Sala, el vicepresidente de la misma corporación, señor Milá y Camps, el comandante general de artillería, general Saborido, que representaba al capitán general; el gobernador eclesiástico doctor Llópez, por el obispo; el presidente y vicepresidente de la Diputación, señores conde de Fígols y Marfá, el doctor Mur, por la Universidad de Barcelona; un representante de la Academia de Bellas Artes, el señor Roig y Torres, del patronato de la Escuela Industrial; el teniente de alcalde de Barcelona señor Useros, el consejero de la Mancomunidad doctor Robert, representantes del Fomento del Trabajo, Cámara de la Industria y otras entidades sociales y económicas de esta ciudad.

Desde la estación de Tarrasa, autoridades e invitados, se dirigieron, en automóviles, al Ayuntamiento, donde el alcalde de la ciudad, don Pedro Ribas, dirigió una expresiva salutación a todos y especialmente al subsecretario del Trabajo, señor Aunós, con cuya presencia dijo que se enorgullecía el pueblo tarrasense.

El señor Aunós le contestó con expresivas frases de agradecimiento, añadiendo que el gobierno profesa a la ciudad de Tarrasa un especial afecto, tanto por las reiteradas muestras de fervor patriótico que da en todas las ocasiones propicias, como por las altas virtudes que atesora su espíritu laborioso y emprendedor.

Desde las Casas Consistoriales la comitiva oficial marchó en automóviles a la Escuela Industrial, donde esperaban todos los alumnos y un público numerosísimo.

Después de recorrer detenidamente todas las dependencias de la Escuela Industrial, algunas de cuyas salas merecieron especiales y calurosos elogios del señor Aunós y de las autoridades y personalidades que le acompañaban, se pasó al salón de actos, en el que había de celebrarse la solemne sesión y que ya estaba completamente abarrotado de público.

Ocupó la cabecera del estrado presidencial el señor Aunós, que sentó a su derecha al gobernador civil, al alcalde de Tarrasa, a don Alfonso Sala y al conde de Fígols y a su izquierda al general Saborido, al doctor Llópez y al director de la escuela señor Baltá de Cela.

Las demás representaciones y personalidades y todo el claustro de profesores de la Escuela, tomaron asiento en los laterales del estrado.

Seguidamente dió comienzo la sesión con la lectura de la memoria de la Escuela Municipal de Artes y Oficios, en la cual se consignan datos demostrativos de su eficacia pedagógica y de su actual estado de prosperidad.

A continuación fueron llamados sucesivamente todos los alumnos que obtuvieron premios en el pasado curso, los cuales recogieron de manos del señor Aunós sus respectivos diplomas.

Después el secretario de la Escuela Industrial leyó también la memoria referente a este centro de enseñanza y los alumnos de ella pasaron igualmente a recoger sus premios entre clamorosos aplausos de la concurrencia.

Terminado el reparto de premios se levantó a hablar el presidente de la Escuela Industrial, señor Baltá de Cela, el cual, refiriéndose a los datos leídos en la memoria por los que se demuestra el próspero estado de aquel centro docente, dijo que ello se debe principalmente al favorable ambiente que siempre le ha rodeado, gracias a la solícita atención del gobierno, al espíritu de colaboración y de armonía que ha reinado en toda ocasión entre el claustro de profesores y a la asistencia cordial que siempre la prestó la ciudad de Tarrasa, así como a los constantes desvelos del actual comisario regio de la Escuela, don Alfonso Sala.

Hizo constar el reconocimiento del claustro de profesores a los reyes, por haberles honrado recientemente con su visita, y a las autoridades y representaciones que asisten al acto, dándole mayor realce y brillantez.

Usó después de la palabra don Alfonso Sala, que con frases de modestia negó que el actual esplendor de la Escuela Industrial se deba a su intervención como delegado regio, ya que para darle vida próspera a una institución tan amada por el pueblo tarrasense, toda la ciudad se ha excedido siempre en desvelos y esfuerzos.

Hizo notar la extraordinaria importancia que para Tarrasa tiene la Escuela Industrial y recordó que a pesar de haber creado otras escuelas análogas en otros lugares de España, nunca han adquirido tan robusta vida ni tan fuerte vigor como ésta.

Enalteció la trascendencia que para el porvenir de un país tienen estos centros docentes en los que se eleva la condición social del obrero y se perfecciona la enseñanza técnica de la que tanto depende la prosperidad de las industrias nacionales.

Añadió que no cree que por cambios y reformas que pueda sufrir el plan a seguir en España para la propulsión de la enseñanza técnica, esta esencia pueda ser un día suprimida, pues ello sería cometer una enorme injusticia con un pueblo que ha realizado 25 años de esfuerzos y sacrificios en pro de una institución de enseñanza que es necesaria a su vida.

Terminó dedicando un cariñoso saludo a todas las autoridades v personalidades que honraban el acto con su presencia.

El subsecretario del ministerio del Trabajo puso fin al acto con un notable y elocuente discurso.

Comenzó felicitando a Tarrasa por el considerable impulso que ha dado a la propagación de la enseñanza técnica con la creación de su admirable escuela industrial, alto ejemplo a imitar por otros pueblos y timbre de orgullo para la historia tarrasense.

Dijo que el gobierno se preocupa, profundamente de esta trascendental cuestión de la enseñanza técnica del obrero, siguiendo con atención la obra que en este sentido viene realizando la Escuela Industrial de Tarrasa.

Habló del nuevo estatuto de la enseñanza industrial, recientemente promulgado, el que imprimirá un gran desarrollo de la educación técnica profesional.

Excitó a la juventud a trabajar con miras amplias y generosas, y les recomendó que cuando piensen en el pueblo y en la región natales, no se olviden de España, madre común de todos.

Terminado el acto, la comitiva oficial se trasladó al Gran Casino de Tarrasa, donde a las dos de la tarde se sirvió un banquete.

A la hora de los brindis hablaron los señores Baltá de Cela, Mur Milá y Camps, conde de Fígols, Sala y Aunós que se expresaron en tonos de fervorosa admiración hacia la gran obra, educadora que realiza la Escuela Industrial de Tarrasa.


A las seis y media de la tarde, también en tren especial, las autoridades e invitados regresaron a esta capital.

No hay comentarios: