EN LA ESCUELA INDUSTRIAL DE TARRASA
Sesión solemne
Con
asistencia del subsecretario del ministerio del Trabajo, Comercio e Industria,
don Eduardo Aunós, y de las
autoridades superiores de la provincia, tuvo lugar el domingo, en la vecina
ciudad de Tarrasa una sesión solemne en la Escuela Industrial
y de Ingenieros de Industrias Textiles para proceder al reparto de premios a
los alumnos que lo merecieren durante el curso anterior.
En un tren especial que salió de la estación del ferrocarril eléctrico de
Sarriá, de esta capital, a las diez y cuarto, marcharon a Tarrasa el
subsecretario del Trabajo, señor Aunós, el gobernador civil señor Milans del Bosch,
el presidente de la
Mancomunidad don Alfonso Sala, el vicepresidente de la misma corporación,
señor Milá y Camps, el comandante general de artillería, general Saborido, que
representaba al capitán general; el gobernador eclesiástico doctor Llópez, por
el obispo; el presidente y vicepresidente de la Diputación , señores
conde de Fígols y Marfá, el doctor Mur, por la Universidad de Barcelona;
un representante de la
Academia de Bellas Artes, el señor Roig y Torres, del patronato
de la Escuela
Industrial ; el teniente de alcalde de Barcelona señor Useros,
el consejero de la
Mancomunidad doctor Robert, representantes del Fomento del
Trabajo, Cámara de la
Industria y otras entidades sociales y económicas de esta
ciudad.
Desde la
estación de Tarrasa, autoridades e invitados, se dirigieron, en automóviles, al Ayuntamiento,
donde el alcalde de la ciudad, don Pedro Ribas, dirigió una expresiva
salutación a todos y especialmente al subsecretario del Trabajo, señor Aunós,
con cuya presencia dijo que se enorgullecía el pueblo tarrasense.
El señor
Aunós le contestó con expresivas frases de agradecimiento, añadiendo que el gobierno
profesa a la ciudad de Tarrasa un especial afecto, tanto por las reiteradas muestras
de fervor patriótico que da en todas las ocasiones propicias, como por las
altas virtudes que atesora su espíritu laborioso y emprendedor.
Desde las
Casas Consistoriales la comitiva oficial marchó en automóviles a la Escuela Industrial ,
donde esperaban todos los alumnos y un público numerosísimo.
Después
de recorrer detenidamente todas las dependencias de la Escuela Industrial ,
algunas de cuyas salas merecieron especiales y calurosos elogios del señor
Aunós y de las autoridades y personalidades que le acompañaban, se pasó al
salón de actos, en el que había de celebrarse la solemne sesión y que ya estaba
completamente abarrotado de público.
Ocupó la
cabecera del estrado presidencial el señor Aunós, que sentó a su derecha al gobernador
civil, al alcalde de Tarrasa, a don Alfonso Sala y al conde de Fígols y a su
izquierda al general Saborido, al doctor Llópez y al director de la escuela
señor Baltá de Cela.
Las demás
representaciones y personalidades y todo el claustro de profesores de la Escuela , tomaron asiento
en los laterales del estrado.
Seguidamente
dió comienzo la sesión con la lectura de la memoria de la Escuela Municipal
de Artes y Oficios, en la cual se consignan datos demostrativos de su eficacia
pedagógica y de su actual estado de prosperidad.
A
continuación fueron llamados sucesivamente todos los alumnos que obtuvieron
premios en el pasado curso, los cuales recogieron de manos del señor Aunós sus
respectivos diplomas.
Después
el secretario de la
Escuela Industrial leyó también la memoria referente a este
centro de enseñanza y los alumnos de ella pasaron igualmente a recoger sus
premios entre clamorosos aplausos de la concurrencia.
Terminado
el reparto de premios se levantó a hablar el presidente de la Escuela Industrial ,
señor Baltá de Cela, el cual, refiriéndose a los datos leídos en la memoria por
los que se demuestra el próspero estado de aquel centro docente, dijo que ello
se debe principalmente al favorable ambiente que siempre le ha rodeado, gracias
a la solícita atención del gobierno, al espíritu de colaboración y de armonía
que ha reinado en toda ocasión entre el claustro de profesores y a la
asistencia cordial que siempre la prestó la ciudad de Tarrasa, así como a los
constantes desvelos del actual comisario regio de la Escuela , don Alfonso Sala.
Hizo constar
el reconocimiento del claustro de profesores a los reyes, por haberles honrado
recientemente con su visita, y a las autoridades y representaciones que asisten
al acto, dándole mayor realce y brillantez.
Usó
después de la palabra don Alfonso Sala, que con frases de modestia negó que el actual
esplendor de la
Escuela Industrial se deba a su intervención como delegado
regio, ya que para darle vida próspera a una institución tan amada por el
pueblo tarrasense, toda la ciudad se ha excedido siempre en desvelos y
esfuerzos.
Hizo
notar la extraordinaria importancia que para Tarrasa tiene la Escuela Industrial
y recordó que a pesar de haber creado otras escuelas análogas en otros lugares
de España, nunca han adquirido tan robusta vida ni tan fuerte vigor como ésta.
Enalteció
la trascendencia que para el porvenir de un país tienen estos centros docentes en
los que se eleva la condición social del obrero y se perfecciona la enseñanza
técnica de la que tanto depende la prosperidad de las industrias nacionales.
Añadió
que no cree que por cambios y reformas que pueda sufrir el plan a seguir en España
para la propulsión de la enseñanza técnica, esta esencia pueda ser un día
suprimida, pues ello sería cometer una enorme injusticia con un pueblo que ha
realizado 25 años de esfuerzos y sacrificios en pro de una institución de
enseñanza que es necesaria a su vida.
Terminó
dedicando un cariñoso saludo a todas las autoridades v personalidades que honraban
el acto con su presencia.
El
subsecretario del ministerio del Trabajo puso fin al acto con un notable y
elocuente discurso.
Comenzó
felicitando a Tarrasa por el considerable impulso que ha dado a la propagación de
la enseñanza técnica con la creación de su admirable escuela industrial, alto
ejemplo a imitar por otros pueblos y timbre de orgullo para la historia
tarrasense.
Dijo que
el gobierno se preocupa, profundamente de esta trascendental cuestión de la enseñanza
técnica del obrero, siguiendo con atención la obra que en este sentido viene realizando
la Escuela Industrial
de Tarrasa.
Habló del
nuevo estatuto de la enseñanza industrial, recientemente promulgado, el que imprimirá
un gran desarrollo de la educación técnica profesional.
Excitó a
la juventud a trabajar con miras amplias y generosas, y les recomendó que cuando
piensen en el pueblo y en la región natales, no se olviden de España, madre
común de todos.
Terminado
el acto, la comitiva oficial se trasladó al Gran Casino de Tarrasa, donde a las dos de la
tarde se sirvió un banquete.
A la hora
de los brindis hablaron los señores Baltá de Cela, Mur Milá y Camps, conde de
Fígols, Sala y Aunós que se expresaron en tonos de fervorosa admiración hacia
la gran obra, educadora que realiza la Escuela Industrial
de Tarrasa.
A las
seis y media de la tarde, también en tren especial, las autoridades e invitados
regresaron a esta capital.
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